Bienvenida.

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No hay mejor sensación que esta que estoy sintiendo en este preciso momento al cruzar la puerta, y sin embargo no la sé explicar con claridad. Es tan abrazadora que abriga aun en estas bajas temperaturas que me cubren debido al frío del invierno en esta nueva ciudad.

Depositando las maletas a un lado la sensación se va convirtiendo a una familiar al mismo tiempo que me adentro. Al instante la reconozco. Es embriagador el sentimiento que merodea alrededor. Sonrió para mis adentros, una enorme sonrisa cegadora aguarda al encuentro del que causa revuelo en mi interior.

Mi vista se alza contemplando a todos lados esperando con ansias por la presencia que irrumpa aquel silencio sepulcral que permanece desde mi llegada. No obstante observo con cierta atención renovada al horizonte a través del ventanal inmenso que cubre gran parte de la sala con hermosas vistas que este nuevo piso nos ofrece.

El repentino sobresalto borra de inmediato las imágenes montañosas frente a mí, para trasladar mi atención e impresión completa al responsable que se dirige frenéticamente hasta mí. Lo que no hace más que aumentar las pulsaciones recorriendo todo mi cuerpo e iluminando mi rostro.

Aquel resplandor brillando en sus ojos se refleja sin duda en los míos. Cuando son sus brazos que se enredan fuertemente detrás de mi cuello, y sus piernas se entrelazan como de costumbre entre sí en mi espalda baja. Su rostro no pierde ni un segundo de mis ojos mirando los suyos, deslizándome por sus fracciones atentas y finalizando en sus labios ansiosos. Realmente necesitados y quién soy yo de negar el saborear gustoso de su boca.

Moviéndome despacio me inclino junto a él aferrado a mí. Lo sostengo con la fuerza necesaria. Sus labios chocan con los míos en apenas un roce superficial. Su mano se posiciona con fiereza a lo largo de mi cara atrayéndome hacia él para apresurar el proceso en el que el beso consistía sin limitarnos en nada más que en disfrutar el uno del otro.

Al separarse del codiciado beso, sus labios brillosos y coloreados de un matiz rojizo a causa del mismo se entre abren emanando un suspiro de satisfacción. Pero antes de que existan palabras entre ellos. Un leve movimiento nos desequilibro y para evitar que el menor cayese estrepitosamente al suelo. Reaccione al instante atrayendo todo su peso hacia mí.

Finalmente ambos caímos estrepitosamente al suelo, aunque evite que se lastimara lo menos posible al llevarme el golpe de culo al suelo. Él termino sobre mi pecho con sus manos en mis costados, quejándose como de costumbre. Me erguí lo mejor que pude revisando como se encontraba mi compañero "Willy..." susurre acercándome para acariciar desde su cabello hasta su rostro, bajando hasta su brazo extendido hacia mí.

Me miro aun aturdido por el repentino desenlace en el que aquel fugaz beso termino. "Vaya reflejos Vegetta..." pronuncio cuando capto mi atención su rostro me pillo desprevenido, el sonrojo se esparció deprisa por toda su piel. Y una fugaz sonrisa se apodero de sus labios transformándose en risas descontroladas que yo sin duda acompañe.

"Vaya Bienvenida aparatosa..." dije después de las risas y los innumerables besos que compartimos desde el mismo suelo. Este año presentía ser uno de los mejores para ambos y porque no comenzarlo de manera espectacular.


Drabbles | WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora