Parte 2. Sorpresa, sorpresa.

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Durante su camino a casa le abordaron varias interrogantes con respuestas que no lograba identificar. Ciertamente él no entendía del todo como era que las personas eran tan egoístas como para ver por sí mismas y por su bien antes que el de los demás. Esa sucia manera de ser tan diferente a la suya lo hacían sentir en ocasiones como la única persona en el mundo a la que le verían la cara demasiado fácil y rápido. Sin complicaciones ni nada. Y eso lo deprimía. Le deprimía el que en realidad sí fuera tan fácil de engañar y una presa fácil para los de malas intenciones.

Dejó de pensar en eso, ya que sentía sus ojos arderle a horrores, signo de que lloraría si seguía así. Maldijo ser un sentimental y se regañó a él mismo diciendo que ya sería tan ingenuo nunca más. Pero pensar sólo en el futuro no sirve de nada cuando vives el presente, y eso era algo que desconocía. O por lo menos lo hizo hasta esa noche, cuando se daría cuenta de lo equivocado que estaba al pintar al mundo de rosa y colores brillantes que opacaban la realidad que nadie quería ver.

Salió tarde de sus pensamientos, ya que verse encerrado por un callejón sin salida hizo que se diera cuenta del error que había cometido al doblar a la derecha y no a la izquierda cuando estaba en la tienda de discos. De no ser porque estaba oscuro y porque a ese lado de la ciudad no lo conocía, todo hubiera estado bien. Pero no hay que engañarse, porque el hubiera no existe. Tragó saliva y suspiró aliviado al salir de ese callejón notando que, por fin, la lluvia se había detenido casi un cien por ciento, pero seguía haciendo frío, y en esos momentos aumentó debido a que la brisa era más helada a cuando estaba lloviendo.

Ni siquiera una cuadra pasó cuando de repente en una de las bastantes esquinas sin luz alguien arrojó al pelinegro contra la húmeda pared de su lado derecho, provocando que se golpeara la mejilla, la nariz y se le partiera el labio de la brusquedad con la que fue aventado. Se quejó al sentir como unas frías manos agarraban con fuerza las suyas y las juntaba arriba de su cabeza; instintivamente se tensó y removió intentando vanamente soltarse de su agresor. Unos segundos después ya no tenía ambas manos del tipo en sus muñecas, eras sólo una, se confundió, pero no tardó mucho en sentir la otra tocando sin pudor ni pena su trasero. Le asqueó de sobremanera, pero no podía hacer nada, estaba completamente indefenso al interponerse esa tonta barda entre él y el tipo que lo manoseaba. No gritó pues quizás ya se había resignado a su futuro donde era violado, en lugar de eso cerró los ojos lo más que pudo queriendo creer que era una pesadilla.

Uno...

Dos...

Tres...

Cuatro...

Cinco...

Y cuando estaba a punto de llegar al seis ya no sintió al loco manoseador. Estaba libre. Escuchó varias quejas y y piel contra piel en forma de golpes, luego nada. Todo era silencio. Abrió los ojos lentamente con miedo de lo que pudo haber pasado, todavía inseguro de lo que estaba pasando se separó de la barda mojada. De repente alguien le tocó el hombro y se volvió a tensar. Pasó saliva pesadamente cuando ese alguien lo giró quedando cara a cara con el que parecía su salvador.

Era un muchacho ligeramente más bajo que él, de piel bronceada y cabello castaño; tenía el ojo izquierdo cerrado y con un feo moretón, y la mano derecha apretaba su estómago. No se dio cuenta de en qué momento el chico se desmayó en sus brazos. No supo cómo reaccionar, ni siquiera le salían las palabras, era como si no supiera hablar. Al ver que era posible cargarlo por ser tan pequeño de estatura, trató de la mejor manera de hacerlo sin que se lastimara tanto. Todo pasó demasiado rápido para su mente en shock. Entendía que no debió andar por ahí a esas horas, ni que tampoco debía cometer la locura en la que estaba pensando, pero sabía que no era humano dejar al pobre chico ahí tirado en un lugar tan peligroso, y menos porque lo había salvado de ser violado en plena calle.

"Mi corazón está acelerado y me duele el pecho por eso. Vaya... HoSeok, sí que eres un idiota"

Caminó unas seis largas cuadras hacia atrás con la esperanza de regresar por el camino que había venido, y al parecer así lo hizo. Llevaba al muchacho cargado en su espalda con su cabeza recargada entre el hombro y la espalda del pelinegro. Siguió caminando dos cuadras y, al final ya había encontrado una tienda que daba justamente tres cuadras abajo de la colonia en la que vivía. Un milagro sin duda. Al faltar una cuadra, el bulto que cargaba se removió haciendo que se detuviera, momentos después se ruborizó al sentir la piernas del castaño enroscarse en su cadera de una forma algo provocativa y sensual. Obviamente el más chico estaba inconsciente y no sabía qué hacía, o al menos eso quería creer el pelinegro.

- Por lo menos ya casi llegamos, amiguito.



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Hola chicas ^-^/ lamento no haber subido capi, puesto que ya tengo esta primera temporada terminada, es sólo que casi no eh tenido tiempo *ni siquiera ha actualizado la segunda temporada :v*, pero bue'~~, ya estoy aquí y, les prometo que si me comentan, por lo menos un comentario (sí, estoy rogando y las chantajeo .-.), subo capi el jueves... Ok, o quizás mañana o en un rato... como quieran XD

Bueno, ya. Bay (sí, bay .-.)


Un caballero sin armadura [JiHope/HopeMin -- BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora