Veintiséis.

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Michael se detuvo en frente del auto y abrió la puerta trasera de su auto.

—Ahí está tu verdadero regalo. —Lo miré extrañada y él hizo la señal para que fuera a ver.

Había una bolsa con diseños navideños, la bolsa era de tamaño mediano. La tomé y de ésta saqué una peluche de una muñequita de jengibre. Me pareció bastante tierno puesto que yo, siendo ya algo mayor, no estaba tan interesada en los peluches cómo lo estaba en tercer grado. Pero esto era especial, de seguro Michael no sabía que regalarme y lo estuvo buscando por horas sintiéndose incómodo.

—Gracias Michael. –Giré a verlo y se estaba sacando el calzón.

—No me estaba sacando el calzón si es lo que piensas, me estaba rascando. —Me miró seriamente pero se notaba que estaba apenado. Negué con la cabeza y sonreí, me acerqué a él y lo abracé.

—Gracias Michael, hace mucho que no recibía regalos navideños excepto por dinero, pero saber que te tomaste el tiempo de buscarlo, me hace feliz. –Le dije sin separarme de él.

—Deja de ilusionarme. –Me apartó de él con la manita tipo "stop" y mirando hacía otro lado. Noté lo rojo de su cara, si de por sí estaba rojo por el frío, ahora más. Reí levemente.

[...]

Estábamos en su auto, en completo silencio, con las ventanas cerradas por la calefacción, lo único que se escuchaba muy a lo lejos era el ruido de la música navideña y fuegos artificiales.

Miré a Michael, por su rostro, noté que estaba muy feliz, estaba sonriendo de una manera boba, viendo a la gente pasar. Yo le miraba atenta, cuando de repente comenzó a reír como un loco.

—¡Santa se cayó en la pista de patinaje!

Su risa no paraba, y hacía que me diera risa a mi también. Sonreí, estaba muy agradecida por tener a Michael en mi vida, ¿qué hice para merecer a un Michael?

Abracé con fuerza el peluche de galleta de jengibre que Michael me había regalado.

—Michael. –Él volteó a verme sonriente.

—¿Eh?

—Me gustas Michael... no, qué va. Te quiero, quiero estar contigo y quiero que seamos algo.

Su mirada se iluminó, un fuego artificial alumbró todo el auto por unos segundos. Dejó de mirarme y vio al frente, después tomó mi mano.

—Tienes que terminar con Harry.

¡Es cierto! Harry. Me había olvidado por completo de él.

—Hm. –Asentí. Él soltó mi mano.

—No te escuché muy convencida... ¿estás segura de esto?

—Estoy completamente segura de que quiero estar contigo. –Volví a tomar de su mano y él enlazó nuestros dedos.

Unos minutos después de estar así en completo silencio, mi teléfono sonó. Me solté de la mano de Michael para buscar mi teléfono en la bolsa, cuando lo encontré, vi que era un mensaje.

"Perdón por no estar para navidad, te explico luego... ¿cuál es tu deseo de navidad? Feliz Navidad."

—Mi padre. –Le dije a Michael quién se veía algo curioso. Él sólo pronunció un "oh".

No le respondí, estaba molesta con él. Había dejado a su única hija sola en Navidad, patético.

Me entristecí y me quedé mirando a mi teléfono con la pantalla bloqueada por unos momentos evitando no llorar. Segundos después, sentí la mano de Michael acariciando mi cabello, él se percató.

Disconnected » Michael Clifford.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora