Capítulo 20:

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*Nota de la escritora: escuchar Run de Snow Patrol. Me encantó esa canción para esta escena.*

Me escondí detrás de una tumba con una gárgola que daba miedo, pero no tuve el coraje de salir de detrás de ella. No quería que me encontraran, me sentía patética por haber hecho lo que hice. A lo lejos escuchaba los gritos de Ed, Iris y mi madre llamándome. Se estaban acercando a mi ubicación, así que tomé aire y me fui a esconder a otro lugar, mucho más profundo en el cementerio. Me di cuenta de que las tumbas estaban ordenadas alfabéticamente. Me encontraba en la G, así que para llegar a la M debía ir hacia la izquierda. Me hallaba a dos manzanas de llegar a la letra cuando me di cuenta de que alguien estaba cerca de mí. Me di la vuelta y encontré a un joven con traje negro. Su nombre era Ieiazel y me miraba con pena.

-Lo siento tanto, Sierra. No sé qué me sucedió ayer, planeé estar contigo lo máximo que pude y de repente mi personalidad cambió por completo. Puede que no quieras creerme, pero esa es la verdad.

-Oh, si te creo. No pasa nada.

-¿En serio? Creí que te molestarías mucho. Gracias, por entender-intentó acercarse a abrazarme, pero no lo dejé.

-Sí, entiendo que me quieres tomar el pelo y me ves cara de estúpida. Eres tú el estúpido si crees eso. Déjame en paz y vete a donde sea que te hayas ido ayer, idiota.

-Pero te estoy diciendo la verdad, Sierra. Juré nunca mentirte, pero parece que lo arruiné todo anoche. Lo siento...

Se fue, yo también. ¿Qué se pensaba? ¿Que yo lo perdonaría así como nada y que saltaría a sus brazos? No, para nada. Yo no era así...Bueno, al menos no en ese instante. ¿Y si estaba diciendo la verdad? Quiero decir, tal vez está esa posibilidad. De todas formas no le hubiese creído. "Tal vez podría darle una oportunidad..." pensé. No, así no era yo.

Cuando al fin pude llegar a la tumba me alivié un poco al darme cuenta de que Iris, Regina y Ed me esperaban allí. Ellos también se aliviaron, aunque me regañaron un poco. Ed le agradeció por haber cuidado de mí cuando mi madre no estuvo, al igual que Iris y mi mamá. Iris con la diferencia de que también le dio gracias por haberme inscrito en el mismo instituto que ella. Y mi madre le agradeció por haberme educado y que no la culpaba por mi enfermedad, que en realidad ella (Regina) tendría que haber estado allí para mí.

-Abuela...Mi cielo...seguirás siendo siempre lo más preciado para mí desde lo más profundo de mi...corazón. Si hay alguien que pudo...curar mi corazón a través de todos estos...años, esa persona fuiste tú. Y...yo...estoy realmente agradecida por ello... A pesar de las peleas que tuvimos por mi estúpida...rebeldía...Te amaré siempre y es la primera vez que no me arrepiento de decírselo a alguien, abuelita...

A cada rato, mientras decía mi discurso, me ahogaba con las lágrimas. Iris me tomaba de la mano y al mismo tiempo me abrazaba. Ed y mi madre estaban detrás nuestro, él la abrazaba también a ella mientras que ella lloraba.

*Escuchar Snuff de Slipknot, por favor.*

Tenía la necesidad de volver a verla y decirle todo aquello que le contaba. Mi corazón latía de una forma rara, nunca antes había latido así. Me faltaba el aire y creía que moriría en cualquier instante. Ni siquiera cuando estuve a punto de morir hacía un par de semas atrás me había sentido así. Incluso me sentía peor. Si no hubiese estado Iris junto a mí tal vez me habría golpeado muy feo las rodillas. Inconscientemente puse mis manos sobre el pecho, como si quisiera deshacerme de aquel mal estar. Comencé a tener una alucinación...

Estaba en el agua, una piscina de un tamaño enorme. Tenía mis jeans ajustados favoritos y mi camiseta de Paramore, sin zapatos. Mi pelo mojado y azul desprendía tintura del color anteriormente mencionado. Mis muñecas recién cortas goteaban sangre. Había personas que había visto antes, pero no en la realidad, sino en la realidad que siempre deseé que existiese. Eran del color blanco y negro, algo así como grises. Extendían sus brazos hacia mí y escuchaba sus voces algo bajas murmurando "Sierra, si vienes serás feliz por siempre...". El humano siempre es débil ante las tentaciones y no pueden decirme que no, porque eso es cien por ciento cierto. Comencé a nadar apresurada hacia aquel lugar tan cálido para mí. Pero algo me tomó de la botamanga de mi jean. No tuve más remedio que salir de mi trance y voltear. Ieiazel e Iris me sonreían con tristeza. Entonces pensé "¿Será que si yo voy hacia allá nunca más volveré? ¿Estoy dispuesta a decidir entre el cielo y mi infierno? ¿Pero si ese infierno requiere volver a estar con las personas importantes para mí valdrá la pena quedarme? ¿Y si decido irme en vez de quedarme? ¿Qué sucederá? ¿Qué será de Regina y Ed? Ya me encariñé demasiado con esos dos... ¿E Iris? ¿Podrá soportarlo? ¿Qué decisión es correcta? ¿Morir de la tristeza? ¿O vivir como una luchadora?

"¡Por favor, Sierra! Quédate con nosotros. No me lo perdonaré nunca si no te quedas"...Esa voz... Tan varonil y embriagante. "Por favor no llores" sollocé para mis adentros. "Maldita sea, Sierra. ¡¡¡Reacciona, por el amor de Dios!!!" me suplicaba Iris. "No puedo hacer nada, amiga...No sé qué hacer, por favor escúchame." Por más que estaba debajo del agua no quería dejar que mis lágrimas salgan de mis ojos. "¡¡¡Quiero ir con ustedes, chicos. Pero no tengo la menor idea de cómo ir!!! " Grité. Entonces, cuando realmente deseé volver a mi realidad alguien me tomó de la muñeca y me arrastró hacia allá. Su pelo largo y negro parecía tan sedoso bajo la superficie. "Gracias, papá. Siempre vienes cuando más te necesito...". Él volteó y me sonrió de lado.

En realidad estaba mojada, pero sobre tierra firme. Mi ataque de pánico se tranquilizó, por suerte. Mamá, Ed, Ieiazel e Iris me miraban con terror. Lo primero que hice fue abrazar con fuerza a estos últimos nombrados y besarlos en sus mejillas. Toqueteé sus cabellos con sutiliza. Cerré los ojos como para asegurarme de que al menos sea un sueño. Hubo un sonido agudo, fue allí cuando noté que en realidad no estaba con ellos, ya estaba en rehabilitación.

-43Eu%


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