Uno

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Caitlin Paine siempre temió el primer día de clases en una escuela nueva. Ocurrían situaciones relevantes, como conocer a los nuevos amigos y maestros o aprender los nuevos caminos. Pero también había situaciones más triviales, como conseguir un casillero y familiarizarce con el aroma y los sonidos de un nuevo lugar. Sin embargo, lo que mas la aterrorizaba eran las miradas. Cada vez que llegaba a un sitio que no conocia, sentia que la gente la observaba. Lo unico que ella deseaba era anonimato y sin embargo, nunca lo conseguia.

Caitlin no entendia qué la hacia tan llamativa. No era  particularmente alta, tan solo media metro y medio, y además su cabello y sus ojos cafés, en conjunto con su peso promedio, la hacian sentir bastante ordinaria. Ciertamente no se sentia hermosa como le parecian algunas de las otras chicas. Tenía dieciocho años pero lucia algo mayor, aunque no lo suficiente como para hacerla sobresalir.

Habia algo más. Existía otra cosa en ella que siempre provocaba que la gente volteara más de una vez a mirarla. En el fondo, sabia que era diferente, solo que no estaba segura de por que. Si acaso existia algo  peor que el primer dia de clases eso era empezar un curso escolar a mitad de semestre, cuando todo el mundo habia tenido algo de tiempo para hacer amistades. Hoy, este primer día, a mediados de marzo, iba hacer el más terrible de todos. Caitlin podía presentirlo. No, obstante ni siquiera en sus peores pesadillas imagino que seria asi de malo, nada de lo que habia visto ---y vaya que habia visto demasiado---, la pudo preparar para alfo asi.

Caitlin estaba parada frente a su nueva escuela, una enorme preparatoria publica de Nueva York. La helada mañana de marzo  le hacia preguntarce: "¿ Por qué yo ?"

Su atuendo era insuficiente para el frio: solo un sueter y leggins. Ademas, no esta preparada en lo absoluto para el ruidoso caos que la recibio, habia cientos de chicos gritando, vociferando y empujandose. Parecia el patio de una prisión.

Predominaba el ruido. Todos ahí reian escandalosamente, decian montones de groserias y se empujaban con gran rudeza. De no haber detectado algunas sonrisas y risitas burlonas, habria pensado que se trataba de una reyerta masiva.

Los chicos desbordaban energia, y Caitlin por el contrario, exhausta, desvelada y a punto de congelarse, no podia entender de donde provenia esta. Cerro los ojos y deseo desaparecer.

Busco en sus bolsillos y sintio algo: su iPod. "Si"Se coloco los audifonos   y lo encendio. Necesitaba ahogar todo el barullo exterior.Pero no escuchó nada. Miro hacia bajo y se percató de que la batería se había agotado. "Perfecto".

Revisó su celular con deseos de que algo la distrajera, cualquier cosa. " No hay mensaje nuevo".

Cuando volvió la vista al frente, vio el mar de rostros nuevos y se sintió sola. peri no porque fuera la única chica blanca, de hecho, lo prefería así. Algunos de sus amigos más cercanos en las otras escuelas eran negros, latinos, asiaticos e hindúes, en tanto que algunos de sus enemigos más acerrimos habian sido blancos. No, no se trataba de eso. Se sentía sola porque el entorno era urbano. Estaba parada sobre concreto. Cuando entró a la zona recreativa se escucho un ruidoso timbre y Caitlin tuvo que atravesar unos grandes portones de metal. Ahora estaba encerrada, enjaulada tras las gigantescas puertas coronadas con alambre de púas. Tenía la sensación de estar en la carcel.

Ver la enorme escuela y los barrotes en todas las ventanas, no mejoro sus animos. por lo general, ella siempre se adaptaba con facilidad a las nuevas escuelas, sin importar el tamaño. Pero en todos los casos, se trato de colegios a las afueras de la ciudad. En todas ellas había césped, arboles y cielo. aqui, sin embargo, no habia otra cosa que no fuera urbana. Se le dificultaba respirar. Estaba aterrada.

Al escuchar un segundo timbrazo, comenzó a arrastrar los pies hacia la entrada junto a los otros cientos de chicos. Una joven gorda la empujó con brusquedad y a Caitlin se le cayó su diario.  Lo levanto, y cuando lo hizo, se despeinó. Luego alzó la mirada para ver si la chica se disculpaba, pero no la vio mas ---se habia ido junto con el enjambre---. Escucho risas pero le fue imposible determinar si ella era el blanco de las mismas.

Transformación ( Libro #1 del Diario de un Vampiro )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora