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Cuando trató de dar un sorbo más a su lata de cerveza, se dio cuenta de que estaba vacía. Miró la hora en su móvil y éste marcaba las 2:17 am., todavía faltaba mucho para la hora de volver a su casa, así que se levantó del sofá.

—¡Oye, Nessa!

La rubia se volteó hacia ella, que estaba justo por abrir una botella de ron.

—Dime, Elen.

—¿Puedo coger las latas de cerveza que tienes en la cocina?

—Adelante —dijo señalando con su mano, con una expresión de "agarra como si estuvieses en tu casa".

Eleanor se dirigió hacia allí en busca del preciado alcohol.

Mientras tanto, Rubén, quien había estado observando todo, esperó a que la pelirroja se vaya de la habitación para levantarse sin que sus amigos se diesen cuenta, y fue a sentarse al sillón donde se encontraba anteriormente la chica, dispuesto a esperarla.

—A ver... —dijo abriendo la puerta de la heladera— Venga, Nessa, pura mierda de cervezas has comprado.

Comenzó a rebuscar entre las que se encontraban más atrás, ya que las de adelante eran marcas baratas con gusto amargo y asqueroso.

—Oh, sí... un paquete de Heineken frescas.

Sacó el pack que contenía nueve cervezas en total, sacó una, y decidió llevarse las ocho restantes. Después de todo, sería una larga noche.

De camino de vuelta al sillón donde se encontraba, se fijó en que había una persona ya sentada ahí. Estaba con el codo sobre el respaldo del sofá, mirando hacia adelante, posición en la que no podía ver la cara de aquella persona. Con el ceño fruncido por la confusión, se acercó y se sentó junto al tío que parecía querer acompañarla. Él giró su cabeza cuando la oyó acercarse y en ese momento ella pudo ver su cara.

—Rubius, tío.

Él sonrió de lado y bajó un poco la mirada.

—¿Cómo sabes mi nombre? —preguntó tímido.

—Eres parte del grupo de Nessa, todos te conocen —dijo ella, abriendo la lata que tenía en sus manos.

Dejó el pack que traía sobre la mesa que estaba frente al sillón y volvió su mirada al chico que tenía a su derecha.

—¿Tú cómo te llamas? —preguntó él, en un tono bastante bajo. Ya sabía su nombre, aunque quería hacerse el interesante.

—Eleanor —dijo, seguido de un trago.

Rubén señaló el pack de cerveza.

—¿Puedo?

—Claro, coge.

Él tomó una y la observó. Era plateada, y el diseño era bastante bonito con esa estrella roja y todos los adornos verdes que rodeaban la marca.

Heineken... son mis favoritas.

En multimedia se encuentran las latas de cerveza que tomaron Eleanor y Rubén.

»beer« rdg.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora