Parte 4. ¿Está bien?

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Nervioso, confundido, excitado; esas simples palabras bastaban para describir su estado mental. Estaba viendo a los ojos al pequeño chiquillo peligroso que tenía arriba. No quería ser grosero con él, ya que trataba de entender cómo se sentía, y no lo culpaba si no sabía dónde estaba, puesto que él mismo técnicamente le secuestró de la calle en la que lo había salvado. Era claro que estaba agradecido con el castaño, pero también tenía un poco de miedo de lo que pudiese hacerle. No le conocía, no sabía su nombre, nada, absolutamente nada sabía de él.

Respiró hondo mientras trataba de mover las manos tanteando cómo se hallaban de apretadas, sin embargo, el de tés bronceada lo sujetó por estas con una sola de las suyas, mientras que con la otra presionaba ligeramente el abdomen, cerca de donde estaba sentado. Al pelinegro se le fue el aire unos segundos en los que la mirada del niño parecía querer partirlo a la mitad, eso sin contar que también hizo presión con su peso en su cintura. Al menor le brillaban los ojos en un brillo extraño que HoSeok no supo identificar bien, pero pensó que de no ser porque ese pequeño estuviese ahí por mera casualidad en ese preciso momento en el que quisieron abusar de él, en lugar de estar en su casa estaría tirado en alguna callejuela, y eso de una u otra forma le parecía un milagro al igual que eso le demostraba que en el mundo habían personas como él. Amables y buenas.

Dejó de verlo a los ojos para girar su cabeza al costado derecho y lamerse los labios tratando de mantenerse sereno y relajado ante tal situación; el castaño se volvió a remover en sus caderas con la clara intención de provocar al mayor, y vaya que lo estaba logrando, pues este empezó a sudar frío y a revolcarse enserio debajo. Miró por un instante casi inexistente a los labios del pelinegro, lamentándose por no poder probarlos, y eso le enojaba. Le enojaba el que siempre, durante toda su vida, nunca hubiese podido hacer que sus padres aceptaran su sexualidad, ganándose así que lo botaran a las calles cual perro con roña. Apretó la quijada recordando lo que sintió, lo asustado que estaba al estar solo en la calle sin nadie a quien contarle sus secretos, sus penas. Sin darse cuenta apretó más las muñecas del otro haciendo que volteara y gimiera de dolor; no escuchaba ninguna suplica del pelinegro a él. Todo era silencio y gritos a la vez. Uno con un dolor horrible en las muñecas y su vientre, y el otro con furia acumulada que hacía un silencio sepulcral en su mente.
Siguió apretando hasta que el mayor empezó a patalear gritando a todo pulmón que le dolía, que lo lastimaba, que se detuviera. Pero nadie se detuvo cuando él suplicaba clemencia ante una pandilla de asaltantes la primera noche que se quedó afuera. Nadie le dijo "tranquilo, todo está bien. Ya, ya pasó". Nadie. Cuando salió de su ceguera se apartó despacio con una cara de espanto, mas no se bajó del cuerpo adolorido. Miró a otro lado sintiendo culpa y odio a la vez. Culpa porque ese chico tan amable que lo había cargado no tenía nada que ver con su pasado, y odio por todo aquel que no fueran ellos dos.
Exactamente cinco segundos después, habló por segunda vez, sorprendiendo a HoSeok.

— No quiero que pienses que me gustas, ¿entiendes pervertido? —el pelinegro enrojeció y apartando la mirada a un mueble en específico asintió rápidamente. El menor se reacomodó en las caderas del otro y continuó— Tampoco quiero que creas que estaré en deuda de por vida contigo por el simple hecho de haberme sacado de la calle, ¿oíste? —volvió a asentir removiéndose un poco, pues estar en esa posición mucho tiempo seguido le habían cansado.

El niño pensó en la ligera posibilidad que quizás esa era su oportunidad para salir por completo de la calle, así que esperó unos segundos tratando de encontrarlas palabras adecuadas para dirigirse al que estaba debajo suyo. Soltó un mini suspiro entrecortado. Cuando las encontró, le habló en un tono algo desesperado y altanero al mismo tiempo.

— Te tengo una propuesta... eh... —al darse cuenta que no sabía su nombre, se rascó la nuca incómodo y atinó a golpear suavemente el pecho del mayor y le hizo una seña para que se lo dijese; tartamudeó las primeras palabras, pero terminó bien, así que siguió con su dichosa propuesta— HoSeok. Bien, antes que nada, agradecerte por lo que hiciste. Fue muy amable de tu parte —bajó la mirada hasta los ojos caféses del mencionado—. Luego... eh... —pasó saliva y carraspeó para eliminar los gallos imaginarios y el poco nerviosismo con el que contaba— Ya que no tengo casa o algún lugar en dónde quedarme, me gustaría que me alojaras aquí.

El alto se sorprendió pero no negó ni aceptó. Eso enojó al más chico.

— Está bien. No pienso quedarme como arrimado, ¿sabes? —bufó indignado ante la reacción del otro— Te pagaré alquiler, tan sólo deja que me quede. Por lo menos un tiempo.

No estaba suplicando, obviamente no. Tan sólo se lo pedía de la forma más normal posible.

— Yo... —habló HoSeok atrayendo la atención del pequeño— No le veo lo malo de que te quedes aquí un tiempo.

El corazón del más chico se aceleró y sus ojos brillaron por la respuesta recibida.

Él tampoco se esperaba eso.

— Soy JiMin... —dijo sintiendo los ojos arderle, mas no los cerró, pues si lo hacía iba a llorar— Park JiMin.


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Bien, bien, ya saben lo del chantaje XD

Bueno, no. Sólo les pido que me dejen un triste comentario si les va gustando, y para las que ya no pueden esperar para leerse toda la primera temporada (que consta de 14 capítulos y un extra en donde se explica la historia), pasense por el link que les dejé en la descripción (que espero que no lo hagan porque perdería público :c).

Sin más que decir, bay bay~~


Un caballero sin armadura [JiHope/HopeMin -- BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora