Capítulo 19 - Una búsqueda sagrada

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"Aunque la noche es larga y la senda oscura,

Mirad al cielo porque muy pronto, un día, llegará el alba." El Cantar de la Luz

               

                Eamon yacía casi inerte en su cama, sin apenas color en su piel, con el cabello y la barba de un tono plomizo. Isolda rezaba arrodillada a su lado con devoción. Cuando entré, Wynne y Morrigan hablaban sobre el estado del enfermo.

                - La salud del arl va menguando poco a poco, he logrado estabilizarle y su vida no corre peligro de momento pero, si no ponemos remedio, permanecerá en este estado el resto de su vida. En circunstancias normales, su cuerpo hubiera sucumbido al veneno pero, en lugar de eso, está sumido en un extraño sueño. Quizá haya alguna esperanza si conseguimos que vengan algunos sanadores del Círculo.

                - Cuando los demonios entran en juego, las normas cambian.

                - Insinúas que debamos recurrir a "otras artes".

                - No insinúo nada, solo digo que las normas de tu Círculo ya no sirven. Necesitamos algo diferente, algo de un poder curativo superior. Si obedecemos las normas, los remedios a nuestro alcance son demasiado limitados y el arl no sanará. No tengo dotes curativas, pero tengo muchos conocimientos de magia muy antigua.

                - Por mucho que me cueste admitirlo, Morrigan tiene razón.- intervine. – Hemos podido salvar a Connor, pero nada nos garantiza tener dos golpes de suerte seguidos. Siento ser tan pragmática, pero si Eamon  no sanara, tendríamos un problema para plantarle cara a Loghain y eso sería muy problemático.

                - ¿Es eso lo que interesa, la Gran Asamblea? Mi marido se muere, Lady Cousland.

                - Y soy consciente de ello, me ofendéis pensando que solo miro mi propio beneficio. Si para salvar una vida inocente debo dar mi sangre, no dudaré ni un segundo. He luchado contra el tiempo y expuesto la vida de mis amigos para salvar a vuestro hijo, no voy a tolerar que lo pongáis en duda mis motivaciones.

                - Los Cousland y su peculiar sentido del deber...  - Lady Isolda suspiró.- No debemos perder la esperanza. Cuando mi marido enfermó, envié a varios soldados a una búsqueda de la que ahora no estoy segura, fruto de la más grande de las desesperaciones. En las Montañas de la Espalda Helada hay un Santuario dedicado a Andraste, donde se supone yacen sus Sagradas Cenizas en una urna. Se dice que esas cenizas tienen un poder asombroso, fruto de la pureza y el sacrificio de la profetisa del Hacedor.

                Fue a una estantería cercana a la cama donde estaba tendido Eamon y sacó un bonito tomo de lomo rojizo.

                - El hermano Genitivi, un erudito de la Capilla, tiene varias obras sobre el tema.- continuó.- Cuando supo que mis soldados iban tras la Urna de las Cenizas Sagradas, se ofreció a ayudarlos para poder completar sus investigaciones. No he vuelto a recibir ningún mensaje de ellos y temo haberles mandado a una muerte segura. Tantas muertes y pérdidas por mi culpa... Debí aceptar lo que el destino le deparaba a mi pequeño, pero no soportaba la idea de que se lo llevaran. Y ahora, no solo voy a perder a mi niño, sino también a mi marido si no logramos dar con una solución. – volvió a deshacerse en lágrimas.

                Miré a Wynne y a Morrigan, con miedo a que sus puntos de vista fueran tan irreconciliables que nos llevaran de nuevo a un punto muerto. Para mi sorpresa, ambas estaban de acuerdo en agotar todas las posibilidades que entraran en nuestra jugada. Se ofrecieron a estudiar las obras de Genitivi en busca de alguna pista que nos ayudara a empezar ganando algo de ventaja.

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