Capítulo 2: Noche silenciosa.

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Un mes atrás aproximadamente.

Hacía mucho tiempo que los héroes de Gotham y Metrópolis no podían ponerse de acuerdo para verse. Superman, a pesar de que se hacía alguna que otra escapada hacia la mansión Wayne, era sistemáticamente rechazado por el multimillonario que se excusaba de estar siempre ocupado; aunque, a pesar a pesar de las quejas del mayor, éste nunca lo echaba y terminaban pasando un tiempo agradable juntos. Las contradicciones de Bruce, el no saber lo que opinaba y el nunca demostrar sus sentimientos descolocaban y angustiaban a Clark que no sabía que sentir de la extraña relación que mantenían. Muchas veces las actitudes indicaban que era correspondido, pero en otras tantas, percibía la distancia con la que se manejaba para con él. Batman nunca expresaba sus emociones y jamás había declarado a su relación como tal, aunque para el reportero, estaba más que clara.

Pero a pesar de esto, deseos por partes de ambos había para encontrase. Es por eso que después de estar hablando un buen rato por teléfono, pudieron ponerse de acuerdo para arreglar una salida juntos. Convinieron en ir a un restaurante en Metrópolis; elegante y con un buen servicio, pero a la vez, simple y acogedor. Bruce estaba cansado de los lugares costos por el simple hecho de que, inevitablemente, algún famoso, político o empresario se lo cruzaba, y siempre algunas palabras tenía que intercambiar. Su rol como jefe de Industrias Wayne y playboy multimillonario, no le permitían hacer oídos sordos cuando alguien importante lo llamaba para platicar, constantemente, manteniendo la fachada ante todos. Además, el salir a comer o hacer cualquier otra cosa implicaba muchas veces una situación incómoda para ambos héroes. Por un lado, el sueldo básico de Kent era el de un simple reportero, y, aunque Bruce le insistía que no le importaba, no sabía si lo complacía con las salidas que proponía sabiendo que estaba acostumbrado al lujo; así que siempre Clark se sentía sujeto a su corto presupuesto. Por el otro, Bruce Wayne tenía que permanecer oculto, ya que él llamaba la atención estuviera donde estuviera. Gracias a esto, muchas veces sus citas se vieron interrumpidas por periodistas, reporteros o hasta simples transeúntes.

La cuestión era que por una u otras tantas razones, el acordar salir para estos dos era bastante complicado. Así que una vez que lo lograban hacer, era para celebrar.

Decidieron reunirse en la puerta del restaurante. Clark ya se encontraba ahí esperándolo y Bruce no tardó mucho más en aparecer. El playboy como siempre lucía un hermoso traje azul a su medida que hacía juego con sus ojos claro, y su acompañante, usaba unos vaqueros negros y una remera blanca ajustada que le llamó la atención en cuanto lo vio.

—Te ves bien —dijo al pasar tratando de restarle importancia, pero realmente opinaba que era verdad. Clark vestido informal era refrescante.

—¿Lo crees? —Miró su atuendo y su cara se iluminó—. Tú siempre te ves bien, uses lo que uses. —Y sus pupilas se dilataron en clara señal de que le gustaba lo que veía.

Ante sus ojos Bruce era el hombre más hermoso que había conocido, tanto por todo lo que valía y por su indiscutible belleza. Batman se quedó quieto unos segundos, absorto por esa mirada, y luego suspiró. Aunque estaba acostumbrado a recibir halagos, siempre los de Clark le hacía sentir un extraño e indescifrable hormigueo en el vientre.

—Ya entremos.

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La cena fue amena, estuvieron platicando de sus cosas cotidianas, aunque generalmente Clark era el que hablaba y Bruce el que escuchaba. No tuvieron interrupciones y el clima del lugar fue muy agradable, pero, a decir verdad, Bruce estaba más distraído que de costumbre. En varias oportunidades, el héroe de Metrópolis lo encontraba con su mirada perdida, contemplando la nada. Superman estaba inquieto por su actitud ya que realmente lucía ido y parecía no disfrutar de su compañía.

Quiero Ser tu Apoyo (Superbat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora