Capítulo 24.

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Leia.

Estaba en shock. ¿De verdad acababa de decirme que había dejado a Eleanor? ¿Había roto una pareja por hablar más de la cuenta estando borracha?

En un primer momento pensé en no acudir a su cita, pero Jade terminó convenciéndome. Así que ahí estaba, en el coche, buscando aparcamiento. Sabía que no había sido buena idea ir conduciendo porque ahora no sabía donde meter el Toyota, pero había perdido tanto tiempo en reaccionar que, de ir andando, no hubiese llegado a tiempo.

Por fin conseguí aparcar el coche no muy lejos de mi destino y tomé aire en lo que encontraba el valor suficiente para salir.

"Venga, Leils, no tengas miedo. ¿Qué es lo peor que podría pasar?"

Que se estuviera riendo de mí.

Quisiera o no, una pequeña esperanza albergó mi corazón y había empezado a hacerme ilusiones estúpidas.

Salí del coche y me quité las gafas de sol. Louis alzó la mano al verme y sonrió. "Ya estás aquí, ya no hay marcha atrás"

Se levantó de la mesa y me dio un beso en la mejilla, muy cerca de la comisura. Supe que no fue accidental, pues Louis nunca antes me había saludado de esa manera.

- Pensaba que no ibas a venir.

- No iba a hacerlo - Admití -. Agradéceselo a Jade - Louis sonrió y asintió con la cabeza.

- Lo haré.

Parecía divertido, lo cual sólo consiguió mosquearme. No le veía la gracia a esta situación y odiaba sentirme tan insegura como lo hacía en ese momento.

- Relájate, no muerdo - Alcé una ceja y él imitó mi gesto -. De momento.

- No eres gracioso - Me quejé.

- Vaya, pues es de lo que tengo fama - Frunció el ceño, burlándose de mí -. Si me quitas lo de ser el gracioso de la banda, ¿qué me queda?

- Ser el imbécil - Sentencié -. Eso te pega muy bien - Él sonrió ampliamente y me guiñó un ojo.

- Me encanta que te hagas la dura.

En ese momento apareció el camarero y dejó dos botellines de cerveza sobre la mesa. Fruncí el ceño, confusa, ya que yo no había pedido nada.

- He pedido por ti, espero que no te importa - Qué mono. Pero no, no debía bajar la guardia.

- ¿Pretendes emborracharme o qué? - Pregunté tomando el primer trago.

- Quizá. He descubierto que eres más cariñosa cuando estás borracha.

Entrecerré los ojos. Seguía sin ser gracioso.

- Cariñosa no... - "Penosa, más bien", pensé.

- Tienes razón... Sincera es la palabra que estaba buscando.

- Bueno, ya vale de indirectas - Refunfuñé -. ¿Qué quieres, Louis?

- Que me expliques el porqué de ese mensaje.

- Fue una equivocación. No pensé que fueras a escucharlo y a darle tanta importancia a una tontería como esa... Siento haberte hecho perder el tiempo.

Empecé a levantarme. ¿Qué estaba haciendo? No era una tontería, al menos para mí no lo era. Y claro que me importaba lo que hubiera pensado al respecto. Pero me daba miedo descubrirlo.

Louis también se levantó, me cogió del brazo y me frenó.

- No me lo creo.

- ¿Qué no te crees? - Me tembló la voz. Hacía tanto tiempo que no me veía tan insegura que no sabía cómo tenía que afrontar eso.

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