Vigésimo octavo café

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Ya había pasado un mes entero desde mi partida a Italia y diez días desde que había recibido la carta de Harry. Era sábado por la noche, las pocas amigas que había hecho en el trabajo saldrían a tomar algo a un bar y me habían invitado, pero preferí quedarme en casa. Era la vez número 20 que leía la carta. La tinta se había aclarado ligeramente por tanto uso, la caligrafía de Harry se volvía borrosa en cierto puntos por las lágrimas derramadas.

Amaba la forma de escribir de Harry, su manera de expresar sus sentimientos,tan sencilla pero compleja a la vez, siempre utilizando las palabras adecuadas, tan bella, tan él...

Sus palabras calaban hasta lo más profundo de mi ser cada vez que las leía. ¿Realmente había sido una buena decisión después de todo? Tal vez fui demasiado egoísta, tal vez fui demasiado caprichosa, tal vez pensé sólo en mi misma. Quizás debería haber pensado también en él, en que en Londres estaba su familia y que tal vez no querría dejar todo atrás.

Sin embargo, mi vida laboral iba en ascenso. Me iba muy bien, trabajaba en lo que me gustaba y ganaba buen dinero. ¿Fue lo mejor, o fue la peor decisión que pude haber tomado jamás?

Dejé la carta a un lado, sobre la mesa de noche, limpié las lágrimas de mis mejillas y busqué en mi armario cierta carpeta de título Harry. Observé los dibujos, uno a uno. Más lágrimas cayeron de mis ojos. Toda su belleza u perfección jamás sería plasmada correctamente en un simple dibujo, jamás lograría igualarlo...

Me rendí. Guardé la carta junto a la carpeta en mi armario, en algún lugar que no vaya a encontrarla fácilmente o por accidente. Decidí que lo mejor sería dar por terminada aquella etapa, arrancarlo de mi cabeza y comenzar nuevamente. Por eso estaba el Italia, porque debía empezar nuevamente.

Pero antes...

Muchísimas gracias por la carta, Harry. Es bellísima. Realmente te extraño mucho y llegué a plantearme muchas veces si esta fue la mejor decisión, sin embargo, creo que lo fue. Quiero que seas muy feliz y que sigas lo que te dicta tu corazón. Te quiero muchísimo, nunca olvides. Ojalá algún día encuentres a alguien a quien le guste el café y escribir tanto como a ti, alguien que te haga feliz. Con amor, Violet.

No, no era una carta. No, no era para nada extenso. Era un simple mensaje de texto con las palabras que salieron de mi corazón, con mi poca experiencia para la escritura y con escrito con todo el cariño que aún siento por él. Lo envié. Casi ni lo dudé.

Y por fin, mi mente pudo estar en paz. El dolor seguía allí en mi pecho, aún palpable, pero sin embargo, me sentía mejor, ya que ese era el fin de la etapa más hermosa de mi vida, y no podía estar más agradecida por haberla vivido junto a Harry Styles.

CoffeeWhere stories live. Discover now