Capítulo 37

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-¿A qué huele la muerte? -la pregunta que hace Lenin se queda en el aire.

Ni Natalia, ni Nicolas, ni Trevor, ni yo respondemos. Nadie lo hace.

"Recuerdame feliz. Recuerda a la muerte feliz. Porque así es."

Cierro mis ojos y pego mi cabeza en el ventana del auto.
No necesito abrir los ojos para saber que Trevor está entrelazando nuestros dedos.

Cuando intenté salir de la casa y matar a los hijos de puta, Trevor me detuvo. Me dijo que no se puede ir a la batalla sin un plan. Me dijo que Lily iba a ser vengada, pero no de esa manera. Me dijo que debemos esperar a por ellos.

Entonces comenzamos a planear. Comenzamos a reunir la suficiente cantidad de personas.

Yo me iba a encargar que Martín viva su propio holocausto.

Ahora nos dirigimos al centro del pueblo en donde estábamos. Según Trevor, hay gente importante ahí.

Yo sólo quería a Martín en mis manos. Verlo morir en mis manos. Así como vi a Lily... pero esta vez no iba a llorar.

Abrí mis ojos cuando el auto paró. Apreté mi mano con la de Trevor, él me beso en los nudillos.

-Te quiero -le dije. Sentí la necesidad de decírselo. No siempre era yo la que lo decía primero, pero esta vez, lo necesitaba... tenía que hacerlo.

La recompensa fue ver la ternura en sus ojos azules como el cielo. La sonrisa en su bello rostro. Y el tono con que me dijo "te quiero" sólo hizo que mi corazón se hinchara hasta el punto de dolerme.

Amo a este hombre.

Jodidamente lo hago.

-¿Vamos? -la voz de Nicolas llama mi atención. Todos nosotros seguimos afectados por lo de Lily.

-Vamos -Trevor me jala y me ayuda a salir del auto. El sol se burla de mi estado de ánimo. Debería estar nublado. Debería reflejar el dolor y la tristeza que todos nosotros sentimos.

La casa es pequeña, el tejado viejo, las paredes dejan ver la falta de cuidados. Dos ventanas y una puerta vieja. Esa es toda la casa con "gente importante" ahí.

Miro a Trevor con el ceño fruncido.

Natalia toca la puerta y espera unos segundos. No escucho absolutamente nada.

-¿No hay nadie? -susurro. Me apego más a Trevor. Para el calor que está a nuestro alrededor, siento frío.

Entonces la puerta se abre y una exuberante rubia con poca ropa nos da la bienvenida. La rubia al ver a Trevor se lanza a sus brazos. Ni siquiera se interesa en saludar a los demás o de si quiera esperar a que me aparte de él. Ella solo se lanza a él y lo besa en la boca.

La sangre comienza a hervir en mis venas.

Trevor se la quita de encima de un empujón.

Nicolas me aprieta el brazo y trata de tranquilizarme. Trago saliva.

Veo rojo.

Natalia se acerca a la rubia y le susurra algo. La rubia me mira de píes a cabeza, sin disimulo. Mira a Natalia y la rubia se ríe.

-No caigas en su provocación -me susurra Nicolas.

No miro a Trevor. No necesito hacerlo. Sé que él sí lo hace. Está esperando a que lo mire.

-Lara -de repente mi nombre me da asco cuando la rubia lo pronuncia.

-Te sugiero que no, Joseline -la voz de Nicolas trata de detenerla. Ella lo ignora y avanza hasta mi. El desagradable olor a sexo, tequila y mariguana ataca a mi nariz. Hago una mueca.

HAZME PECARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora