El bigote del director y otras cosas desagradables

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Y entonces el director nos cuenta con lujos de detalles una apasionante historia que, por lo que entiendo, tiene que ver con él de joven bajando el gato del vecino del árbol pero honestamente, escucho muy poco. Me limito a mirar un punto fijo, para que el director sienta que estoy prestando atención mientras juego a ver por cuanto tiempo puedo contener la respiración sin ponerme morado. De vez en cuando, me cubro la cara con las manos para poder bostezar, lo que el director interpreta como un gesto de sorpresa, o emoción, o lo que sea.

Miro hacia un costado y noto que Chris me está observando detenidamente. Él se da cuenta de que lo he pescado y gira la cabeza rápidamente, como si no lo hubiera visto ya. No entiendo bien por qué estaba haciendo eso, ni cómo me siento al respecto, y prefiero no pensarlo demasiado porque la idea es bastante perturbadora, así que decido guiar mi atención a otra cosa y presto atención al final de la historia del director, que cuenta que, antes de poder bajar al dichoso gato, la rama en la que se posaba se partió y él cayó al suelo, lo que es perfectamente creíble, porque ya de por sí el director parece más fácil de saltar que de rodear e imagino que de niño debió haber sido mucho peor. La historia es tan patética que da risa, pero la expresión del director es la de alguien que acaba de contar la historia más apasionante y emotiva de la historia. Parece que espera que lo aplaudamos de pie o algo así, como si un niño obeso cayéndose de un árbol fuera algo digno de orgullo.

-Apasionante historia, director- dice Chris, y procede a darme un codazo para que hable.

-Me... me ha llegado al corazón- añado, asintiendo con la cabeza quizá demasiadas veces.

El director asiente a su vez, y así nos quedamos unos instantes, asintiendo como estúpidos, hasta que el director pregunta.

-¿Ha sido entendido el mensaje que quise transmitirles con la historia?

¿Si eres gordito y torpe, no seas tan estúpido como para treparte a un maldito árbol?

-Sí...totalmente- digo con mi voz más convincente.

-Lo captamos director -dice Chris con voz de complicidad, lo que parece agradarle al profesor, que parece creer que lo consideramos nuestro mejor amigo o algo por el estilo.

- Miren, sé que la historia parece tener un final trágico- cómo no, nada más trágico que caerse de una rama... ¿este tipo va en serio?- Pero tiene una enseñanza. A partir de ese día, me mantuve alejado de los árboles. No necesité ser un héroe. Y resulté bien.

Sí, yo no estaría tan seguro.

-Quizá usted- dice y no sé bien a cuál de los dos se está dirigiendo. A lo mejor a los dos- pueda llegar a ser como yo.

Recemos a Dios que no.

 -Por supuesto, profesor- dice Chris, con una voz sollozante que creo que proviene de estar aguantándose la risa. Por suerte el profesor no lo nota. O atribuye el sollozo a la emoción - ¿Podemos retirarnos? Hoy debía llegar a casa temprano, es el cumpleaños de mi padre y...

El director se queda en silencio. Le damos nuestras miradas más lastimosas, esperando que se compadezca.

- Última oportunidad- digo con voz suplicante.

-Bueno- accede- Última oportunidad. Y si hay más problemas, la salida no será tan fácil.

-Gracias, director- decimos casi al unísono y nos apresuramos a salir por la angosta puerta del despacho.

Salimos por la puerta principal y por primera vez en el día respiro del aire fresco. Giro la cabeza para mirar a Chris, pero ya ha desaparecido. No entiendo cómo mierda lo hace... ¿Es capaz de teletrasportarse o algo por el estilo?

No me dejes ir...  //  #NewStarsAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora