Los egipcios: El encuentro (1/?)

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Llegamos a nuestro destino. Percy toca el timbre. Luego de algunos minutos nos abre un chico, alto y moreno. Ese debe ser Carter. (¿Qué cómo lo sé? Ser una diosa tiene sus ventajas... Ejem por Annabeth ejem). Carter mira a Percy y luego a Annabeth, luego a mí, luego a Percy y por último a Annabeth.
—¿Quién es ella?-pregunta
Una chica empuja a Carter desde atrás de la puerta y nos saluda.
—Disculpen a mi hermano, es un poco/muy grosero. ¿Qué tal chicos? ¿Qué les trae a la Mansión de Brooklyn?
—Hola Sadie, Carter- dicen mis hermanos a coro
—Hola- añado
—Bueno...-empieza a decir Percy pero Carter lo interrumpe
—¿Ahora soy yo el maleducado?- dice dirigiéndose a Sadie -. Chicos pasen, pónganse como en casa o ese campamento suyo– nos dice abriendo paso para que nosotros entremos
—Se dice chicas, por mayoría– corrige por lo bajo a su hermano
—Solo en la gramática española, inglesita, no en la gramática americana- le contesta
—¿Lo de inglesita supone un insulto? Uno nunca sabe cuando se necesita otro idioma- responde Sadie
Annabeth me mira y luego pregunta a Carter
—¿Tu mansión restringe el paso de los dioses, verdad?
—Sí, ¿porqué?- pregunta confundido
—Bueno por este... Por Aria, mi hermana- responde Percy
Carter se queda callado con la cara típica de Annabeth cuando está analizando una situación
—¡¿Tu hermana es una diosa?!—grita Sadie
Una pareja a nuestra derecha nos queda mirando extrañados pero siguen su camino
—Que pase, está todo listo- se oye una voz desde dentro de la mansión que creo que es de Bast
Pasamos, Carter y Sadie nos guiaron hasta un especie de sala donde se hallaba sentada la diosa con la que me había encontrado momentos antes
Sadie nos mira —Siéntense chicos- mira a su hermano y le saca la lengua
Hacemos lo que nos dice, yo me acomodo al lado de Annabeth en uno de los muebles.
—¿Ella es una diosa?- pregunta Sadie
—Resulta obvio, hermana maleducada, y ella se llama Aria ¿o me equivoco?
Asiento y pregunto —¿Cómo que obvio?
—La belleza que posees es inhumana, inigualable, es... De diosa— exclama Carter haciéndome sonrojar
A mi lado, Annabeth trata de contener la risa mientras intenta mantener a Percy en la raya, algo imposible si no fuera hija de Atenea (sarcasmo... De alguna manera tengo que desfoga mi sonrojo)
—Te recuerdo hermano, que tienes enamorada... O lo que sea que tengan entre ustedes dos
—Mira quién habla, que se gana su dos por u...- dice Carter pero es interrumpido por su hermana
—Además Aria debe tener miles de pretendientes, o ya un novio...- dice Sadie en tono pícaro
Annabeth hecha a reír, mientras Percy hecha humo (seguro porque le hicieron acordar de quién es mi novi-digo enamorado)
—Bro, sinceramente te digo que te prefiero mil veces que el enamorado actual que mi hermana tiene- dice Percy enojado
Sadie abre la boca para hablar pero yo interrumpo
—¿Venimos para una misión o para hablar sobre mi vida amorosa?- digo molesta
Todos se callan
—Pero ¿quién es?- pregunta Sadie a Annabeth
—El dios Apolo... Por eso que Percy se pone como se pone
—¿No le cae un dios?-pregunta inocente Carter
—Nooo mira— responden las dos chicas al unísono
Inhalo, exhalo, inhalo, exhalo...
—¿Terminaron?- digo más calmada
—Por más que me guste escuchar los líos amorosos de los dioses, pero me parece que ustedes tres tiene una misión- dice Bast desde su sitio. Ha estado tan callada que me había olvidado completamente de ella.
—Sí, tiene razón...- habla Annie
—Bast
—Diosa Bast
—No, solo dime Bast, querida
—Está bien...- suspira-. El padre de Percy nos envió con ustedes por una misión, nos dijo que iban de ser de gran ayuda.
—Misión, ¿de qué?- pregunta Carter
—Es lo que no sabemos— responde Percy
—Los dioses son medios extraños- concluye Sadie y todos asentimos-. Discúlpame Aria
—No te preocupes, tiene toda la razón
Sadie hace una mueca a su hermano, y este rueda los ojos
—Un cofre– habla nuevamente Bast–. Tienen que hallar un cofre
—¿Cofre?- todos preguntamos
—En París– da el último sorbo a su taza con leche— Deben hallar el cofre en París– dice Bast enfatizando en las palabras "el cofre"
—Oh no– exclaman los magos mientras nosotros los miramos confundidos
Solo Bast atina a asentir para luego dejar la taza en la pequeña mesa de centro que hay en la habitación.
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Me demoré para tan poco, pero quiero que entienda que debo releer las Crónicas de Kane para ser más precisa en la narración. Este es una parte del capítulo, actualizaré lo más pronto como los dioses me permitan (y cuando supere el trauma de enterarme que soy legado de Zeus). Gracias por seguir leyendo.
Su autora,
Mirella

Una nueva diosa en el OlimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora