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37: ¿Dónde está mi gatito?

Punto de vista de Chloe

Terminé de hacerle la trenza a Chelsey, quién se movía inquieta, deseosa de poder salir a jugar al parque con su amiga Lauren.

—¿Ya terminaste, Chloe? — preguntó por enésima vez, ansiosa.

Sujeté la coleta al final de su cabello.

—¡Ya estás lista!

Chelsey corrió hacia su habitación y en segundos ya había vuelto con el bolso de sus juguetes.

Nos habíamos mudado a un apartamento, no muy lejos de nuestro antiguo hogar; como había dicho, Chelsey no quería dejar a Irene, y la verdad es que yo tampoco. El lugar era mucho más amplio que nuestra casa, y tenía justamente dos habitaciones. Chelsey estaba muy emocionada por tener su propio espacio, su propia habitación.

Poco a poco fuimos decorando el interior, con cada pago que a mí me proporcionaban en la empresa. Luego de los primeros dos meses ya podía decir con seguridad que tenía mi propia casa bien decorada y acomodada. Mi habitación no era muy grande, pero tampoco muy pequeña; me había dedicado a decorarla lo más simple posible pero sin quitar mi toque personal. A un costado se encontraba mi nuevo estante de libros; sólo tenía tres, y por alguna razón me había dado por estar leyendo.

— ¡Vamos, Chloe! — chilló Chelsey bebiendo su jugo de manzana con rapidez — ¡Recuerda que quedamos a las cuatro!

—Tranquila, Chels. — reí, sujetando mi cabello en una coleta alta, tratando de recoger todas las hebras. — Ya nos vamos.

Tomé las llaves del mesón de la cocina, y salí junto a Chelsey hacia al exterior. La brisa fría nos golpeó con fuerza a ambas. Ajuste la chaqueta de Chelsey, asegurándome de que estaría protegida de todo este clima helado.

Enero, sin duda uno de los meses más fríos en todo Londres.

Me impresionaba con cuanta rapidez habían pasado los últimos días del año. Pasamos la navidad junto a Irene y Jen. Irene había preparado una deliciosa cena navideña, la cual todas juntas pudimos disfrutar.

Días antes de Acción de Gracias, Gemma me había llamado.

— ¿Chloe?

— ¡Gemma! ¡Qué sorpresa! — exclamé con alegría. La verdad era que no había podido hablar con ella, y mucho menos luego de todo lo que había pasado con Harry.

— ¡Oh Dios, Chloe! ¿Cómo estás?

—Estoy bien — traté de que mis palabras la pudieran convencer. — ¿Qué tal tú?

—Un poco molesta contigo. ¡Te has olvidado por completo de mí! — Exclamo —Sé que no somos las mejores amigas, ni nada por el estilo, pero yo de verdad me he encariñado mucho contigo y con Sey.

—Yo...

—Sé lo que pasó con Harry, él mismo me confesó lo que había hecho. — Suspiró — De verdad es un idiota y quiero que sepas que yo apoyo tu decisión. La dignidad de una mujer vale mucho y a pesar de que sé que mi hermano está sufriendo mucho por tu ausencia en estos momentos y es algo que me consta, me alegro de que te estés dando tu lugar.

—Lo siento... — susurré sin saber muy bien por qué me disculpaba.

— ¿Por qué dices "Lo siento"?

Negué con la cabeza. — No me prestes atención, es sólo que.. yo...

—Lo extrañas —afirmó en segundos.