CAPÍTULO OCTAVO (Parte final)

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Despertarse con miedo la mañana siguiente. De esas veces que notas que por dentro te falta el estómago, los pulmones y que no sabes si quiera si podrías echarte a caminar. Porque sabes que la has cagado y mucho. Porque no sabes cómo remediarlo. Porque esta vez no vale sólo con pedir perdón; y aunque así fuera…no sabes ni siquiera cómo hacerlo. No quería ir a la piscina esa mañana, estaba aterrada, con un nudo en la garganta por idiota. No sabía cómo enfrentarme a Rafa. Estaba cagada.   Julia vino a buscarme con Tati. Entre las dos me convencieron. Me dijeron que más tonta era yo si no iba y si no me comportaba de forma normal. Así que hice de tripas corazón (creo que literalmente) y cogí la toalla. Al llegar la puse en el suelo despacio, demasiado despacio, como si la estuviera midiendo exactamente en un trozo de césped. Respiré tranquila antes de tumbarme boca abajo y entonces miré de reojo a los demás. Los chicos jugaban a las cartas. Rafa jugaba a las cartas. Estaba tranquilo, o parecía tranquilo. Empecé a tranquilizarme  aunque si me dirigía la palabra me moriría otra vez de nervios. Menos mal que no ocurría.

—¿Entonces qué has pensado Rafa?—preguntó Nacho de pronto.

—Pues en cenar todos en el paseo…¿no?

—Vale—dijo Antonio.

—¿El qué?—peguntó Julia.

—Que Rafa se va mañana que la semana que viene ya tiene exámenes, entonces…—decía Raquel.

—¿Mañana ya?—preguntó Julia a Rafa cortando a Raquel.

—Sí tía, me cortan el grifo…—dijo él un poco descontento con la idea.

—Y yo me voy con él, porque así aprovecho también y repaso… ¡joder, vaya mano, por mí Mus!—dijo  Nacho.

—No jodas…—dije. Todos me miraron—. ¿Alguien más se va?

—Yo…—dijo Rodri—, no—añadió riendo. Yo meneé la cabeza con una sonrisa.

—Bueno entonces cenamos en el paseo—dijo Tati—, y luego ya veremos, ¿no?

—Sí—le dijo Rafa sonriendo—. Por mí como mi compañero, mus.

—Pues no hay mus—sentenció Hugo y las conversaciones terminaron ahí cuando los chicos empezaban a dejar pasar la chica (¡Qué ironía!).

Los chicos siguieron jugando, nosotras nos dimos un baño y un rato después estábamos en casa comiendo. Por la tarde fotos en la playa y risas. Como si no hubiera pasado nada, o como si todo estuviera normal pero con el detalle de que Rafa y yo no hablábamos entre nosotros. Una situación que ya se había repetido días atrás. Hablábamos con todo el mundo pero no cruzábamos frases entre nosotros. Ni frases, ni guiños, ni miradas.

—Poneos—dijo Julia. Yo la miré no sabía de que hablaba. Estaba frente  a mí con la cámara en la mano haciendo gestos para que me juntara a alguien con quien salir en una foto. Miré a mi derecha, era Rafa. Él también miraba a Julia hasta que me miró. Ninguno de los dos dijo nada, simplemente nos acercamos el uno al otro y volvimos a mirar a la cámara—. ¡Pero sonreíd!

Lo peor de todo es que me llevé una sorpresa cuando después vi esa foto. Ambos sonreíamos, como si no fuese por obligación. Hugo también se apuntó al carro de volverse a Madrid con estos, total, la siguiente semana ya nos iríamos yendo todos. El verano había acabado y los exámenes de septiembre no dejaban a nadie indiferente. Bueno a mi me daban igual, yo tenía otras cosas en las que pensar. A la vuelta a Madrid serían las fiestas de donde yo vivía. Unas risas con Daniela y las chicas para poner punto y final al verano, era lo mejor que podía pasar  siempre.

Bajamos al paseo, Rafa sabía a qué sitio ir, así que no tuvimos que estar perdiendo tiempo en decidirnos, que era lo que peor llevábamos siempre siendo tantos. Nos sentamos en una mesa que no tenía fin. Estuvo bien una cena de despedida entre amigos. Nunca habíamos hecho cosas como esa, así que no teníamos con qué comparar, bueno sí, aquella vez que de niños decidimos hacer picnic en el césped de la piscina, pero en fin éramos niños. En realidad me daba pena, ese año más que nunca que se acabara el verano. Sabía la razón, o las razones. Aquel había sido el mejor de los veranos y… no acababa bien. En realidad estaba animada con todos y procuraba no pensar en la despedida con Rafa, porque tendría que haberla…porque si no la había es que él era un gilipollas y yo más. Terminamos de cenar y Hugo propuso que fuéramos a tomar una copa al garito ese inglés que estaba lleno de banderines de todos los equipos de fútbol ingleses y eso. No dijimos que no, era la noche de los Ultras…se irían los tres al día siguiente. Era un bar bastante curioso con billar. El camarero era un hombre alto, de pelo blanco y cara de inglés. Hablaba español de forma basta, pero era simpático. Sonaban los Beatles de fondo. Rafa tarareaba con una cerveza en la mano. Me miró y aparté la mirada cortada. ¿Cómo podía ser tan boba? Fue una noche tranquila y agradable de conversaciones entre amigos, alguna discusión sobre política por parte de los chicos (que todo lo saben y no hay más que hablar, ya se sabe), otro debate abierto sobre el Barça y el Madrid, típico…

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⏰ Letzte Aktualisierung: Jul 15, 2013 ⏰

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