39 (Final)

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La puerta se abrió y entró mi hermano. Se frenó en seco al verme pero yo no me moví.
-¿Jane?-susurró pero ni siquiera intenté responder.- Jane, ¿Qué te pasó? Estás sangrando.
Me tomó en brazos y buscó lo necesario para curarme.
-No cierres lo ojos.-pidió.- No te tenes que dormir. Dicen que así hay posibilidades de que pierdas la memoria.
-Ojalá pudiera.-dije con un hilo de voz y él se tensó por completo.
-Jane, lo hice por tu bien.-negué y él puso una gasa sobre la herida.- No lo conoces como lo conozco yo. No quería que vieras eso, no quería tratarte así. Mirame, beba.-obedecí.- Te amo.
No respondí, esa misma tarde estaba encerrada en el baño con una botella de vodka entre las manos mientras Harry llamaba a la puerta.
-¿Queres matarte? -preguntó.
-Quiero a Louis.-dije con la poca voz que había recuperado.
-¿Y yo qué? ¿Yo me voy al demonio? ¿Te olvidas de mi por completo?
No dije nada. Le di un trago a la botella y luego pasé la lengua por mis labios húmedos.

Desperté en ese mismo lugar. La botella estaba vacía y rota y mi cabeza dolía mucho. Salí del baño y vi a Harry en la cama, mirando el techo. Me acerqué y él se volvió hacia mi. Me metí en la cama, a su lado y él me rodeó con sus brazos en silencio.
-Nunca quiero volver a escucharte llorar como anoche. -dijo y me presionó más entre sus brazos.-¿Quién diría que una gira puede destrozar tanto?
-Te amo. -dije y noté que mi voz regresaba.-Vos no te vas al demonio. Sos mi hermano, Hazz y te amo.
-Yo también te amo, beba. Te amo todavía más. Te amo como no voy a amar a nadie más. Te amo y sos mi beba.
-Todo es más fácil cuando uno es chico. -confesé.- Cuando el alcohol te provoca rechazo, las fiestas sueño y el mundo es un parque de juegos.
Su mano bajó por mi pelo y me besó la frente.
-Tengo miedo de que él te lastime, que quiera hacerte algo.
-Todos tenemos que cometer nuestros propios errores. Igual, Louis no me obliga a hacer nada que yo no quiera, respeta mis tiempos.
-No quiero que crezcas.-murmuró contra mi pelo.
-Hazz, yo puedo estar con él o con cualquier persona pero cuando haya tormenta, haga frío, tenga miedo, esté triste o tenga la excusa perfecta, vas a tenerme durmiendo con vos. Solo soy una nena que busca refugio bajo el brazo de su hermano mayor y siempre va a ser así, Hazz.
-¿Me lo prometes?
-Te lo prometo.
-Gracias. -suspiró. Parecía aliviado.
Acaricié sus rulos y le sonreí mientras él besaba mi mejilla.
Cuando la hora del almuerzo llegó, ambos asistimos a comer junto a las demás. Harry me dio un empujoncito, dejando que me siente entre él y Louis quien se mostró sorprendido y luego tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos.
No pudimos hablar pero ambos estábamos mas tranquilos al descubrir que el otro estaba bien.
Salimos rumbo al estadio y Harry caminó sin soltarme. Me paré de puntitas y besé su mejilla, haciendo que una sonrisa apareciera en su rostro.
-¿Alguna vez te dije que sos el amor de mi vida? -negué riendo. -Lo sos.
Los chicos sonrieron y comenzaron a prepararse. Louis se acercó a mi.
-¿Te duele? -pregunté. Él negó mientras yo recorría sus lastimaduras con los dedos.-¿Estás bien? -él asintió y puso sus manos en mi cintura, atrayendome a él y besó mi frente. -Te amo.
-Yo te amo mucho más, nena. -dijo él.- Te amo con una locura propia de un mortal que siente que la vida no le va a alcanzar para demostrar lo que siente.-reí en su pecho.
-¿Decís que tenemos los días contados? -él asintió.- Entonces voy a amarte hasta que mis números se acaben y después, si vamos a algún otro lado, si existe la vida después de la muerte, entonces quiero aprender a amarte de nuevo.
Louis rió y me besó con suavidad para luego regresar con los demás.
Los miré esa noche y vi a cinco humanos. Vi cinco corazones. Vi a los chicos tras la fama y sonreí. Vi a los chicos.
Tal vez eso del para siempre no existía y Louis tenía razón. Todos teníamos los días contados aunque lo ignoraramos. Esa noche lo comprendí todo de un modo diferente. Fue como un paso más hacia adelante, como cuando se descubre que el ratón Perez no existe. A partir se esa noche dormí con mi hermano cada vez que me fue posible y esa gira, que comenzó a destruirnos en sus inicios, terminó por solidificar una relación perfecta entre nosotros. Aceptó lo de Louis y todo fue muy bien en esos aspectos. No puedo decir que jamás volvió a haber una pelea entre nosotros pero sí que nunca volví a decir que no importaba, porque si algo descubrí desde que entré en la familia Direction, es que si importa. Siempre hay alguien a quien le importa.
También descubrí que yo jamás sería Steve y nadie sería yo. Yo era yo y Harry era Harry.
Los chicos siguieron cantando sobre incontable cantidad de escenarios y jamás pude ver a esos famosos que todos amaban, solo veía a los chicos que vivían día a día conmigo, riendo, jugando y peleando por pequeñeces. Solo a los chicos, mis chicos. Después de todo, yo era la beba de One Direction y lo sería hasta que mis números llegaron a cero.

No importa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora