Vuelve conmigo.

19.9K 1K 37
                                    

Abrí los ojos y ya no sentía nada, no había dolor. Todo era blanco y luminoso, era como la nada.
Vi algo a lo lejos. Era como un punto negro en medio de todo.
Caminé hacia allí despacio, poco a poco se hacía más grande y pude diferenciar una figura humana.
- ¿Hola? - dije asustada. Esta se movió y pude reconocer su cara.
- ¡Noe! - corrí hacia él y me tiré a sus brazos.
Él me besó y mi desesperación se volvió tranquilidad. No sabía que pasaba pero estaba con él, y solo él me hacia falta.
Pero había algo que fallaba. Me sentía como cuando te besan en un sueño, real en el momento y falso cuando acababa.
- ¿Qué es este sitio? Quiero salir de aquí. - él se separo de mí unos centímetros y me miró a los ojos.
- A mi me gusta, es tranquilo, hay paz y tengo lo que más necesito. - me sonrió.
- No, a mi me inquieta, vámonos por favor Axel. - de repente algo, una fuerza comenzó a tirar de mí. Él se alejaba más y más de mi cada vez, pero me seguía corriendo. - ¡Axel! ¿qué está pasando? ¡Axel!
- ¡Noelia! - su figura era cada vez mas pequeña. - ¡Te quiero! - es lo último que escuché despues de que todo se volviera negro.

* pi... pi... pi...*
Ese sonido extraño sonaba en mi cabeza.
Empecé a notar luz otra vez así que abrí los ojos.
Empecé a diferenciar figuras, hasta que me su cuenta de que estaba en una cama de sábanas blancas. Me dolía todo el cuerpo. Vi que tenia tubos en un brazo conectados a una máquina.
- ¡Cariño! - escuché esa voz tan conocida y alguien de abalanzó sobre mí.
- Mamá... - detrás de ella, un hombre que nos abrazó a las dos - ...papá - sonreí.
- Pensábamos que no despertarías - dijo mi madre entre lágrimas.
- ¿Qué... qué ha pasado? ¿Por qué estoy aquí? ¿Que me pasa mamá? ¡Me duele todo! - comencé a llorar a medida que iba hablando.
- Cariño, tranquila, solo ha sido un accidente tú y aquel chico perdisteis el control del coche y... - y todo volvió a mi memoria. El coche, el accidente, y... él.
Entré en un estado de agobio y estrés.
- ¡Mamá! ¿dónde está él?- dije subiendo el tono. - ¿dónde está Axel? - mi respiración era igual a cuando acababas una maratón, me faltaba el aire.
El echo de pensar que podía haberle perdido me mataba y ahora, la única parte del cuerpo que no había sufrido daños, me dolía como nunca. En el lado izquierdo del pecho, justo ahí. El dolor físico de las heridas no era comparable con ese dolor interno, ese dolor del alma.
Seguí llorando y mi padre intentó calmarme, hasta que unos médicos intentaron inyectarme algo con una jeringuilla.
Empecé a tener sueño y a medida que este se apodereba de mí, pensaba en él. En que si él ya no estaba, yo nunca más estaría. En que no volvería a verle sonreír, ni volvería a escucharlo reír. En que mi nombre no volvería a tener sentido cuando alguien lo dijera porque solo él se lo daba. En que jamás unas manos podrán entrelazarse mejor con las mías. En que ya no podría abrazarle, ni besarle, y ahí moría yo. En que nunca más podría decirme "te quiero" y lo peor, nunca podría decírselo yo.

Desperté y era de noche. Mamá y papá dormían. Uno en el sillón de al lado de mi cama y otra en el sofá. Pero eso era lo de menos, yo quería saber de él. Necesitaba saberlo. Me incorporé en la cama he intenté bajar a pesar de todo el dolor de mi cuerpo. Cuando estaba a punto de bajar y tenía los pies colgando me di cuenta de que tenia un pie vendado. Me dio igual. Cogí una de las muletas que había apoyada en una pared y salí de la habitación intentando hacer el menor ruido posible.
Recorrí varios pasillos vacíos hasta que llegué a un mostrador en el que una enfera bebía de una taza.
- Hola. ¿se ha perdido? - me dijo amablemente. Parecía joven y con ganas de ayudar a la gente.
- No, em... necesito saber sobre un chico.
- No podemos dar información sobre otros pacientes, lo siento.
- Yo solamente quiero saber si está bien... - comencé a llorar - ...quiero saber si sigue vivo, yo...
- Tranquila - ella salio de detrás del mostrador y me abrazó. - Debe ser muy importante para ti ya que mira tu estado y estás aquí - yo solo asentí y ella me limpió las lágrimas. - te ayudaré, pero promete no decir nada, me juego mi puesto de trabajo.
- Lo prometo - contesté desesperada. Ella volvió detrás del mostrador y tecleó algo en el ordenador.
- Digame su nombre.
- Axel Martínez. - salió del mostrador y me dijo algo en la oreja. Yo fui corriendo al ascensor.

No se como lo hice, pero siguiendo las instrucciones de la enfermera llegue a una habitación. No podía estar allí así que tuve que esconderme varias veces de los enfermeros de la planta de intensivos o al menos creo que era esa esta.
Cuando todo estuvo en silencio puse la mano en la manivela de la puerta y empujé hacia adentro.

Comencé a llorar mientras fui corriendo hacia él.
Estaba en esa camilla, con tubos y cables por todos los lados. Acerqué una silla y me senté a su lado cogiéndole fuerte de la mano.
- Te quiero.- le susurré al oído y le besé en la frente, como el me besaba a mí cuando le necesitaba. - por favor, vuelve conmigo.
Estaba en coma.
No pensaba moverme de allí. Al menos en toda esa noche.
No, no lo haría.

¡Hola! Se que es un poco corto, pero me gusta intrigar.
Siento haber tardado tanto
Comentad que os parece!
Un saludo

El Chico De Los Tatuajes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora