Capitulo 46

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Sin muchos ánimos subí a mi habitación. Había esquivado la comida con la escusa de que había comido en el colegio.
Deje caer mi bolsa en el piso y lance mi celular junto con mis llaves en la cama.
Entre al closet para buscar algo mas cómodo. Terminaba de vestirme cuando escuche el muy leve sonido que crea mi celular al vibrar. Corrí hacia donde estaba este el cual no paraba de vibrar. Lo tome y mire la pantalla. Gonzalo.
Me debatía entre responder o no. Quería hacerlo. Aunque solo fuera por unos segundos, solo para escuchar su melodiosa voz pronunciar mi nombre. Después de diez segundos, dejo de vibrar.

Pase todo el día haciendo las tareas del colegio, no era algo que disfrutara pero me distraía bastante.

Termine con todos los trabajos, incluso algunos los había adelantado, pero ya no podía mas. por mas deprimida que estaba, demasiada tarea digamos que no era 'sano' para mi.
Baje a la cocina, mire televisión en la sala, salí al jardín, me senté en el comedor. Simplemente no me hallaba en la casa. Algo me hacia falta y sabia mas que con exactitud lo que era.

Finalmente decidí llamar a Paula y contarle. Ya me había 'asegurado' de que Paio no haría una estupidez.
- ¿Si?- respondió Paula del otro lado de la bocina
-Tengo algo que contarte- dije sin siquiera pensarlo
- ¿Pero ahora si me dirás la verdad?- me dijo riendo
- ¿Te dijo algo Paio?- le respondí con otra pregunta
-Osea... ¿Paio sabe y yo no?- ahora ella respondió con otra pregunta
-Es... es sobre Gonzalo y yo- trataba de no hablar fuerte para que nadie me escuchara
- ¿Vienes o voy?- me preguntaba si iba a su casa o si ella venia a la miá
-Voy para allá ¿si?
-Te espero- me dijo antes de colgar

Tome un pantalón de tela negro y una blusa verde de tirantes, ya en las noches comenzaba a disminuir la temperatura así que tome una sudadera también verde pero de un verde mas obscuro que la blusa, unos tenis y ate mi cabello en una coleta. Moví todos mis libros y cosas que estaban aun en mi cama y tome las llaves, iba a tomar el celular pero preferí dejarlo.
Después de avisar que iría a casa de Paula, subí a mi auto y partí hacia casa de mi amiga.
En menos de diez minutos ya estaba tocando el timbre de casa de Paula.
- ¡Hey!- me saludo sonriente yo solo force una sonrisa - ¿Que paso?
Subimos a su habitación y yo comencé a contarle la 'historia' y el motivo por el cual no le había querido decir nada.
- ¿Entonces no me ibas a decir?- se hizo la ofendida
-Si... solo que buscaba una forma de que Paio se controlara, pero cuando hable con el y no pude evitarlo y termine contándole todo- explique
-Bien- dijo sonriente -Pero estoy de acuerdo con Paio, deberíamos de ir a decirle lo que se merece- frunció el ceño
-Oh no claro que no- le dije seria
-Tan siquiera a la estúpida esa...- dijo en tono de suplica
-Ah por eso no te preocupes... tenlo por seguro que si la veo en la calle, no se la acaba- ambas reímos
- ¿Y no te ha llamado? o ¿algo?
-En la mañana me mando un mensaje, y cuando llegue a casa llamo- dije cabizbaja
-Y...
-El mensaje lo elimine sin siquiera leerlo y no le respondí cuando llamo- le conté
- ¡Por que no leíste el mensaje!- me reclamo poniéndose de pie
-Paula... ¡es que no! ¡no puedo!- le dije tomando con desespero mi cabeza -No tienes una idea de cuanto llegue a quererlo y de pronto lo veo en esa situación...- como era de esperarse o mas bien ya se estaba haciendo costumbre que las lagrimas se acumularan en mis ojos -Simplemente me destrozo.
Seguimos platicando por horas, hasta que creí que era hora de volver a casa.

La semana había pasado con una lentitud terrible, no salia de casa mas que solo para ir al colegio, mis calificaciones eran buenas, pero a duras penas ingería algo de alimento, no estaba bien.
Recibía constantes llamadas de Gonzalo, pero yo no hacia mas que ignorarlas, al igual que los mensajes. No tenia el suficiente valor para leerlos.

- ¿Segura que estas bien?- me pregunto mi madre algo preocupada -Nunca habías rechazado una comida, pero desde que llegamos apenas y la tocas.
-Si estoy bien, solo que no tengo hambre ahorita- le dije tratando de sonreír
- ¿Segura?- insistió
-Si segura- sonreí
-Bien...- estaba por salir de la cocina cuando regreso -Sabes, le prometí a Leyla que la llevaría al centro comercia para que eligiera a su mascota, pero ni tu padre ni yo podemos ir llegaremos hasta tarde... ¿la podrías llevar hoy?- me pregunto
-Claro- le dije sonriente

CAPITULO DEDICADO A NaleCelliedo

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