Wonwoonieves y los siete enanos

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Había una vez en un reino muy, muy lejano, un rey excéntrico y hermoso, viudo del Rey Alejandro, su nombre era Jeonghan.

El rey se levantaba todos los días y le preguntaba a su espejo mágico Jisoo: "Espejito, espejito, ¿quién es el más chulo de bonito de este reino?", a lo que el fiel espejo Jisoo contestaba: "Tú, majestad, tú eres el más hermoso de este mundo". El rey Jeonghan sonreía y continuaba su rutina matutina de mandar a la friendzone a todos sus enamorados.

Un día cuando el rey hizo la habitual pregunta a Jisoo, este, harto de vivir como "el mejor amigo", respondió con desdén:

"No es por nada, su majestad, pero estos días he notado que Wonwoonieves está como quiere, la vdd. Tiene más de doscientos mil seguidores en Instagram. Así que él es el más hermoso de este reino, porque lo Emo está de moda".

Jeonghan bufó de ira hacia el espejo y tiró todo lo que había a su alrededor. No lo creía, su hijastro no podía ser más lindo que él.

El hijo del Rey Alejandro era un joven de piel pálida como la nieve, cabellos negros como la noche, y con los labios rojos como los tomates a los cuales era alérgico... Bueno, no tan rojos, pero entienden la metáfora; su nombre era Wonwoonieves.

Cuando el Rey Alejandro murió, su hijo quedó a merced de su padrastro Jeonghan, quien lo obligaba a hacer tareas de la servidumbre y no lo dejaba revisar su Facebook ni su Twitter después de las siete.

El rey Jeonghan, celoso por lo que su espejo le había dicho, mandó traer al cazador más desalmado, inteligente y fuerte del reino, Seungcheol.

— Seungcheol, tengo una tarea especial para ti —dijo el rey de larga cabellera rubia—, quiero que lleves a Wonwoonieves al bosque encantado y-...

— ¿Al bosque? Uy, eso va a estar difícil, con las nuevas reformas nos privatizaron el bosque encantado y ahora hay que pagar una cuota un mes antes para poder entrar.

— B-Bueno, llévalo al bosque normal.

— ¿Pero a qué hora? Porque le recuerdo que yo dejo de trabajar a las seis, y de dos a tres es mi hora de comida.

— ¡Cómo sea! —grito desesperado— Llévalo a donde sea a la hora que sea, pero quiero que me traigas su corazón en esta caja.

Entregó una cajita dorada al cazador que había sacado vete tú a saber de dónde.

— Pero Wonwoonieves me agrada, el otro día me prestó su eyeliner.

— O me traes su corazón o te obligo a escuchar el rap de Boonon por el resto de tu vida...

[
— Jeonghan hyung, Hansol está interrumpiendo mi historia.

— No puedo creer que me hayas puesto como el malo —reclamó ofendido el mayor.

— Es sólo una historia hyung.

— ¿Wonwoonieves? Pero a mí me agrada más La Bella —dijo Wonwoo.

— ¿Me dejarían continuar? Gracias.
]

¿En qué me quedé? ¡Ah, sí!

— Está bien, su majestad —se resignó el cazador, bajando la cabeza con pesar y retirándose del salón del rey.

Por otro lado del castillo...

Wonwoonieves fregaba los escalones de la entrada del castillo, mientras rapeaba junto a los pajarillos. Su voz era grave y sexy, que en combinación con su apariencia lo hacían lucir taaaan cool.

Había una vez... [SEVENTEEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora