Jesús.
- ¿A dónde vamos? -me pregunta con un tono sexy, haciendo que esta vez la mire.
- A Noruega. -respondo intentando no fijar mi mirada en sus pechos.
- ¡¿A dónde?! -exclama entusiasmada poniéndose la camiseta que segundos antes había cogido.- ¡Siempre he deseado ir allí!
- Bien. -susurro mirando hacia la carretera.
- ¿Pero vamos en coche todo el camino? -pregunta mirándome fijamente, poniéndome nervioso.
- Sí.
Megan.
Oh mierda, ¿en coche a Noruega? Está loco.
Loco de remate.
Si me llegan a decir a mí hace dos meses que me voy a Noruega con un puto criminal, los tomo por locos.
A todos.
No quiero ni pensar cómo estarán mis padres, llevo meses sin hablar con ellos y seguro que ahora mismo estarán buscándome muy preocupados, y yo aquí, de camino a Noruega con un secuestrador.
Genial, Megan.
- Jesús. -lo llamo y asiente para que siga hablando.- ¿Ahora podrías..dejarme tu móvil para llamar a mis padres? -pregunto no muy segura.- Solo les diré que estoy bien.
- No creo que sea buena idea, Megan. -dice serio.
- Créeme que no les diré nada, les llamaré con número privado, por favor solo quiero decirles que estoy bien y que no se preocupen, ya que no creo que los vuelva a ver nunca más. -susurro apunto de llorar.
Jesús suspira y para el coche en una gasolinera.
Baja del coche y me cruzo de brazos frunciendo el ceño, apoyándome fuertemente en el respaldo del asiento.
¿Enserio no me va a dejar llamar a mis padres?
¿Meses y meses portándose bien conmigo, y ahora esto?
No lo entiendo. Sigo sin entender su indiferencia conmigo.
Un día bien, un día mal.
Tras unos minutos, vuelve a subirse al coche y no me mira.
Parece enfadado.
- ¡Joder! -grita dándole un fuerte golpe al volante.
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