Capitulo 33

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POV Camila

Me desperté con el sol en mi cara muy desorientada, ¿qué seguía haciendo en la playa?, se suponía que debía estar en mi casa durmiendo, me angustie al no recordar mucho, solo podía revivir pequeños lapsos de la noche anterior en mi cabeza. Giré desesperada por encontrar a alguien, habían varios acostados en la arena en un estado bastante deplorable, comencé asustarme al no ver nadie a mi lado y no reconocer ninguna cara de los que yacían a mi alrededor. – Aquí estoy yo – sentí la voz de Vero a mis espaldas.

– Estaba a punto de hiperventilar – le respondí, sintiendo como se sentaba y me abrazaba por detrás.

– ¿Alguna vez te he dicho lo graciosa que te ves asustada? – dijo en tono de burla, me reí con ella, calmando los nervios que había sentido hace menos de unos segundos.

– Yo sé que me estoy arriesgando a que me molestes de por vida, pero, exactamente ¿qué pasó ayer? – le pregunté, ella me miró con una sonrisa bastante picara.

– Básicamente después de la cerveza que tomaste te transformaste, la pasaste de lo mejor, hasta que prácticamente quedaste inconsciente – respondió con la mayor naturalidad del mundo. Eso me hizo rebobinar hasta ese instante, cuando vi a Lauren con otra chica, sentía como todo lo que había sentido la noche anterior hubiese vuelto con un poco mas de intensidad.

– ¿Tu la pasaste bien? – le pregunté, me sentía bastante egoísta. Ella solo sonrió y se quedó en silencio. - ¿Qué? – le pregunté con una sonrisa tímida. – Vamos Vero, puedes decirme que arruiné tu noche, lo siento la verdad es que... – comencé a disculparme, hasta que me calló con un beso, aun tenía sus brazos rodeándome la cintura, me encantaba.

– No me molesta dormir en la playa, llenarme el cabello de arena o morirme de frío por la noche, si puedo besarte y tenerte así por la mañana – respondió de la forma más inocente que jamás había visto, sentía mi corazón llenarse de calor.

- ¿Frío?, pero si la noche ha sido bastante... -comencé a decir hasta darme cuenta que llevaba su abrigo.

– Como te decía, no me molesta, además, ¿cuántas veces has amanecido en la playa? – me preguntó poniéndose en pie y extendiéndome la mano para ayudarme a levantar.

– Ninguna creo – le respondí tomando su mano.

Comenzamos a caminar, me sorprendía lo tierna que podía llegar y me gustaba que toda su atención estuviese en mí. Sé que no me entenderían pero, si llegasen a conocer a una persona tan despistada como Vero, sabrían que esto valía más que cualquier cosa. Hablamos de todo, y de nada a la vez, siempre pausado con una risa y así transcurría la mañana de mi domingo, se me llegó a hasta olvidar el dolor de cabeza producido por lo que había tomado la noche anterior o el dolor de espalda con el que había amanecido. – ¿Te puedo preguntar porque fue que casi te matas de una intoxicación ayer? – me dijo tomándome por sorpresa después de estar en silencio.

- ¿Cómo así? – le pregunté, tratando de hacerme la desentendida mientras pensaba en una excusa lo suficientemente coherente, si es que existía.

– Bueno, te pregunto porque no es lo común en ti – me respondió.

- ¿Y qué es lo común en mi entonces? – le contesté un poco a la defensiva.

– Vamos Mila, me refiero que no es normal que tomes mucho y menos de la forma en la que lo hiciste ayer – me respondió, ya no estábamos caminando, nos detuvimos y nos quedamos una frente la otra.

- ¿Me estas sermoneando o algo? – le pregunté.

– No, no lo estoy haciendo – dijo mirándome a los ojos.

Descubrir (Adaptación Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora