Capitulo 4

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Terminé mis deberes a las ocho de la noche y me disponía a ducharme cuando mamá llamó desde abajo. Al final de las escaleras ella señaló la puerta y me guiñó el ojo. 

-Es Zayn –murmuró con una risita y desapareció hacia la estancia-

Esta vez cuando lo vi, no había nerviosismo, quería estar enojada con él, pero tampoco podía, simplemente no podía, muy en el fondo había una tristeza honda que había demeritado los colores de todo el lugar.

-Hola –saludó con ambas manos detrás de la espalda-

-Hola –contesté sentándome sin invitarlo en las escaleras del porche, él se unió unos segundos después-

Me troné los dedos en un gesto de nerviosismo y él debió notar la pulsera pues la señaló con su dedo índice. 

-¿Otro regalo? – preguntó mientras yo asentía sonriendo ante la pulsera y el tintineo que las figuritas provocaban-

-Me la dio Lara ¿puedes creerlo?, tiene un corazón detallista en el fondo –le dije mientras él suspiraba, una de sus manos tomó la mía para ver mas detenidamente las diferentes figuras. Yo quería mas que nada y aunque pareciera tonto, tomar su mano y entrelazarla con la mía pero él la soltó de nuevo. 

-¿Por qué no me lo dijiste? – preguntó -

-Que yo sepa no funciona así –le conteste frunciendo el ceño-

-Lo siento, Aria, tengo muchas cosas en la cabeza y bueno, no es excusa, pero –se calló y me tendió una caja de chocolates. Igual a la que me había regalado los últimos diez años. Como si nada hubiera cambiado- Feliz cumpleaños –murmuró cuando la tomé y se inclinó para darme un beso en la frente- ¿Cómo estuvo tu día? –preguntó después de varios minutos de un silencio mas bien incómodo-

-Normal –murmuré, aunque quise decirlo mucho más. <Normal como los últimos meses, tú casi me ignoras, Daisy se burló de mí, Lara habló mal de ti y yo me siento casa vez más sola a tu lado…>

Sabía que por simple educación debía preguntarle sobre su día, o el partido, o las clases…pero ya no tenia ganas, la tristeza había aumentado en vez de disminuir, no importaba que él lo hubiera recordado. 

<Estas muy dramática>, necesitaba encontrar la forma de no verme como una niña llorona, no frente a él. 

-¿No me has perdonado verdad? – preguntó haciendo que lo mirara-

-No tengo nada que perdonarte –le aseguré forzándome a sonreír-

Zayn me miró a los ojos por varios segundos y se inclinó hacia mí lentamente con algo de impotencia y enojo en sus ojos verdes. 

-Perdón –murmuró antes de unir mis labios a los suyos. En realidad nos habíamos besado pocas veces y a mí no me preocupada ir lentamente, en nosotros funcionaba bien, o de eso se trataba de convencerme, pero los pocos besos que habíamos compartido, esos los recordaba todos, cada mínimo detalle: la forma como él entreabría mis labios, sólo rozando, la forma en que su lengua delineaba mi labio inferior y se separaba justo cuando la mía salía a perseguirlo. 

Esta vez algo cambió, no pude detener el sollozo de mi garganta y él me atrajo más hacia su cuerpo, había pasado una mano por mi cintura sin darme cuenta, nuestras lenguas por fin se unieron, titubeantes e indecisas. El beso fue tan lento que parecíamos no querer movernos o tener miedo de hacerlo, pero al final él se separó y desvío la mirada. 

-Me tengo que ir –aseguró dándome otro beso en la frente, dejándome con la caja de chocolates en las manos y deseando que él quisiera besarme más y no únicamente cuando hubiera hecho algo mal

Otra Oportunidad (Zayn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora