25

705 38 0
                                    

La costanera se extendía ante nosotros, mientras permanecíamos en silencio.
-¿Estás bien?-preguntó mi amigo.
-Si.-murmuré.- Gracias por sacarme de ahí.
-Él solo está preocupado por vos.
-Lo sé.
-¿Por qué sos tan dura con él?
-No soy dura con él, solo... ¿Sabes qué pasa? Importa. Hay cosas que importan. Supongo que siempre preferí negarlo pero no puedo evitarlo ahora. Pero es que... es tan difícil que la gente entienda ciertas cosas.
-Vivís diciendo que no importa. -replicó.
-Porque no quiero que la gente sepa que me importa, supongo que es ese miedo a que me arrebaten ciertas cosas. Todos buscamos una forma de defendernos ante los demás.
Su brazo se posó sobre mis hombros y él me pegó a su lado con suavidad.
-Está bien, preciosa. Nadie va a hacerte nada.
-Me gustaría que Harry no se enojara tanto. Me asustan sus cambios de humor. Además nunca termino de caerle bien del todo.
-Tu hermano te ama.
-A veces no siento que seamos hermanos.
-No es su culpa no saber como hacerlo.
-Ya lo sé. -dije, frustrada y él presionó sus labios contra mi frente.- Pero siento que hasta vos me conoces más.
-Sabes que yo te conozco más que nadie.-dijo y sonrió.- Soy tu mejor amigo y nadie va a remplazarme.
-Nadie.-afirmé y reí con suavidad, abrazandolo con fuerza.
-¿Queres que volvamos? -preguntó.
Suspiré y asentí mientras me ponía de pie. Él me tomó por la cintura, haciéndome caer sobre sus piernas y me rodeó con sus brazos al instante.
-Te quiero.
-Yo te quiero todavía mas, Liam.-dije, besando su mejilla.
Subimos al auto y volvimos a casa. Todo era silencio cuando entramos. Harry estaba de brazos cruzados sentado en la escalera. Al vernos, se puso de pie y se paró frente a mi. Sus ojos mostraban una agonía que jamás había visto en otros ojos y me estremecí.
-Perdón, no quería que te pusieras mal, no quería lastimarte. Solo necesitaba entender que pasaba y fui impulsivo. Jane, por favor, perdoname. Yo te amo pero no puedo evitar comportarme como un idiota.
-Shhh.-pedí con mis manos en su pecho.- Hazza no sos un idiota, solo no lo sabías.
Sus brazos se cerraron en torno a mi y yo me permití descanzar entre ellos. Liam se retiró, dejándonos solos.
-Jane, de verdad lo siento. No pienso, lo sabes. Sos mi nena y no... no quiero que la pases mal.
-La paso mal cuando te alejas.-susurré.- La paso mal cuando todo está bien y, a los cinco minutos, algo cambia haciendo que todo se vuelva un infierno otra vez. La paso mal cuando siento que no tengo hermano porque no estás.
-Vos tenes un hermano. Soy tu hermano y eso no va a cambiar. Tengo que tranquilizarme y lo sé, lo intento.
-Está bien.-suspiré y me aparté con suavidad.- No importa.
Sus manos acunaron mi rostro y él besó mi frente para luego volver a fijar sus ojos en los míos.
-Al principio, admito que me sentía un poco molesto por la idea de tener una hermana, pero ahora sé que sin vos no puedo. Sos mi aire, mi vida y lo único que quiero conmigo. ¿Qué me importa el mundo si no te tengo? Nada. Sin vos no hay nada, Jane. Sos una nena de dieciséis años que se aisló, porque si lo hiciste. Te alejaste de todo por miedo y puedo verlo. Lo que también veo es que todavía tenes miedo y no quiero que sea así. Siento que me tenes miedo.
Las lágrimas brotaron de sus ojos y me apresuré a secarlas y a rodearlo con mis brazos y piernas, volviendo a ser una niña pequeña, aterrada.
-No importa, Hazza. Solo... no te vayas.
-No voy a irme a ningún lado sin vos, mi vida.-dijo hundiendo el rostro entre mi pelo y dejando de hecharse la culpa de que mi vida no haya sido lo que prometía ser.

No importa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora