Te amo.

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Me giré. Él me estaba mirando y sonriendo mientras levantaba una mano débilmente. Fui corriendo a ese lado de la cama y lo abracé tan fuerte que sané yo todas mis heridas, y sobre todo la mas grande, las de mi corazón. Estaba despierto, estaba aquí, conmigo, mirándome. Se me humedecieron los ojos de la emoción. Su piel se había vuelto mas cálida, y la habitación menos fría, con más vida. Juraría que hasta el sol buscó rendijas para entrar por la ventana.
- No sabes... Lo que te he echado de menos... - las primeras lágrimas empezaron a caer por mi mejilla.
- Sí lo se, yo también he estado sin ti... Yo...- su voz perdió fuerza y se quedó con la boca abierta.- no puedo... Respirar...- me separé de él bruscamente y empecé a llamar a un medico histérica.
- ¡Por favor! ¡Un médico! ¡Por favor! - no se cuanta gente entró en la habitación ni lo que pasó, todo fue muy rápido. Lo único que recuerdo fueron sus última palabras hacia mí.
- Noe... te amo... quiero que... lo sepas...
- ¡No! ¡No te despidas! No puedes... ¡ya no!- lloraba sin parar.
- ¡Parada cardíaca! - gritó el que parecía ser el médico.
- Señorita tiene que irse, haremos lo que podamos.- dijo una enfermera. - Señorita por favor... - le di un ultimo beso y le susurré al oido el único "te amo" que había dicho en mi vida de la manera más sentida y profunda al oído. -Por favor, no me dejes...- y la enfermera me llevó hasta la puerta.

No era consciente de lo que acababa de pasar. O sí, pero no quería creermelo.
Me senté en el suelo del pasillo, escuchando lo que pasaba en la habitación, sin entenderlo. El médico gritaba cosas y las máquinas hacían ruidos y... De repente hubo silencio en todo el pasillo.
Me puse de pie y esperé a que pasara algo. No quería entrar. Sabía lo que acababa de pasar pero no quería, mejor dicho, no podía asumirlo.
- No...- suspiré al ver una enfermera salir de la habitación, al ver su rostro todo se confirmó. No hicieron falta palabras.
Estaba en shock, cómo tu vida puede cambiar tantas veces de rumbo...
Entré en la habitación dando pequeños pasos. Y cuando le vi...
...
...
No.
¿Por qué? ¿¡Por qué!?
Me quedé en frente de su cuerpo y fui caminando hacia un lado de la cama. Estaba tan guapo hasta dormido... Verlo así me recordaba cuando me despertaba por las noches y le veía en mi cama dormido, se despertaba y me abrazaba "vuelve a dormirte tonta". Esa frase ahora sonaba en mi cabeza una y otra vez. No podía dejar de llorar, pero tampoco me molestaba, eso no era lo que me preocupara ahora. Ni eso ni nada, no se podía hacer nada.
Le cogí la mano, aún estaba cálida. Acerqué una silla como siempre hacía y me senté junto a él.
Con mi dedo índice comencé a recorrer en su brazo cada uno de sus tatuajes, acordandome de cada una de sus historias tal y como él me las contó, tal y como él las sintió. Y es que eso era algo que hacía también muy bien con él, era la única persona con la que empatizaba tanto, "tus problemas, son nuestros problemas". Eso me lo dijo el día que me tuve un dolor de tripa espantoso. Acababamos de comer y él me cogió en brazos, me llevó hasta la cama, se tumbó conmigo y me acarició la tripa. De vez en cuando se me escapaba alguna sonrisa tímida pero desaparecía al volver a la realidad.

No sabía ni como llegué a casa esa noche, Patri y Maxi me obligaron a ir a casa a descansar, creo que volví con ellos. No comí nada, no tenía ni apetito, solo estaba en mi casa de repente. Creo que seguía en shock. Me tumbé en la cama y estaba fría. Estuve varios minutos mirando el techo blanco de mi habitación, hasta que me giré hacia el lado de la ventana y vi el sillón desde el que veíamos ver caer la lluvia por la ventana. Ahí me di cuenta de todo lo que realmente había pasado y comencé a llorar, tanto que al final de un rato no me quedaban lágrimas, pero seguía llorando. Esto dolía, dolía y mucho. Como si te clavaran una estaca en el corazón y la siguieran clavando, y no dejaran de clavarla, y nunca, nunca, dejaran de clavarla.
Di media vuelta en la cama, era de noche así que intentaría dormir. Quise apagar la luz desde el interruptor de encima de mi mesita de noche cuando me encontré con una de nuestras fotos. No podía con esto. Me quedé un rato observándola y sin dejar de llorar.
Antes de apagar la luz me levanté y busqué en el armario una de sus camisetas, todavía olían a él. Me fui a dormir con ella, y ahí es cuando apagué la luz y en algún momento de la noche me quedé dormida.

Hola! Bueno, lo siento si os lo he hecho pasar mal, pero quería decir que solo queda un capítulo más!
Comentad diciendo lo que os ha hecho sentir este capítulo por fa, un abrazo y muchas gracias por los que comentáis siempre, yo os leo todo ❤❤

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