Capítulo Treinta y Nueve

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39.- Una simple ridícula

Las palabras se le trababan en la punta de la lengua. Por más que quisiese decir algo, no lo lograba. Era imposible que Jos lo hiciera y formara las palabras correctas para decir al menos cualquier cosa que se le viniera a la mente.

— ¿Ustedes?...No entiendo— dijo llevando su mano a la cabeza y tirar del cabello hacia atrás.

—Somos reales. Estamos juntas, ambas estamos aquí. —habló Susan con una risa de intermedio.

—Susan me siguió hasta aquí. —me dirigí hasta Jos cogiendo mi suéter de su agarre y colocándolo cubriéndome el aire que comenzaba a crearse.

— ¡No lo hice!

—Mentira, lo hiciste.

— ¿Por qué lo hiciste Susan? —Jos le cuestionó mientras le miraba con el ceño fruncido.

—No lo hice ¿Y por qué le crees a ella?—se cruzó de brazos y llevó su mano a su cabello evitando que pequeños mechones fueran a su rostro.

—Pregunte qué... ¿Por qué lo hiciste? —volvió a cuestionar ignorando por completo lo que le había dicho la chica.

Y me sentí alaga por ello.

—Váyanse al carajo ambos. —pasó al lado, perdiéndose entre la multitud de gente que caminaba por la calle.

Me giré a Jos mirándonos a los ojos por unos segundos. Al querer voltearme y seguir mi camino, me sostuvo del brazo arrinconándome a su pecho y abrazarme.

— ¿Quieres que te lleve? —quiso saber y asentí con la cabeza.

-o-

Jos aparcó su auto a una cuadra antes que mi casa ya que él tenía algunas cosas pendientes, según lo que había dicho en el transcurso del camino. Y tenía que estar en la hora quedada al lugar.

Por lo que vi al entrar mi madre no se encontraba en casa. Dav permanecía sentado en el sofá viendo la televisión mientras tenía una cobija enredada en todo su cuerpo.

—Si preguntas que le pasó a nuestra madre. Ella salió con la tía Ivonne o Ivonne como le quieras llamar. —Dijo antes de que pudiese hablar y decir una palabra. Fue como si supiera lo que le iba a preguntar.

Subí a mi habitación, pues quería darme una ducha antes de que anocheciera completamente. Al abrir la puerta el humo proveniente de esta entro en mis fosas nasales provocando que tosiera.

— ¡Demonios!

—Lo siento. —la voz de Susan se escuchó dentro de la habitación.

Entre cerré mis ojos para lograr una mejor vista hacía dentro de mi cuarto, Susan se puso de pie, ya que estaba sentada en el piso, recargada a un lado de la cama seguramente viendo la vista desde la ventana.

—En verdad lo siento, Sofía. Llegué y no pude evitarlo. — Tiró el cigarrillo al suelo para después cubrirse el rostro con ambas manos y echarse a llorar.

Una parte de mi quería retroceder y correr, pero la otra parte quería caminar hasta ella y preguntarle qué era lo que estaba pasando.

Me mordí el labio inferior y suspire profundo. Caminé hasta ella y la abrace, ella rápidamente me correspondió y me abrazó igualmente.

— ¿Te encuentras bien?

—No—dijo con la voz distorsionada a causa de que su cara se escondía en mi cuello al abrazarnos—. No tengo a nadie más. Mi padre...—suspiró—Aleje de mí a todos los que en verdad me amaban. Soy una maldita mierda de persona, Sofía. Yo misma provoque que mis padres se separaran, que yo y mi madre quedáramos en la calle.

Earned It » Jos Canela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora