Las gotas resbalaban por su ventana, la fría noche de Madrid lo comenzaba a helar. Hace un par de días había vuelto a España. La lluvia se hacía presente por primera vez desde hace meses, su vista al fin vuelve a ver esas miles de gotitas cayendo desde el cielo, y replicando en el techo de su habitación.
Acostado en su cama dándole vuelta a la misma idea, una y otra vez. Solo una persona ocupaba el 100% de su pensamiento. Se preocupaba, claro, si es una de las personas más importantes de su vida.
No soportaba que la distancia los separara. Trato de mantener el contacto durante el tiempo que no estuvieran juntos. Pero por ciertas razones se complico y desde hace más de tres días que no tiene contacto con él.
Miraba a la pantalla del móvil constantemente. Esperando una llamada, quizás algún mensaje o simplemente alguna señal que lo llenara de valor para que con el simple tacto a la pantalla lograra presionar su número y así poder cesar con la angustia y preocupación que lo embargaba.
Pero quizás estuviera ocupado o tan solo no quisiera hablar con él, con la misma intensidad que él mismo deseaba. Tal vez las distancias, sí los separe. Cualquiera que sea el motivo, no lo soportaba ni un segundo más. Respiro hondo escuchando el timbre al otro lado del móvil.
-Hola-respondió a los pocos instantes. Quedando paralizado al escuchar su voz, se le había borrado de la mente la razón por la que le había marcado.
-¿Vegetta?
-Hola-respondió el mayor con cierto nerviosismo que el contrario presintió.
-¿Te pasó algo?-le pregunto con aires de preocupación.
-Te extraño...-dejo a medias, esperando no haber sido muy precipitado la confesión que le declaro a su novio.
En un día lluvioso los verdaderos sentimientos afloran.
