Capítulo 17

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Me desperté con el sonido de mi alarma. Eran las 8:00 am, por lo que aún los chicos estarían durmiendo a pierna suelta. Tras unos minutos observando el techo, con las manos en mi nuca, decidí que necesitaba dar un paseo, por lo que me levanté y me vestí con mis pantalones negros ajustados, debajo de otros con aspecto militar. Me puse unas botas para la nieve y cogí mi abrigo que era tan ancho que me protegía del frío sin problemas. Observé por la ventana, parecía un día tranquilo, sin viento ni lluvia, por lo que pensé que con lo puesto estaba más que preparada para pasear por un bosque, sola. Salí de mi habitación y, tras dejar una nota en la cocina para que no se preocuparan, salí al exterior. Allí estaba Larry. Casi parecía que me estaba esperando, pues estaba sentado, al borde del claro que ahora consideraba mi hogar, y en cuanto me vio comenzó a mover la cola, contento. Le sonreí y le saludé con unas caricias y unas palabras de cariño. No le hablaba como un perro, porque sabía que se ofendería. Una vez lo hice, me gruñó y estuvo dos días sin acercarse a mí. Fue ahí cuando descubrí que un lobo podía ser bastante testarudo. Era bastante cómico ver cómo me disculpaba ante un animal y más si Matt no paraba de reírse.

Matt. Era el tema principal de conversación entre mi consciencia y yo. En todo el tiempo que llevaba allí era obvio lo que pasaba entre nosotros. Incluso hemos estado a punto de besarnos, pero siempre ocurría algo que nos interrumpía. Alguna veces, querría matar a Derek por ello, pero otras, es Matt quién se echa hacia atrás, me mira durante unos instantes y, tras darme un beso en la frente, simplemente se va, dejándome ahí, sin más. Nunca hemos hablado del tema y no estoy segura de si lo hablaríamos en algún momento. Mis sentimientos por Matt crecen cada día, con cada sonrisa que él me dirige, con sus miradas que él piensa que no noto y que, cuando lo observo, mira hacia otro lado intentando parecer distraído. Algunas veces me sentía frustrada por la situación. ¿Era yo la única que sentía algo? ¿Estaba preparada para dar ese paso después de todo lo que me ocurrió con Phil. "No, no pienses en ese imbécil, estamos muchísimo mejor sin él" me dijo mi consciencia, ella siempre velando por mi bienestar mental. Sacudí la cabeza y seguí andando, intentando no pensar en nada y con Larry a mi lado, escoltándome.

Anduve en línea recta durante lo que me parecieron minutos, pero el reloj que llevaba en mi mano derecha me indicada que había pasado una hora. Ahora me encontraba entrando en la ciudad. Sin haberlo pensado llegué hasta mi antigua casa. ¿Qué hacía allí? Derek siempre se reía de mí cada vez que salí a pasear, sin pensar en nada y acababa en un sitio que no conocía. Menos mal que Larry estaba casi siempre conmigo y le decía a Matt, mediante la comunicación mental que tiene la manada, dónde me encontraba y alguno de mis mejores amigos venía a buscarme, o le indicaban a Larry que me trajese de vuelta. Suspiré y miré mi antigua casa. Parecía exactamente igual a cuando vivía allí. Me acerqué sigilosamente y miré a través de la ventana de la cocina. Las lágrimas no tardaron en llegar al ver a mis padres preparando el desayuno, como siempre hacían. Estaban totalmente sincronizados y, de vez en cuando, se miraban y sonreían enamorados. Mi madre se había cortado el pelo y mi padre se había dejado barba, además, llevaba el delantal que yo le había regalado. Eran felices y lo eran porque ya no me recordaban. Era duro saber que tus padres no se acuerdan de que tenían una hija. Me separé de la ventana, intentando que no aparecieran las lágrimas. Me senté en la acera por fuera de la casa, necesitaba unos minutos para poder relajarme.

- Hola, ¿te encuentras bien? –dijo una voz a mi izquierda. Si esa voz no me hubiera sonado tremendamente familiar, no me habría incorporado tan rápido.

Ante mí estaba mi hermano Dani, el segundo más pequeño de la familia. Era tan solo dos años mayor que yo y siempre habíamos estado muy unidos. Su pelo castaño estaba un poco largo de como lo solía tener e iba vestido con traje de trabajo. Sin duda había empezado a trabajar en la empresa de mi padre. Salía de la casa, con las llaves de su coche en la mano y un maletín negro en la otra. Sus ojos verdes azulados estaban puestos en mí, observándome entre curioso y preocupado.

Atrapada en el Bosque #1 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora