Capítulo 8

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La había dejado encerrada a base de candados y barras de seguridad que solo un experto de la CIA podría descifrar y claro él también.

Después de retirar el dinero de Julie lo había colocado en un maletín que guardaba bajo llaves en alguna parte del pequeño lugar. Sin embargo había dejado el dinero suficiente para la comida que necesitaba, sin mencionar alguna ropa de segunda que le compraría a Julie tanteando pues no se sabía su talla.

Y después de algunas horas había vuelto a casa.

- Mierda – se dijo a sí mismo al abrir la cerradura. Cerró la puerta y observó a Julie con una sonrisa radiante sobre el mueble, con una lata de cerveza en la mano.

- Llegas y ya insultando

- No te lo dije a ti, es que. . . ¿estás borracha?

- ¿Yo? – preguntó ella sorprendida, al mismo tiempo que soltaba una carcajada. La lata de cerveza rebotó, cayendo al suelo.

Max negó con la cabeza, tiró el maletín sobre la pequeña mesa y con la otra mano tendió la pizza que había traído.

- Te dejo apenas una hora y haces esto. – la reprendió. – Te he traído ropa y comida, no puede ser. . .eres peor que una niña pequeña, te has tomado mi colección de Heineken y ni siquiera. . . - cuando se detuvo, se percató de que hablaba solo.

Vio que se estaba durmiendo, estaba bonita muy bonita, quizá había sido por algo que había terminado eligiéndola a ella de entre esas cinco mujeres, quizá alguien intentaba decirle algo pero no quería ponerse a pensar en eso, al contrario, después lo notaría.

La cargó entre sus brazos intentando no despertarla. Los borrachos eran más duros que una piedra, pero aun así tuvo cuidado, sus manos se aferraron a los muslos de ella teniéndola con firmeza, caminó hasta la habitación abriendo la puerta con una mano, sus músculos se tensaron cuando tuvo que acostarla sobre las sábanas en el suelo, "Coño, toda mi colección de Heineken" pensó y una leve sonrisa se extendió entre sus labios.

- Lo lamento. . . - le dijo ella. Abriendo los ojos suavemente. Max se tensó.

- ¿Por qué?

- Por tomarme tu colección.

- Da lo mismo.

- Pero dijiste que te molestaba.

- Ahora te digo que me da lo mismo. – intentó irse, a punto de colocarse de pie, sintió las tibias manos de Julie agarrarle el brazo.

- No te vayas, por favor - le pidió en susurros. Max la miró a los ojos, era inevitable no hacerlo cuando lo necesitaba, se sentía tan bien cuando la miraba tan intensamente.

–Vamos, quédate - murmuró ahora, acariciándole el pecho, Max lo sintió de lo mejor. Observó las pequeñas manos de Julie acariciarle el brazo, ¿De qué me manera lo hacía que lo ponía tan tenso?

- ¿Para qué? – le preguntó, sin querer saber la respuesta, tan solo deseaba quedarse ahí mismo.

- No lo sé. . . - Julie lo empujó hasta ella, esta vez para que se acostara a su lado, él cayó tendido, las fuerzas se le habían ido, se encontraba hechizado por ella y sus penetrantes caricias.

–Tal vez para que me digas tu nombre.

- Pensé que lo sabías. . . - dobló los brazos y los colocó bajo su cabeza. – Max, Max Williams.

- ¿Y por qué lo de ayer? – preguntó ella.

- ¿Qué cosa?

- Te detuviste.

Y una cosa era cierta, los borrachos eran los más sinceros del mundo.

- Tú no querías... - le respondió sin sobresaltarse. No valía la pena molestarse de nuevo.

- ¿Cómo lo sabes? - Julie dio vuelta cayendo sobre el torso de Max,  él volvió a posicionar sus ojos sobre los de ella,  esta vez si tenía tantas ganas de hacerla suya, la deseaba con toda su alma.

- ¿No es así? – le preguntó. Su brazo izquierdo le abrazó la cintura por detrás haciendo que sus cuerpos se junten más esta vez, los senos de Julie quedaron atrapados entre el torso de Max.

- No - le respondió ella

¿Lo decía sólo porque estaba ebria o porque en verdad lo sentía así?

– Max. . . - Una oleada de deseos se apoderó de él cuando la escuchó decir su nombre, se la imaginó gritándolo ahora con la garganta ronca, gimiendo al ritmo de sus caderas, cubierta en sudor, dándoselo todo.

-Bésame. . . - le pidió.

Y si, Julie lo estaba volviendo loco.

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