Capítulo 11 [!]

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31 de Octubre de 2014

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31 de Octubre de 2014.

Siendo las cinco de la tarde en punto me llevo una mano contra la cabeza al no poder concentrarme en los papeles que Lucia me había entregado desde el mediodía y no es porque estuvieran mal redactados o no fueran claros en cuanto a cantidades monetarias significaba. No. Mi desconcierto e impedimento de razonamiento iban más allá de asuntos de negocios sino más bien hacia cuestiones personales aunque a decir verdad no lo consideraría tan personal pues no es de mi incumbencia lo que pasa con otras personas pero, en este momento el desconcierto podía más que yo.

Si bien soy un hombre egoísta con lo que respecta a otras personas y que jamás me preocupaba por otro individuo ahora, la duda me estaba comiendo vivo pero en mi mente me cuestiono si realmente es correcto el darle tantas vueltas al asunto a lo que en mis pensamientos en automático me respondo "sí".

Ahora bien, ¿Qué era lo que me tenía en esta situación?

La respuesta era tan sencilla que aquel que la hubiera escuchado sabría que responder en un dos por tres porque la responsable de mi martirio tenía nombre y apellido: Brynne Clarck.

Sé que han pasado varios días desde la última vez que hablé con ella sin embargo, la situación que se encontraba viviendo me mantenía en una encrucijada por el simple hecho de que nunca he aprobado ese tipo de relaciones. Conozco muy bien mi situación y que no soy el ejemplo de oro que todos esperan pero, si de algo estoy seguro, es que nunca trataría a una de mis parejas de la manera en la que Paul, bastardo, trata a Bry o bueno, sino es puramente de trato sexual y que ambos estemos de acuerdo.

—Debes dejar de pensar en cosas que no te incuben —me digo a mí mismo y sigo intentado leer el maldito informe que tengo frente a mis narices pero, no lo logro— ¡MIERDA! —exclamó fuertemente en tanto aviento los papeles a algún lugar mi oficina.

En este jodido momento la ira se estaba haciendo presente en mí al recordar la manera en la que Brynne se había aferrado a mí una vez que la tuve en mis brazos al estar vagando ella sola en medio de la carretera casi a mitad de media noche y, las ganas de querer moler a golpes al estúpido de su novio no me faltaron, de solo pensar en que algo le hubiera pasado creo que entraría en una crisis inexplicable.

—¡Dios! —exclamo dejándome caer sobre mi silla giratoria—. Tengo que dejar de pensar como un papá furioso de que el patán de su hija la trate como lo hace porque ni soy su padre ni ella es nada mío.

Una vez que esas palabras salen de mi boca escucho como 3 golpes son dados contra las puertas de madera que dan acceso a mi oficina por lo que murmuro un entren y en escasos segundos la figura de Lucía entran por una de ellas.

Suelto un gruñido al verla. No tanto porque genere algún tipo de excitación o deseo en mí sino porque había cometido un jodido error al contratarla debido a que no me servía como remplazo de Emma, aunque fuera muy eficiente, existía un problema con ella: ERA LESBIANA.

Desnúdate | Z.M |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora