Capítulo Cuarenta y Ocho

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Maratón 2/3

48.- Día de picnic.

Me senté en la mesa llevando entre mis manos mi plato con cereal, Susan estaba sentada en el asiento de al frente comiendo lo mismo que yo y con su celular al lado.

Mamá e Ivonne la madre de Susan, conversaban en la cocina al mismo tiempo que comían su desayuno. Mientras que David estaba sentado en la sala viendo la televisión y sostenía su emparedado en su regazo al cambiar de canal cada tres segundos.

—Lo siento por decirte ayer aquello de Jos y tú, pero cariño es la verdad— Susan quiso disculparse de una manera no agradable. Metió una cucharada a su boca y me miró sonriendo—. Bien, en verdad lo siento pero yo aquí soy la víctima, yo soy la ex y él ni me saludo ¿puedes creerlo?

Parpadee unas cuantas veces antes de terminar mi cereal bebiendo del tazón la leche que quedaba. David escuchó lo que Susan dijo y dio una pequeña carcajada sin voltear a ver a alguna de las dos.

—Claro—dije.

Mamá e Ivonne caminaron hasta nosotros, ambas sostenían una sonrisa en la cara, emocionadas al querer decirnos algo. Mi madre pasó sus manos por su cara y dio un gran suspiro.

—Hoy habrá una salida familiar—las palabras de mi madre provocaron que a Susan casi se le atorara el líquido en la garganta, tosió varias veces y luego miró a su madre con la boca casi abierta.

—Saldré con unos amigos, suerte en su salida— Dav levantó su mano levantando su dedo pulgar.

—De ninguna manera, todos iremos, ya lo he decidido—mamá dio algunas palmadas en la mesa y volvió a sonreír, a lo que Ivonne lo hizo también—. Un auto familiar viene en camino, vayan a prepararse y preparar lo que van a llevar para el picnic.

—¿Picnic?—quise saber y mamá asintió.

-o-

—¡Vaya idea de tu mamá!—Susan entró a mi habitación, interrumpiéndome completamente lo que estaba haciendo. Se sentó en el costado de la cama mientras movía la gorra color blanca que llevaba en su cabeza—. ¿Crees que Dav tenga alguna chamarra deportiva que me preste por hoy?

—Te he dicho muchas veces que es David y no, no creo que te preste—la chica miró su esmalte de uñas y levantó los hombros.

—Creo que tengo una de Jos—se puso de pie y caminó a la ventana—. Me la presto un día que me quedé en su casa, el aire calaba jodidamente en la piel y como él es súper romántico me prestó su chamarra ¿No es un amor? – se giro a mí y sonrió. Recorrió toda mi habitación y cerró la puerta saliéndose.

Lo único que esa chica quería provocarme eran celos y eso no iba a pasar, no conmigo y no cuando yo llevo un escalón más alto que ella.

Protector solar, lo cual creo que no servirá de nada, mi móvil y poco dinero era lo único que contenía mi bolso que llevaría para esta tarde. Sé que no es mucho pero era lo necesario que yo consideraría llevar pues mi madre y la de Susan se encargarían de la comida.

Al bajar a la sala de estar, el aire acondicionado provocaba que la piel de mis pierna se hicieran de gallina, durante esos segundos pensé que no fue la mejor opción colocarme un short.

Susan estaba en el sofá esperando a que dieran la orden de subir al auto rentado, la chica llevaba una chamarra deportiva color negra, al ver que le miré fijamente ella sonrió y negó con la cabeza, al mismo tiempo que caminaba hacía mí.

—Aún tiene su aroma— dijo y volvió a su lugar en el sofá.

El claxon de un auto se escuchó afuera de nuestra casa, mamá salió casi gritando y le dio un beso en la mejilla a Dav, quien fue el encargado de traer aquel auto, pues se suponía que ahí cabríamos todos.

Mamá dio la orden de subir toda la comida a la parte trasera en donde mi hermano tendría que ir. Ivonne tuvo que manejar, pues así fue como mi madre lo decidió. Uno de los tenis de Susan estaba sobre el mío, era bastante incomodo que ella no lo quitará. Cogí con mi mano su pie y lo aleje, ella me miró a los ojos y luego volvió a ver la ventanilla del auto ignorando la acción que acababa de hacer.

—Sólo falta alguna canción familiar ¿no es así?—Dav dijo desde la parte de atrás.

—Eso suena bien—Ivonne se volvió hacía nosotros y sonrió—. Un elefante se balanceaba bajo la tela de una araña...—la mujer comenzó a cantar lo que hizo que mi madre carcajeara.

—Mamá...—Susan le protestó y pude ver como comenzaba a tornarse roja, en especial de las mejillas. Vaya combinación con su cabello.

—Vamos, cariño canta...Como veía que resistía fue a llamar a otro elefante.

—Buen trabajo, David—le miré y él comenzó a cantar al compas de la madre de Susan. Definitivamente era un tonto.

Llegamos al parque, cada quien cargaba una cosa, ya sea la comida o alguna caja en donde en ellas contenía la manta para colocar en el pasto que por cierto su color era opaco. Las personas eran reducidas porque ¿Quién viene hacer un picnic en invierno? La respuesta es correcta, nosotros.

Mamá extendió la manta cerca de un árbol, después Susan e Ivonne comenzaron a sacar toda la comida que venían en los toppers de plástico rojos que mi madre había comprado hace ya unas semanas.

—¿Me dejaras la casa sola?— David se dirigió a mamá—. Sabes que en algunos días es mi cumpleaños y pienso invitar a alguna cuanta gente, eso no te molesta ¿verdad?

—David...—mi madre cerró los ojos y bufo—. Lo pensaré, ahora solo hay que comer.

Después de comer, Dav y yo comenzamos a caminar por el camino reducido que había. Pensamos que no era una buena idea quedarnos solo sentados ahí juntos con dos personas hablando de la menopausia prematura que les estaba por suceder.

—¿Con quién iras al baile? —Dav preguntó , le miré y sonrió.

—Pensé en ir contigo.

—Pensaste mal, no puedo, lo siento enana. Sabes que el siguiente día es mi cumpleaños, después es navidad y habrá muchos preparativos por hacer.

—De hecho lo decía de broma—me pegué a él y lo avente con mi hombro dando después una fuerte carcajada—. Tal vez vaya sola.

—Nunca he sabido de alguien que vaya sola a un baile—Susan caminó hasta nosotros, fue como si estuviera escuchando nuestra conversación, aunque no dudo que así haya sido—. Hasta hoy— suspiró—. Puedes venir conmigo, claro si quieres.

—Lo pensaré.

Dav volvió a sonreír. Susan a veces podría ser la mejor amiga o la peor de tus enemigas. Pero una cosa era clara, Susan tenía un corazón muy grande.

Risas de varios chicos se hicieron conocidas, tanto para mí como para Susan, pues la chica al escuchar rápidamente me dirigió la mirada.

—¡Sofía!—me volví y miré a Isaac junto con Bryan. Ambos chicos miraron a Dav y luego a Susan, aunque no tenían ya el porqué sorprenderse.

—Hola—sonreí ¿Acaso tenía que volver con mamá? O quizás caminar por otro lado o tal vez quedarme ahí a charlar con ellos. La pregunta se resolvió al ver a Jos caminar hasta nosotros.

—Te dije que nos veríamos luego— Jos dijo sin apartar la vista de Dav.

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Si gusta leer "Silent Screams" de DannaMartinez053




Earned It » Jos Canela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora