#10 Capitulo

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Giselle llevaba días sin presentarse en la preparatoria, y para qué mentir, tan sólo Karla, Dylan, Chris y Andrew, estaban más que preocupados por ella.

-¿Ya la llamaste?
-Oh, qué brillante idea Chris, no se cómo no se me ocurrió... ¡¡Por supuesto que la llamé, idiota!! No contesta... a nadie le contesta...

Los chicos estaban reunidos todos en casa de Karla, porque después de casi una semana y media de no saber nada de Giselle, ya era para asustarse.
Porque, conociéndola... pudo haber caído en una crisis y haber cometido una locura...
Los chicos sabían que Giselle tenía problemas de autoestima, y que su madre la obligaba a ir regularmente con un psiquiatra, pero no saben el verdadero motivo, tan solo han aprendido a lidiar con sus crisis, y saben que el hecho de que haya desaparecido por tanto tiempo sin avisar sólo puede significar una cosa: depresión acompañada de delirios suicidas.

No era muy común que le ocurrieran este tipo de cosas, pero ha estado al borde de la muerte un par de veces, y es muy difícil hacerla entrar en razón si no es con medicamentos, que claro, se niega a tomar.

No sabiendo que más hacer, Dylan propuso algo:
-¿Y si vamos a su casa?

Todos se voltearon a verlo... en medio de tanto escándalo, a nadie se le había ocurrido.

-¡Dylan eres un genio! ¿Cómo es que nunca se nos ocurrió, por dios?- exclamó Karla golpeándose la frente con la palma de su mano. Se levantó sin decir palabra y todos la siguieron.

*

Después de 10 minutos, estaban frente a la casa de Giselle, lanzando piedras a la ventana de su habitación. Era la hora ideal, su madre y hermanos no estarían, así que no había manera de que pudiera excusarse.
Luego de unos minutos, al fin salió asomándose por la ventana.

-¿Que quieren aquí? Vayanse.... - dijo con tono indiferente, apagado.
-Venimos a verte, Gissie. Estábamos preocupados por ti.
-Agradezco que se preocupen pero no es necesario. Estoy bien. Ya pueden irse. - volvió a perderse detrás de las cortinas, pero esto no se iba a quedar así.

-¡GISELLLE! ¡Escúchame bien, no voy a moverme de aquí hasta que hables conmigo! -gritó Karla desde abajo, haciendo que la castaña apareciera de nuevo en el marco de la ventana.
-Está bien- suspiró- pero sólo tu.

Karla sonrió, mirando a los tres chicos que la acompañaban, diciéndoles con la mirada que tenían que marcharse, a lo que ellos obedecieron.

*
Karla entró a la casa, la cual conocía perfectamente, dirigiéndose directo al cuarto de su mejor amiga, encontrando la puerta cerrada con llave.

-¿Gissie? Abreme,los chicos ya se fueron, podemos hablar.

No hubo contestación, sin embargo la puerta se abrió lentamente. La rubia esperaba encontrar todo desordenado, pero no fue así. Todo estaba donde tenía que estar.
Buscó a su amiga con la mirada, encontrándola sobre la cama, llorando en silencio. No dijo nada, se acercó a ella y la abrazó.
-¿Pasó algo Gissie? ¿Tu madre de nuevo? Vamos, puedes decírmelo.- susurró con voz suave. Sabía que si se alteraba, pondría peor a Giselle.
-No lo entenderías... todo está mal Karla, todo. - respondió la chica con voz apenas audible. -Sólo traigo problemas. Mi madre nunca quiso una hija como yo. Problemática, enferma... loca. Suicida. - soltó una risa fingida- ¿Puedes creerlo Karla? La psiquiatra dice que tengo tendencias suicidas, ella dice que tengo algo llamado "delirios de persecución"- comenzó a reirse a carcajadas aún cuando las lágrimas no dejaban de caer por sus ojos. -Pero tu no crees que yo esté loca ¿Verdad Karla?

-N-no, claro que no. No lo estás- a estas alturas Karla también había comenzado a llorar. "Delirios de persecución" "Tendencias suicidas". Esas palabras se quedaron repitiéndose en su cabeza una y otra vez. Ahora todo tenía sentido.

De pronto Giselle se levantó bruscamente y comenzó a revolver los cajones buscando algo, murmurando cosas inentendibles.
Se detuvo en uno, sacando una pequeña caja con navajas y tomó una.
Karla la miró asustada. Giselle en ese estado era capaz de cualquier cosa.

-¿Q-que vas a hacer con esas navajas?- se le acercó, asustada.
-Voy a acabar con todo. Ellos ya están aquí, están llegando, vienen por mi.... no voy a permitir que me conviertan en una de Ellos.
-¿Quiénes son ellos? Giselle, no podrán hacerte nada, te lo prometo.
-¡Shhh! Pueden escucharte....

Giselle se acercó a la ventana, demasiado cerca para su propio bien, y comenzó a hacer cortes en su muñeca. La sangre escurría por su brazo. Karla intentó quitarle las navajas pero fue imposible.

-¡No te acerques o me lanzo!-gritó histérica cuando Karla quiso alejarla de la ventana. Cortó más profundamente. Su vista comenzaba a hacerse borrosa. Ya ni los gritos desesperados de su amiga suplicándole que se detuviera podían con ella.
No estaba actuando conscientemente, eso era obvio. Entonces Karla viajó su mirada al tocador, donde reposaban todos los frascos de pastillas, completamente llenos.
-Ahora todo estará bien. Todos podrán seguir con sus vidas tranquilamente, sin tener que ocuparse más de mi. Mi madre, Andrew, Jack.... incluso tú Karla. Serán más felices sin mi.

-No digas eso Giselle, por dios, eres mi mejor amiga, no se que hacer sin ti...- las lágrimas no dejaban de caer como ríos de los ojos de Karla.

-Busca debajo de mi cama... la caja azul... un vídeo, ponlo. Pero no ahora. Quiero que lo veas cuando estés segura de que ya no volveré.

Y dicho esto, cayó al suelo. Su piel pálida, sus muñecas ensangrentadas sólo significaban una cosa.

Karla, sin más que hacer, llamó a una ambulancia aún sabiendo que era inutil, y se quedó ahí arrodillada junto al cuerpo de su mejor amiga, llorando a más no poder.

N: arriba una canción en la que está inspirada la mayor parte de la historia *-*
Sleeping with sirens/Better off dead

Destructive loveWhere stories live. Discover now