Cuatro

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Caitlin se sentia en las nubes camino a casa de la escuela, sujetando su diario. No habia sido tan feliz desde... no sabia cuando. En su cabeza solo escuchaba las palabras de Jonah una y otra vez.

-Hay un concierto esta noche, es en el Carnegie Hall y tengo dos boletos gratuitos. Son los peores asientos de la sala, pero dicen que el cantante que el cantante que se presenta es asombroso.

-¿Me estás invitando a salir? -dijo ella con una sonrisa que él le correpoondió.

-Exactamente, si no te molesta ir con ese bulto lleno de moretones -dijo Jonah, y sorió de nuevo-. Ademas, es viernes.

Incapaz de ocultar su emocion, Caitlin practicamente llego dando saltitos a casa. No sabia nada acerca de la musica clasica porque, de hecho, nunca la habia escuchado. Pero eso no le importaba, iria a cualquier lado con él.

Carnegie Hall. Jonah dijo que habia que vestir ropa elegante. ¿Que se pondria? Miro el reloj. Si tenia que encontrarse con él en el cafe antes de ir al concierto, no le quedaba mucho tiempo para cambiarse de ropa, así que se apresuró.

Llego a casa en menos tiempo de lo que esperaba y ni siquiera el deprimente edificio pudo desanimarla. Subio los cinco pisos casi sin darse cuenta y entro al departamento.

-¿Tu, maldita perra! -le grito de inmediato su madre

Caitlin se agacho justo a tiempo para esquivar el libro que su madre le arrojo a la cara. Le paso a un lado y se estrello en la pared.

Antes de que Caitlin pudiera decir algo, su mamá se le echó encima con las uñas por delante y apuntandole, una vez mas, a la cara. Caitlin se lanzó al frente y en el momento preciso alcanzo a sujetarle las muñecas. Se quedo enredada con ella, meciendose de un lado a otro, mientras experimentaba el nuevo poder que habia encontrado en sí correrle por las venas. Sentia que podia arrojar a su madre hasta el otro lado de la sala sin siquiera esforzarse. Pero decidio controlarse y entonces solo la empujo lo suficiente para mandarla hasta el sofa.

Estando ahí, su madre se desbordó en lágrimas y se quedó gimiendo.

-¡Es tu culpa! -gritó su madre entre sollozos.

-¿Que te pasa? -le contestó Caitlin gritando. No estaba preparada para eso en lo absoluto y no sabia lo que estaba sucediendo. Aquel comportamiento era demasiado extraño, incluso para su madre.

-Sam.

Su madre sacó una hoja de papel.

Cuando Cailtin lo tomó, su corazon palpito con fuerza y una sensacion de temor la invadio. Fuera lo que fuera, sabia que no podia ser algo bueno.

-¡Se fue!

Caitlin revisó la nota escrita a mano. En realidad no podia concentrarse, por lo que solo leyo algunos fragmentos ... me voy... no quiero estar aquí... volveré con mis amigos... no traten de encontrarme.

Las manos le temblaban. Sam lo hizo, en verdad lo hizo. Se fue y ni siquiera la espero, ni siquiera para decirle adios.

-¡Es tu culpa! -no dejaba de repetir su madre casi escupiendole.

Una parte de Caitlin no podia creerlo. Reviso el departamento para buscar a Sam; hasta abrio la puerta de su cuarto con la esperanza de encontrarlo ahí, peor estaba vacio, inmaculado, no habia dejado nada. Sam jamás habia sido tan limpio. Era cierto, se habia ido.

Caitlin sintio que la bilis le subia por la garganta. No pudo evitar pensar que, en esta ocasión, su mama estaba en lo correcto, que si era su culpa. Sam le habia pedido algo y ella solo le contesto: "¡Entonces vete!"

Entonces vete. ¿Porque le dijo eso? Habia planeado pedirle disculpas y retractarse a la mañana siguiente, pero cuando ella desperto él ya no estaba. Hablaria con él llegando a casa, pero ahora, ya era demasiado tarde.

Sabia donde se encontraba, porque solo existia un lugar a donde podria haber ido: al ultimo pueblo donde vivieron. Estaria bien, tal vez, incluso mejor que si se hubiera quedado en el departamento. En el pueblo tenia amigos. Mientras mas lo reflexiono Caitlin, menor fue su preocupacion. De hecho, hasta se sintio feliz por el: al fin habia solucionado su dilema. Ademas, sabia como encontrarlo.

Pero claro, tendria que lidiar con ese asunto después porque cuándo miro el reloj se dio cuenta de que ya era tarde. Corrio a su habitacion y rapidamente sacó la ropa y los zapatos más lindos que tenia, y los metio en una bolsa deportiva. Tendria que irse sin maquillaje porque ya no le daba tiempo de aplicarlo.

-¿Por qué tienes que destruir todo lo que tocas? -grito su madre, quien se encontraba justo detras de ella-. ¡Nunca debí recibirte!

Caitlin la miró estupefacta.

-¿De que estás hablando?

-Asi es, yo te recíbí -continuo su madre-. No eres mia, nunca lo fuiste. Eras hija de él. No eres ni verdadera hija. ¿Escuchaste? ¡A mi me daria vergüenza que lo fueras!

Caitlin alcanzó a reconocer el veneno en los ojos negros de su madre. Jamas la habia visto así de iracunda. Su rostro reflejaba el deseo de asesinar.

-¿Por que tuviste que alejar de mi lo único bueno que tenia en la vida? -grito su madre, y en esta ocasión, se le arrojo con las dos manos al frente dirigiendose directo a su cuello. Comenzo a asfixiarla antes de que Caitlin pudiera siquiera reaccionar. La ahogaba con todas sus fuerzas. La chica forcejeo para liberarse, pero las manos de su madre parecian de acero; en verdad estaba dispuesta a asesinarla.

La ira invadio a Caitlin y esta vez no pudo contenerse. Percibio esa fiebre que empezaba a ser familiar le subia desde los pies hasta los brazos y los hombros. Permitio que la sensacion la envolviera por completo, y en ese momento, sintio como los musculos del cuello se le inflamaban. Su mama la solto sin que ella tuviera que hacer algo. Seguramente vio como se producia la transformacion porque rapidamente se asusto. Caitlin echó la cabeza para atras y rugio. Se habia convertido en un ser temible.

Su madre retrocedio y se quedo mirandola, atonita. Caitlin la sujeto con una mano y la avento. Ella salió volando hacia atras con tal fuerza que golpeo con la pared y, con un fuerte estruendo, la atraveso llegando a la otra habitacion. Continuo su trayectoria hasta que se estrello contra la siguiente pared, despues de lo cual, se colapso y se quedo inconsiente.

Caitlin respiro con dificultad y trato de enfocarse. Escudriño el departamento preguntandose si habria algo que queria llevarse. Sabia que si, pero no podia pensar con claridad. Tomo la bolsa deportiva y, caminando sobre los escombros , salio del cuarto y paso a un lado de su madre, quien comenzaba a incorporarse.

Caitlin siguio su camino hasta que salio del departamento, y se prometio a si misma que seria la ultima vez que ponia un pie en él.



Transformación ( Libro #1 del Diario de un Vampiro )Onde as histórias ganham vida. Descobre agora