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—¿En serio? —preguntó ella mientras terminaba de tragar lo que le quedaba en la boca.

—Sí —dijo él, riendo por lo bajo a causa de la falta de educación de Eleanor. Cada vez lo volvía más loco esa mujer.

—También la mía.

—Me di cuenta, no haz tomado otra cosa en toda la noche.

Eleanor se giró hacia él con el ceño fruncido.

—¿Me has estado observando?

—... Tal vez —sonrió él, y a continuación se contagió ella.

La pelirroja se acomodó en el sillón, poniendo una pierna sobre la otra y mirando hacia el frente, donde se encontraban todos los demás.

—¿Por qué no estás con toda la pandilla? —inquirió ella.

—¿Por qué no lo estás tú?

Ambos dieron un sorbo a su bebida.

—Por que la cerveza es mejor compañía que todos esos gilipollas que babean por Nessa.

Rubén asintió lentamente mientras observaba cómo todos los del grupo miraban a Vanessa atentamente ante cada palabra que decía, como si fuese lo más importante del universo escuchar lo que salga de su boca.

—¿Y tú por qué no estás con ellos? —preguntó Eleanor, sacándolo de sus pensamientos— Me refiero a que... Nessa está buena, si yo fuera hombre estaría metido entre esos babosos.

—No me van las rubias —dijo haciendo una mueca de disgusto.

Eleanor rió incrédula.

—¿Qué?

—-No me digas que no crees que Nessa... venga, hasta yo me la tiraría. ¿Qué? ¿Te van más las pelirrojas? —volvió a reír.

—... Puede ser.

En multimedia se encuentra Vanessa.