Capítulo 24

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Las carcajadas de mi... mamá hacen que deje el estado de shock en el que estuve por unos segundos.

-¿Aún no lo sabe? –deja de mirarme y pregunta a quien sea que esté a mi espaldas –vaya, entonces, la chiquilla aún piensa que soy su madre –vuelve a reírse y yo siento que cada pedasito de mi coherencia y cordura se van destruyendo de a poco –Kroos, pensé que eras un poco inteligente –entonces vuelve a mirarme, trago saliva –Lara ¿hasta que grado de estupidez puedes llegar? –ni si quiera puedo formular una respuesta corta.

-Basta, Elizabeth –interviene el señor a sus espaldas –Lara, es bueno volver a verte –este señor se acerca a mi, lo suficiente como para oler su colonia, lo suficiente como para pasar mi espacio personal, lo suficiente para que Trevor se acerque a mi y me apartara un poco de este... señor.

Aún sin saber como responder, sólo logré balbucear algo como "¿Qué?" , después logré escuchar una risa de mi madre o Elizabeth –ya ni siquiera sabía si ella era realmente mi madre –.

-Déjala en paz, Elizabeth –logro distinguir la voz de Isaac.

-A lo que vinimos –escucho ahora a Lily.

Me encuentro en un estado de shock o estupidez. Mi lado racional me dice que realmente comience a hablar como la gente normalmente lo hace; mi parte salvaje lo único que me dice es que aproveche el auto encendido frente de mi y desaparecer... por un tiempo.

Por supuesto mi lado salvaje ganó. Realmente no sé si es la adrenalina o la rabia que sentía, pero cuando me di cuenta, había dado un certero golpe en la mandíbula de... Elizabeth –está cayó inconsciente al piso –, empujado a Trevor y, de alguna manera, tenía una jodida arma en mi mano apuntando al cráneo de este... señor.

-Bien, ahora lo único que quiero es que me deje ir malditamente en paz –ni siquiera reconozco mi voz –sólo hágase a un lado y simplemente déjeme ir –él solamente asintió,  mientras me sonreía, se alejó. 

Sentía la mirada de todos en mí. 

Pasé lo más rápido que pude por encima del cuerpo de Elizabeth, sin dejar de apuntar al cráneo de este señor, me subí al auto y dejé a todos atrás. Dejando salir el aire contenido de mis pulmones, miré por el retrovisor; todas las cabezas estaban apuntando en mi dirección.

Mi lado salvaje sólo me dio la idea de "tomar prestrado" este auto, más no me dijo cual era el siguiente paso.

Después de varias horas merodeando por la ciudad –e ignorando mi celular –logré borrar un poco mi ira. Traté de unir algunas piezas, pero realmente era difícil cuando ni siquiera puedes recordar quién fuiste.

Me detengo en la nada y al mismo tiempo en todo.

Me encuentro en el mismo lugar en donde se supone que Trevor y yo nos conocimos. En la nada. Recuerdo claramente cuando Lily me dijo que iríamos a unas carreras ilegales. Recuerdo, también,  cuando Trevor me dijo que soy una ladrona. Sonrió ante todos esos... recuerdos.

Abro la puerta del Jeep y me bajo de un salto. Avanzo hasta quedar apoyada en el capó. Miro al oscuro cielo, el único ruido es el del motor del auto, la única luz la del auto igual. Me muerdo el labio inferior para mantener las lágrimas en mis ojos. ¿Por qué no me dicen la verdad? Una lágrima traicionera comienza a deslizarse por mi mejilla y yo la limpio rápidamente.

Trato de recomponerme. Se supone que con llorar no resuelves nada.

Mi teléfono vuelve a vibrar, ni siquiera me molesto en ver quién es. Lo saco de mi bolsillo y lo dejo arriba del capo del auto.

Yo... tengo recuerdos de mi niñez,  es cierto que no son tan claros, pero recuerdo a mi madre, recuerdo cuando fui a la escuela, mi primer día del colegio, mi primer beso... pero eso era todo lo que recuerdo. No hay absolutamente nada de lo que Trevor y los chicos me dijeron aquel día en el hospital. No recuerdo lo que Trevor me dijo acerca de... nosotros. Nada.

Me siento... perdida, sola.

Me separo del capó, recojo mi celular y camino hasta la puerta abierta del Jeep. Realmente no se a donde ir.Pongo en retro, y salgo de aquel lugar.

Sin importarme hacia donde me lleve la vía, me preparo para un largo viaje.

Mi celular sigue vibrando y yo opto por apagarlo. No necesito ruegos, súplicas o, incluso,  ordenes.

Mientras sigo avanzando me doy cuenta que malditamente necesito dinero. Bufo, enojada. ¿Es en serio? ¡Estoy en la nada!... Y SIN DINERO. ¿De dónde o cómo se supone que voy a conseguir dinero? Preocupada, sigo avanzando; no tengo miedo. Sigo enojada... creo.

A lo lejos logro ver una gran cantidad de luz. Acelero un poco más y llego a esta... ¿fiesta? Al instante que escucho los motores de unos autos, me corrijo. Son piques. Mierda. Me estaciono bastantes metros atrás. Ni siquiera sé porque, pero me acerco a donde está todo el bullicio. La música está a tope no la reconozco, sin embargo. Maldigo a mi altura. No veo absolutamente nada de lo que sea que estén haciendo alli. Entonces escucho:

-¿Alguien más quiere perder dinero y –se ríe –su dignidad? –me emociono al escuchar dinero. Yo necesito dinero. Estoy en la nada y necesito dinero. Me engojo de hombros. Espero a quien sea qie hable, pero no, nadie quiere un carrera.

-¿Cuánto hay? –grito para que me escuchen. Entonces, ahora sí se hace el silencio. El chico que está frente a mi, se da vuelta y me mira con ojos muy grandes. Frunzo el ceño y se aparta. Musito un pequeño gracias. Laa personas que están en mi camino hacen exactamente lo mismo que el primer chico: me miran, se sorprenden, me deja pasar.

Cuando llego al inicio, veo un Subaro azul prendido. A un señor calvo, dándome las espaldas.

Necesito dinero. Me encojo de hombros. Voy a intentar.

-¿Cuánto hay? –vuelvo a preguntar. Este señor da vuelta. Me mira, sorprendido, mientras abre un poco la boca.

-No pienso correr contra ti –me dice después de recuperarse del shock. Pongo mis ojos en blanco.

-¿Tienes miedo? –lo reto. Con los hombres, hiere su ego y consigues lo que sea.

-¿Yo? ¿De ti? –deja salir una gran carcajada. Lo tengo en mis manos. Me mira directamente a los ojos –Hay ochocientos dólares –me mira de arriba a abajo –y una follada –la gente a mi alrededor se ríe al escuchar esto último. Trago saliva. Claramente no tengo ochocientos dólares. Claramente no quiero una... follada. Necesito el dinero.

-Bien, vamos a ver si una hormiga es más grande que tu pene –la multitud se ríe. Él me mira muy serio.

-Vas a gritar... muñeca –se da vuelta y sube a su auto. Las personas gritan, eufórica. Escucho algunos susurros. Me doy vuelta y algunos me estan mirando. Otros me señalan. Frunzo el ceño. ¿Qué mierda sucede?

Camino hasta el Jeep, espero que esté equipado para una carrera. Realmente no sería un buen momento para perder. No tengo ni un solo centavo. Me trepo al Jeep. Me dirijo hasta donde está el Subaru, esperándome.

-¡Un kilómetro! –grita. Asiento. Me siento segura de mi misma.

Entonces una chica con poca –realmente muy poca –ropa, se acerca a la mitad de los dos autos. Me mira y tiene la misma reacción.

-¿¡Están listos!? –grita y se crea un gran bullicio. Tenemos un gran público a nuestro al rededor. Los silbidos y gritos se hacen presentes. Sólo asiento. Mira al dueño del hermoso Subaru, quien esta haciendo rugir a su motor. Susurro un "idiota" –¡En sus marcas! –giro de un lado al otro mi cabeza –¡Listos! –pongo primera, sonrío. Me convenzo a mi misma que es sólo por el dinero. Hago esto por el dinero –¡Fuera! –saco el pié del embrague y acelero. Dejo atrás a la chica con poca ropa... y al Subaru.

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Hola!

Como dije, gracias por seguir leyendo esta historia. Gracias por votar y dejarme uno que otro mensaje.
Aquí en mi país,  son las 4:12 de la madrugada. En realidad, subo el capítulo porque mi gata no me deja dormir.
Y nada, gracias por su acogida a esta aventura.
Nos leemos en un próximo capítulo.
Xx.

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