C.14) No me dejes.

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Éstos últimos días han sido agotadores, y es que el regresar la paz al fin en el distrito veintitrés, el ver la muerte del agente Mado Kureo en primera fila, trabajar en Anteiku lidiando con el pesado ambiente emocional, y regresar a mi puesto original en el distrito veinte, fue bastante tedioso.

Ahora, tengo la tarea de participar en el ataque que se producirá en el distrito once, donde agentes de todas las secciones han sido elegidos para ser parte de este. ¿Qué puedo decir? Gracias a esto tengo que ver a Amon todos los días, el preciado y genio subordinado del demente y muerto de Mado, en verdad me carcome la conciencia no poder evitarlo siquiera en una reunión.

Y es que recuerdo esa mirada entre la desesperación y felicidad del anciano al estar frente a él en su lecho, estoy segura de que él no estaba aliviado al verme en sus últimos momentos. Yo no hice nada para que ese viejo raro no muriera, y diablos, me atormenta tanto que no he podido parar de tener pesadillas con él. Sus ojos me dijeron que me reconocían a través de mi máscara, con sus pupilas de águila, las únicas opciones que se me ocurren es que él sabía mi secreto, o lo acababa de descubrir en aquel momento. ¿Qué habrá sentido al ver a una de las mejores de la CCG en su verdadera forma como ghoul? ¿Traición? ¿Decepción? Me hubiese encantado poder explicarle, pero hay algo que me preocupa más aún. No puedo evitar pensar que él me investigaba, cada vez que recuerdo su sonrisa irónica al verme mientras me quitaba la máscara, me preocupa enormemente. Amon podría saber algo al respecto, pero no ha actuado extraño conmigo, sí desanimado, es decir, ¿quién no lo estaría tras perder a un ser querido?

Yo ni siquiera he perdido a Juuzou, pero de por sí me entristece que estemos distantes desde la última vez que se fue de mi apartamento. Suspiré cansada, hoy iba a ser un día soleado, y agotador.

Era tarde, los bares comenzaron a abrir y los ghouls a buscar presas en sus zonas de cacería cercanos a éstos. La gente ebria o drogada, era mucho más fácil de matar ya que no hacían forcejeos o gritos que llamasen la atención.

—Pedirle dinero a Yuna o al señor Shinohara —pensaba Juuzou rascando su cabeza—. Ambos me regañarán apenas les mencione mi situación.

El peliblanco caminaba por las calles solitarias tarareando, en busca de una víctima para robar, prefería mil veces eso a hablar con los otros dos sobre su estado financiero. Vio a un muchacho con un parche, instintivamente sonrió. Al pasar a su lado, lo estrelló quitándole la billetera de su cartera trasera.

—Disculpe —habló el muchacho.

—No, no, perdoname a mi, me perdí por allí un momento —se disculpó el peliblanco mientras reía—. Bueno haha entonces adiós haha debo irme.

Fue a un callejón a revisar el tesoro hurtado, se veía bastante contento

—Tarjeta de seguro, tarjeta de biblioteca, humm. Y aquí tenemos... ¡Su carnet de estudiante! Esto hm, Kaneki Ken. Rayos —dijo tomando su cabello—, el fleco me impide ver bien. Sigamos, diecinueve años. ¡Igual que yo! ¡Y ahora, el contenido importante! —celebró tras abrir el bolsillo que contenía el dinero, pero sólo cayeron unos pocos yenes—. Es una verdadera lástima —murmuró serio.

Caminó en dirección al trabajo de Yuna, ella aún continuaba en Anteiku, ya que al dejar la casa de sus padres adoptivos para vivir de manera independiente, notó que era cierto que el sueldo de un agente de tercer grado era una miseria.

—Que agotador —se quejaba Yuna mientras limpiaba las mesas—. ¿Cómo pueden ser tan sucios al comer?

—Deja de preguntarte lo mismo todos los días, me fastidia —habló Touka molesta mientras barría.

—Cállate tonta, nadie te ha dirigido la palabra a tí.

— ¿Entonces hablabas sola?

—Sí —contestó apoyándose en la barra—. ¿Algún problema?

Contraste: Iguales pero diferentes. (Juuzou Suzuya Fanfinc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora