Capítulo 7

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-Un poquito-

Ahora además de perra, soy el pololo del Jaime. Linda la wea.

¡¿En qué chucha estaba pensando al decirle que sí?!

Bueno, no es quiera decirle que no, pero tampoco quería decirle que sí.

Ay ya me confundí solo.

– Nico, ¿tai viendo la película o no?–me preguntó el Edgar mirándome raro.

– Sí weon, sí...–le contesté bufando mientras me echaba más en el sillón.

– ¿Por qué tení esa cara?–bajó el volumen de la tele.

– ¿Qué cara weon? Tengo la misma wea de cara que siempre.

– Mm...–me miró fijo un instante. Luego miró su celular.– ¿Y el Jaime?

Me puse nervioso y apreté mas el almohadón que sostenía entre mis brazos.

Hoy me quedaría a dormir en la casa del Edgar ya que nos dejaría jugar con el juego nuevo que le trajo su tío.

Y obviamente no soy al único al que va a invitar.

En eso tocan la puerta.

– Debe ser él...–pensé en voz alta.

– Ahí llegó el culiao–rió el Edgar y fue a abrirle.– ¡Wena po weon!

– Hola Edgar... –sonrió levemente el Jaime. Había traído unas cuantas cervezas y unos doritos.

– Ah menos mal vo cooperaste... El negro culiao no trajo ni una wea.

– ¡Porque vo no me dijiste tampoco po culiao!–le grite desde el sillón.

Rieron ambos.

– Así que el Nico ya llegó...–sonrió. Caminó hacia el comedor y me quedó mirando con esa maldita sonrisa que hace que... Me irrite.

– Hola Jaime.

– Hola Nico.

Silencio puro quedo luego de esas palabras. Solo me miraba. Y yo le miraba. Comenzaba a ponerme nervioso así que deje de mirarle y le subí a la tele.

Me apretaba tanto el pecho, y comenzaba a hacer calor. Así que me abrí altiro una cerveza.

– Tení sed weon...–se rió el Edgar y junto con el Jaime se sentaron en el otro sillón ya que yo me había acostado en el largo que antes ocupaba junto al Edgar.

– El Bestia vendrá mas rato... El culiao tiene que hacer unas cosas antes de venir.–dijo Edgar para conversar de algo ya que, ni yo ni el Jaime decíamos nada.

– Entonces llegará a eso de las 00:00 ¿no?–pregunté.

– Si, mas o menos...–me contestó el Edgar.– Mi mamá no estará hasta el domingo en la casa, así que no se preocupen cabros...

– Bueno...–el Jaime jugaba con uno de los juegos de naipes que tenia el Edgar en un mesón. Parecía estar aburrido.

– ... ¿Y... siguen con el reto culiao?–preguntó curioso e inocente el Edgar.

Al Jaime se le cayeron todos los naipes de la mano y yo claro me atoré con mi propia saliva. Me lloraron los ojos a morir.

– Bueno... Ah...

Jaime culiao no le digai.

– Mas bien... Con el Nico...

– ¡Jaime!–le grite. El me miró y le negué.

Un reto maraco fuera de límites -jaidefinichon- [Jainico]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu