Capítulo 40

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Para ser honesta, lo planifiqué de otra manera, algo menos sangriento... pero no todo lo que uno planifica se realiza.

Lo bueno es que todos los de mi familia (grupo) están bien, bueno una que otra bala en el brazo y una que otra cortada, nada más, comparando con la gente de Martin, y hablando de él, lo tengo justo aquí, su cabello entre mis dedos, todo temeroso.

-Martin, Martin, Martin -saboreo su nombre- soñaba con tenerte aquí -sonrío- ¿Tienes idea de cuánto vas a sufrir? -lo miro a los ojos- espera, yo mismo respondo por ti, no. No tienes ni idea de cuanto dolor vas a sufrir.

El pobre esta demacrado, fue una rata difícil de capturar, pero nada que una buena Glock no pueda solucionar, tiene un disparo en la pierna derecha y otro en su hombro derecho, esta lleno de cortes, ya luego de eso alcanzarlo fue lo más sencillo, lo pusimos en una de muchas bodegas que hay aquí.

Trevor llega a mi lado, pone una mano en mi hombro y me da un beso en la sien izquierda.

-Buen trabajo -me dice- ¿como va a pagar?

-Primero saquemosle las balas, pobre hombre, no merece esas balas ahí.

No sabía que era una sádica, hasta que vi la sangre y escuché los gritos de Martin, eso como que me impulsaban a hacer más y más cosas.

Justo cuando iba a terminar por completo a ese desgraciado, una ventana se rompe y una espesa cantidad de humo nos cubre. Yo abro mis ojos a más no poder, veo a Trevor, ambos nos topamos la boca, pero antes miro al imbécil de Martín, se ríe, pero yo rio más, tomo el arma de Trevor y le disparo justo entre las cejas.

La satisfacción que siento es enorme.

Trevor toma mi mano y me jala, ambos salimos corriendo de esa habitación, escuchamos como algunas ventanas se rompen, escuhamos pasos y no son los nuestros.

Bajamos algunas gradas, comenzamos a escuchar disparos, mierda.

No somos los únicos aquí.

Doble mierda.

Bajamos a más no poder, por el intercomunicador voy dando ordenes a todos los chicos, esperando en recibir alguna respuesta, pero nada. En mi mente sólo rezo para que alguno de ellos este bien y me haya escuchado.

Llegamos al primer piso, ahora siento alivio. Aprieto la mano de Trevor, él me aprieta la mía, igual.

Sonrío. A pesar de todo este lío, sonrío.

Él está a mi lado.

Entonces escucho un disparo, uno muy cerca. No me duele nada, no siento nada. Entonces Trevor deja de apretar mi mano, me doy vuelta para mirarlo, él me mira a mi, sólo a mi.

Me atrevo a mirar más allá de él.

Abro mi boca. Es El Jefe, con un arma, apuntando a Trevor.

Mi mirada va de nuevo a Trevor, sus ojos azules se vuelven de cristal.

-No, por favor -susurro.

Ahora, no sólo estoy enojada, estoy cabreada, iracunda. Siento como mi sangre se convierte en algo parecido a la lava.

-Hijo de pura -le digo. Apunto el arma hacia él, y sin corazón, disparo.

No me importa si muere o no. Mi objetivo es sacar a Trevor de aquí.

El peso de Trevor es creo que el cinco veces el mío. La adrenalina corre por mis venas, con el peso de Trevor, llegar a la puerta principal, es todo un reto, pero lo logro.

Suspiro aliviada al ver un auto negro en la calle, abierta la puerta, con los chicos adentro.

Isaac baja rápidamente del auto y toma a Trevor, lo lleva al hombro, como si no pesara nada.

HAZME PECARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora