Capítulo veintitres.

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Megan.

Me despierto lentamente al oír unos gritos que provienen del exterior del coche.

Frunzo el ceño y puedo observar a Jesús junto a un chico igualito a él peleándose con otros dos.

Me desabrocho el cinturón rápidamente y me bajo del coche, aproximándome a ellos.

Me meto entre medio, causando que uno rubio estampe su puño contra mi nariz accidentalmente.

Gimo de dolor y me tapo la nariz al notar que la sangre comienza a salir de esta.

Jesús ordena a su hermano que me lleve al coche, y le obedece.

Me agarra por la cintura cuidadosamente y apoyo mi brazo en su hombro intentando sostenerme, ya que me encuentro algo mareada.

Una vez en el coche, me acuesta sobre los asientos de atrás lentamente, por lo que le sonrío en modo de respuesta.

- Espera aquí. -me ordena y se aleja del coche.

Suspiro debido al dolor y miro al techo del coche.

A los minutos, aparece el gemelo de Jesús con un cubito metido en una bolsita de plástico.

- Toma, póntelo. -me lo da.- Te calmará el dolor.

- Muchas gracias. -le digo mientras lo pongo con cuidado sobre mi nariz.

- Por cierto, soy Daniel. -se presenta amablemente.

- Yo Megan, encantada. -me sonríe y mira hacia donde está Jesús con los otros dos.

Vemos como Jesús le tiene cogido al rubio de antes de la camisa y lo estampa contra la pared pegándole seguidamente puñetazos repetidas veces.

Dani va corriendo hacia él y lo aparta.

- ¡Casi lo matas, Jesús! -grita Dani.

- ¡Le dije a Megan que si algún capullo la tocaba no salía vivo, joder! -chilla sin darse cuenta de que lo he oído.

——

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Secuestrada. | J |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora