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💕Narra Miaka💕

Otro día más en el infierno.

Y por infierno me refiero al instituto.
Llegando al salón fui a mi asiento y me quedé paralizada.

—Oe, ¿qué suce...?—Subaru no terminó de hablar al ver el porque había dejado de caminar.

En la paleta de mi silla había varia basura y alguien habían escrito palabras como "idiota", "patética" y otras que prefiero no repetir.

Mi mirada se volvió sombría.

Apreté mis puños fuertemente tratando de no llorar frente a todos los demás aunque ciertamente me parecía imposible.

—¡¿Quién ha hecho esto?!—Preguntó Subaru con cierto enojo.

Todos los presentes en el salón se quedaron callados, pude ver que las miradas de algunos reflejaban temor.
Yo también lo sentiría si Subaru me hablara así.

—¡¡Hablen!!—Rugió Subaru dejando su mochila en su asiento. Vi como las "fans" del otro día se tensaban.

No me sorprendería que ellas fueran las causantes de esto.

Antes de que se pudiera hallar al culpable, la maestra entró y se quedó horrorizada al ver mi pupitre.
Pregunto quien había sido pero nadie contesto, es obvio que no confesaran teniendo a Subaru enojado al lado.

Las clases prosiguieron y traté de no pensar en ello. Me dediqué a mirar por la ventana, se podían ver luces a lo lejos.

La ciudad.

Una manada de pájaros cruzaron el cielo estrellado. Me sentí algo celosa, ellos pueden escapar en el aire con esas majestuosas alas. Nadie los detiene.

El receso se hizo presente y salí del salón. Quería estar sola. No me apetecía la compañía de nadie.

Varios estudiantes me veían pasar y murmuraban cosas. No eran cosas muy agradables que digamos.

—¡Bitch-chan!—Laito me saludó pero yo lo ignoré. No tenía tiempo para soportar su actitud tan pervertida.

Sentí su mirada sobre mi pero no le tomé importancia. Ya no me importa si los ofendo o les respondo... Ayato-kun lo dijo, no saldré de esa mansión viva.

Así que... ¿Por qué pasar más tiempo con ellos cuando simplemente puedo morir? Llegué a la azotea y me asome al borde, debían ser muchos metros hasta el suelo.

La idea de saltar y terminar con esto era tentadora. Demasiado tentadora en ese momento.

¿En verdad soy capaz de acabar con mi vida de esta manera?

¿Soy capaz de tan siquiera suicidarme?

—¡Adelante! Salta si quieres—Dijo una voz que reconocí como la de Laito-kun.

Voltee a verlo por unos segundos. Su mirada era seria, nunca lo había visto tan serio.

No te detendré—Luego añadió.—Es tu decisión Bitch-chan.

Volví a mirar los metros que separaban el techo del suelo y dejé soltar un suspiro.

Acaba con tu sufrimiento de una buena vez, Miaka...
Me dijo mi subconsciente.

Mis pies no se movían por alguna razón. Tal vez porque mi orgullo me dice que no puedo morir así.

Una rosa—Sentenció Laito llamando mi atención. Cuando voltee a verlo me fije en la rosa que tenía en la mano.—Quedate a cambio de esta rosa.

Lo mire perpleja ¿una rosa? ¿Por qué me producen tanta familiaridad sus palabras?

"—Recuerda Mia-chan ¡Ve las rosas y ríe para que se olviden de la tristeza de vivir rodeadas de espinas!"

Mis ojos se llenaron de lágrimas ante aquellas palabras que me resultaban lejanas pero al mismo tiempo tan conmovedoras.

Miré al suelo y apreté mis puños.
He tomado una decisión.

Me acerqué a Laito-kun y me paré frente a él.

—G-Gracias—Murmuré con la mirada baja. El pelinaranja me miro sonriente y me entregó aquella rosa que curiosamente no tenía espinas.

No pude evitar soltar una risita.
Un ligero color carmesí inundo las mejillas de Laito-kun.

El timbre anunció que las clases reanudaron y yo fui hasta mi salón. Me sorprendí un poco al ver que habían reemplazado mi pupitre por uno nuevo.

También pude notar los nudillos rojos de Subaru-kun y que decir de los ojos morados de algunos compañeros. Algunas chicas aun temblaban.

¿Acaso Subaru-kun...?

Negué con la cabeza. Subaru-kun nunca haría algo como eso solo por mi, soy una torpe humana después de todo.

Las clases terminaron y no pude evitar sentirme aliviada. Aquellas 7 horas de tortura habían terminado por fin.

Subaru tomó sus cosas y nos fuimos juntos hasta la limusina. Debíamos llegar a tiempo o Reiji-san se volvería a enfadar. Y cuando Reiji-san se enoja es toda una fiera.

Subaru se sentó a mi lado y a mi otro lado tenía a Shuu, al menos estos son mas decentes que los otros dos.

Me di cuenta de la penetrante mirada de Kanato-kun, me sentí incómoda al instante. Era al chico Sakamaki que le tenía más miedo. Hasta ahora.

No podía borrar la imagen de esas chicas convertidas en muñecas, no quería terminar así también.

Por esa razón, debo de alejarme de él.

—Miaka-san... Teddy quiere pasar tiempo contigo—Anunció el pelimorado con cierta timidez.

Toda la sangre se me heló al oír sus palabras. Mi plan se acaba de ir al caño, de seguro cuando estemos solos me matará y seré una muñeca de por vida.

No quiero estar a solas con Kanato-kun ni con Teddy ¡¡Ni con nadie!!

¡¡¿Acaso no pueden entender que quiero estar sola?!!

Una imagen de una rosa blanca cruzó por mi mente, por un muy breve instante. Parpadee algo confundida.

Luego una imagen de Subaru de pequeña apareció en mi mente sorprendiendome un poco.

Subaru... Una rosa blanca... ¿Habrá alguna relación?

La Maldición de la Novia Sacrificada; Diabolik LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora