EN LAS ALAS DE LA MUERTE, Libro 2

CAPITULO 10... Raíces...

Disfruten la lectura

Le recuerdo el en agosto va a estar a la venta el libro de Durmiendo con la muerte y estaré publicando donde lo pueden adquirir, en facebook ya esta la pagina oficial como Durmiendo con La Muerte, agradezco a todos los que entren y le den click a "Me gusta" y dejen sus comentarios de que les ha parecido el libro.

Sin más... disfruten de la lectura ...

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Zoran

El hermoso bosque que una vez formó el jardín del castillo Krivoklat ahora se encontraba cubierto por la sangre de nuestros enemigos, la tierra se había humedecido y con cada paso que dábamos provocaba un sonido de succión fangosa, en cuanto uno se quitaba un enemigo de encima dos más se le venían encima , en especial las sanguijuelas que surcaban el suelo en busca de sangre fresca, se arrastraban hasta tomar el liquido vital del suelo para luego mutar en extraños simios sin nada mas en el rostro que la boca llena de dientes, los no muertos eran cada vez más numerosos y lo malo es que muchos eran conocidos, amigos que por años lucharon en contra de la oscuridad hasta que ahora se veían alcanzados por ella.

Al otro lado del campo podía ver a Azrael que se movía como un felino en contra de los sombras que se ceñían en atacar a los demonios de su jauría, en algunas ocasiones podía ver como sus cuerpos blancos se escamaban y deformaban hasta que sus cuerpos eran de humanos y su rostro de animal, algunos cuernos de color negro sobresalían de sus hombros, muñecas y tobillos convirtiéndolos en sí mismo un arma, Buer se encontraba en la copa de uno de los pocos árboles que se mantenían en pie creando conjuros de curación para los suyos y en algunos casos para nosotros también, Balcebú del que huían las sanguijuelas incluso cuando mutaban porque su figura era de un hombre con piel de serpiente y su habilidad para tragar a sus enemigos enteros aterrorizaba a cualquiera, Leviatan en forma de una enorme serpiente cubierta de púas alrededor de la cabeza y Seddin estrujaba en sus manos las cabezas de sus enemigos, su cuerpo casi humano lleno de pelo color pardo y su cabeza parecían de mino tauro solo que  de su boca salían cuatro tentáculos que salían a relucir cada vez que gritaba a sus enemigos, pero del que más lejos quería estar era de Sab que con su extraña y fantasmal belleza era el más letal,  conforme avanzaba iba dejando un rastro de estatuas que se desmoronaban con la ventisca que rodeaba el campo.

Tres magos se me lanzaron por los costados con sus esferas de energía para un golpe de cuerpo a cuerpo, sonreí al verlos venir mientras que sacudía la sangre que teñía el filo de mi espada, las batallas sabían mejor cuando tenias un motivo por el que vivir y el mío ahora mismo estaba luchando a mi lado, al primer mago le atravesé el pecho antes de que lograra enviarme sus municiones y los otros dos ni siquiera vieron llegar el corte en sus cuellos, lo suficiente grande para que se desangraran en el campo.

Busque con la mirada a Rose que ahora se había quedado paralizada en medio del campo de batalla después de decapitar a un no muerto, corrí hacia ella en espera de que reaccionara pero tuve que tocarla para que reaccionara.

-          ¿Qué sucede Rose? -   Le grite en medio del ruido que se generaba a nuestro alrededor 

-          Estoy bien, solo que creo debo concentrarme para manejar las dos partes de mi – dijo viéndome con una cara entre sorpresa y excitación

-          ¿De qué estás hablando? – le pregunte sin entender 

-          De eso – dijo señalando al otro lado del campo

Ahí en medio de la sangre y los cuerpo estaba el espíritu de Rose al lado de Dominic que nos veía tan confundida como yo lo estaba, le quería preguntar como se había separado sin perder conciencia de su cuerpo pero en ese instante una horda demonios se nos venían encima por ambos lados, estaba preocupado por Rose pero se veía tan feliz como cuando supo que podía llamar refuerzos del inframundo.