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Desperté en medio de la noche y caminé hacia el baño. Aún no habíamos llegado a destino pero no debía faltar mucho. Cuando estaba lavandome las manos, la puerta se abrió y apareció frente a mi un Louis despeinado, que vestía solo un boxer.
-Louis.-susurré confundida. Él cerró la puerta y me pegó a la pared tras un solo paso.-¿Qué pasa?
-Pasa que estás volviéndome completamente loco y ya no aguanto más.
Me tomó, levantándome y haciendo que enrosque las piernas a su alrededor. Ni siquiera me preparó para lo que venía, solo lo hizo. Besó mi cuello suave y lento como solía hacerlo pero parecía que ya no se satisfacía con eso. Sus manos abandonaron mi rostro y él atrapó mis labios, haciendo que ahogara mis quejidos en ellos.
-Louis.-susurré y él me calló con un beso.
-Jane, te juro que no voy a hacerlo. Si no estás lista no voy a hacerlo.-me avergonce, sabía que no estaba y él también.- Solo quiero...-me besó.- estar con vos... toda la vida.
Unos golpes resonaron con furia en la puerta y bajé. Louis se puso delante de mi y me estremecí.
-Salí ahora mismo.-gritó mi hermano fuera de si.- Voy a matarte. Estás ahí con mi hermana. Estás... ¡Salí del maldito baño!
-¿Harry? -preguntó Niall. Se oía adormecido.
Louis volteó y me besó. Supe que buscaba las fuerzas necesarias para abrir. Besé su cuello y él mi frente para luego abrir, dejándome tras él.
Harry se abalanzó sobre él y empecé a gritar. Me agaché, cerré mis ojos, cubrí mis oídos y grité. Grité hasta que sentí que ya no podría hacerlo más. Mi cabeza comenzó a dar más y más vueltas y volví a tomar aire para gritar. Ya no sabía si peleaban o gritaban o algo. Solo grité hasta que perdí la conciencia por completo.

Al despertar, Harry estaba a mi lado, mirándome. Quise hablar pero la voz no salió. Bajé la vista.
-¿Estás bien? -preguntó y mis ojos se llenaron de lágrimas mientras presionaba mis manos entre si.- Ya, beba. Vení acá. -me rodeó con sus brazos, dejándome ocultarme en si pecho.- No llores, mi vida.
Quería contestarle que no pararía de llorar hasta ver que Louis estaba bien pero no podía hablar.
-¿Se despertó? -preguntó Liam.
-No tiene voz.
-¿Cómo va a tener voz después de como gritó? Dios, Jane. Ese ataque que te agarró... Es tu culpa, por asustarla así.
-¿Mi culpa? -se defendió, furioso.- Culpa del imbécil de Tomlinson que se metió con ella. Infeliz. No quiero volver a verlo cerca de ella.
Quise ponerme de pie para ir a buscarlo pero mi hermano no lo permitió y yo no pude hacer más que llorar y llorar.
Lo amo-repetí en silencio incontables veces mientras Harry besaba mi frente y me pedía que durmiera.

Desperté en el hotel y salí de la habitación, dejando a mi hermano durmiendo solo. Encontré la habitación de Louis y me topé con su imagen golpeada. Se me hizo un nudo en la garganta y acaricié su rostro. Sus ojos se abrieron y los fijó en mi.
-Nena.-dijo, incorporándose y tomándome entre sus brazos.- Dios mío, nena.-toqué sus lastimaduras y lo miré.- Cierto, no tenes voz. No, no me duele. Te dije que lo iba a aguantar, que si era el modo para poder estar con vos, iba a aguantarlo.- apoyé mi cabeza en su pecho y sollocé bajito, era mi culpa.- No llores, nena. Todo va a estar bien.- negué.- Si, te lo prometo. ¿Queres saber por qué no voy a dejar que nadie nos separe?-lo miré. -Porque te amo. Y, en este mismo momento está en tus manos la decisión de si queres o no ser mi novia.
Lo miré y confirmé que hablaba enserio. Me incorporé y lo besé. Solo en los labios, en silencio y saboreando cada segundo.
-Te amo. -dijo.
Te amo-dije sin decir y él sonrió para luego hacerme caer a su lado.
La puerta se abrió y entró Harry. Me estremecí y Louis se puso delante de mi.
El puño de mi hermano comenzó a golpearlo y yo me arrojé sobre él, intentando que pare. Comencé a golpearlo con mis puños en el pecho, pero él parecía no molestarse en absoluto. Entonces me puse delante de Louis y él se detuvo. Me tomó en brazos y salió de la habitación.
-No quiero que vuelvas a irte.-dijo y me metió en el cuarto.-Ahora voy a encargarme de él.
Cerró la puerta con llave y yo me arrojé contra esta, llorando. Lo hice una y otra vez. Escuché a los chicos gritar y me di la cabeza contra la pared, con fuerza, tras la impotencia de intentar gritar y no tener voz.
Me golpeé una y otra vez, sin saber como detenerme y sentí como un líquido calienta comenzaba a descender por mi mejilla. Volví a tirarme contra la puerta hasta que ya no conté con las fuerzas necesarias. Entonces me acosté en medio de la habitación y abracé mi cuerpo, repitiendo la voz de Louis en mi cabeza prometiendo que todo estaría bien.

No importa.Where stories live. Discover now