Capítulo 22 - Soledad y fantasmas

Start from the beginning
                                    

- Necesitaba despejar la cabeza, ordenar ideas... Las cenizas que llevamos pueden decantar la balanza a un lado u otro: pueden darnos esperanza, pero también pueden terminar de destruir todo lo que conocemos.

- ¿Y para eso tenías que bañarte desnuda en un río?

- Me ayuda a pensar.

- Tienes razón, yo no pienso demasiado cuando estoy vestido.

Las bromas de Alistair siempre estaban en el momento adecuado para sacarme una sonrisa. Volví al campamento junto a él. Nada más llegar, pude ver como un hombre de aspecto rudo estaba atado y sentado en el suelo. Leliana tenía su daga desenvainada y podía ver en sus ojos una mezcla de ira y miedo. Nunca la había visto así. Quizás me acostumbré demasiado a su sonrisa, sin saber que la luz también puede albergar oscuridad en su corazón.

- ¿Dónde está ella? El asunto es conmigo, no tenía que haber metido a mis compañeros. Dime donde está y zanjaremos esto.

- Me mataréis si lo digo.

- ¡Y si no, también! – gritó Leliana fuera de sí.

- ¡Basta! – interrumpí. – Leliana, así no va a decirnos nada. ¿Qué ocurre aquí?

- Marjolaine les envió para matarnos.

- ¡No es verdad! "Matad a la pelirroja, con los demás haced lo que queráis"

- Supongo que en ese "lo que queráis" nunca estuvo incluido invitarnos a algo o un masaje de pies, ¿verdad? – dijo Alistair con sorna, a lo que Morrigan protestó con un gruñido. – Ibais a matarnos igualmente.

La afirmación del guarda resultó ser una incómoda verdad.

- Leliana, ¿quién es Marjolaine?

- Un fantasma del pasado, lo que quedaba de una vida que creí dejar atrás junto con mi época de bardo. No pensé que os podría poner en peligro, por eso debo encontrarla y matarla o nunca nos dejará en paz. – había rescoldos de amargura en su voz.

- Puede que no tengas que hacerlo o, por lo menos, no de momento. ¡Tú! Manda este mensaje a Marjolaine: Leliana no está sola, lo que le haga a ella, nos lo hace a nosotros. Y puede que tenga que lamentarlo.

Desaté al mercenario, que salió corriendo. No sabía realmente si por haber visto cercana su muerte o por lo que esa Marjolaine le haría si descubriera que había fallado. Aun así, conté con la posibilidad de que ni se dignara a aparecer por delante de quien le contrató. Habíamos perdido demasiado tiempo y los sobresaltos solo había crispado el ambiente. Mi mente trabajaba a toda velocidad trazando nuestro siguiente paso. Si Marjolaine iba tras Leliana debíamos mantener caliente esa pista, pero no podíamos entretenerlos o el arl sufriría las consecuencias. Algo parecido a un plan se trazaba en mi cabeza.

- Leliana, toma. – puse la bolsa de las Cenizas Sagradas en su mano.- Alistair y tú debéis llevar a Ferdinand a salvo a Risco Rojo y sanar al arl. No tenemos ni un segundo que perder. Alistair, protégelos, por favor. Morrigan, tú vendrás conmigo y con Sten. Nuestro qunari es un buen soldado y entre los dos podemos rastrear al mercenario y puede que nos lleve hasta el origen del ataque. ¿Qué os parece?

Todos, en mayor o menor grado, expresaron su acuerdo, menos Sten, que se limitó a asentir

- ¿Y nosotros? – intervino Bodahn con su voz dicharachera.

- Puede ser peligroso que vengáis conmigo. Acompañad al grupo de Alistair y podréis negociar en Risco.

- ¿Negociar?

- Esas gemas que cogisteis en la ladera de la montaña y la daga ceremonial que "se extravió" en el pueblo de Refugio no eran simples recuerdos de viaje, ¿me equivoco?

- ¡Jajajaja! Nuestra dama es lista, ¿has visto, hijo? - Sandal sonrió.- Como deseéis, mi señora, pero tomad, llevad algo básico. Quizás nuestra bella maga pueda guardarlo en el zurrón. Algunas runas, pociones... ¿Esto qué es? Ahhh, si un artefacto creado por Sandal, tened cuidado con ello aunque parezca una runa normal.

- Define "normal", enano. – preguntó intrigada Morrigan mientras cogía los pertrechos.

- ¡Buuuum! – se apresuró a decir Sandal.

- No sé si debería guardarlo...

- Es inofensivo mientras no lo acerquéis a una llama.

- Gracias, Bodahn. Apresuraos a llegar a Risco Rojo. Alistair... Tened mucho cuidado, por favor.

No sabía, en realidad que era lo que más me hacía sentir inquietud, si la incertidumbre de no saber si el esfuerzo había sido en vano o el hecho de tener que separarme de Alistair. Intenté reponerme con una sonrisa, la sonrisa que lancé al grupo antes de perderlos de vista. Nos dispusimos a seguir la pista de esa bardo y de sus intenciones, pero, a veces, el camino del destino es más caprichoso de lo que creemos.


You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jan 25, 2016 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

CouslandWhere stories live. Discover now