Capítulo 37: Nuevo trabajo

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Naruto Uzumaki

El juicio fue peor de lo que yo esperaba y no por la acusación como tal, sino por haber vuelto a ver a Sasuke tras semanas sin saber nada de él. Había sido muy duro tener que volver a enfrentar todo el sufrimiento que me causaba su persona pero tenía que ir, era el juicio y no podía faltar, él era mi abogado y sabía que era bueno, no quería cambiarlo ahora y menos tan cerca del juicio, él ya lo tenía todo preparado para mi defensa.

Legalmente todo salió bien pero cuando me hicieron la pregunta sobre el abuso sufrido del abogado del acusado... miré a Sasuke, ni siquiera pensé en aquel hecho, quedaba ya tan lejos en mi vida pero sí pensé en el daño que me había hecho Sasuke. No era mi intención llorar, no frente a Sasuke pero las lágrimas salieron solas cuando recordé todo lo que habíamos vivido juntos, todas las risas, los altercados, las caídas... las discusiones tontas y no podía creerme que todo hubiera acabado ya entre nosotros, no volvería a caerme encima de él, no volvería a verle sonreír. Creo que fue darme cuenta de todo aquello, de lo que había perdido lo que hizo que me derrumbase.

El rostro de Sasuke tampoco me ayudó a calmarme, le afectaba verme llorar y por un momento pensé si realmente hubiera podido enamorarse de mí... si todo hubiera sido real pero luego recordé que hablaba de Sasuke Uchiha, el mayor mentiroso de todos y limpiándome las lágrimas disculpándome con el tribunal continué relatando los sucesos de aquella fatídica mañana en la que mi jefe trató de sobrepasarse conmigo.

Finalicé de contar mi versión y tras la valoración del juez, acabó acusando a mi jefe y obligándole a pagarme una indemnización por los daños ocasionados. Me retiré de la sala lo antes posible y sabía que Sasuke venía tras de mí pero no me detuve, no podía enfrentarle, no podía dejar de llorar sabiendo que le amaba con todo mi ser pero jamás podría estar a su altura, yo no era nada para él. Me abroché la chaqueta por el camino y quité el candado de la rueda trasera de la moto colocándome el casco enseguida para marcharme. Justo cuando cogía la recta del tribunal fue cuando vi como Sasuke salía corriendo hacia la calle tratando de alcanzarme pero no lo consiguió y yo no pensaba parar a hablar con él.

Pasaron meses desde aquella vez que vi a Sasuke y mi vida había vuelto a su rutina habitual. Conseguí el puesto en el restaurante y llevaba un par de meses trabajando allí. No pagaban mal y se estaba bien, al menos mis compañeros y mi jefe eran personas decentes que no babeaban por un chico de extraño cabello rubio como el anterior que tuve.

Estaba limpiando la barra cuando un cliente entró por la puerta y sonreí mirando hacia la puerta, fue ese momento en que vi pasar un Lexus como el de Sasuke por la calle, claro que no era él, el coche era de otro color pero yo le recordé al momento quedándome completamente paralizado. En todos estos meses no había podido dejar de pensar en él, me era imposible y aunque llamaba todos los días a mi teléfono, yo seguía sin contestarle. Había que aceptar que el chico era persistente, ahora la mayor parte del tiempo llevaba el móvil apagado para evitar que entrasen sus llamadas mientras trabajaba o dormía.

- ¿Estás bien? – escuché que me preguntaba el cliente que acababa de entrar y me di cuenta que ni siquiera le había saludado por el despiste del coche.

- ¿Eh? Sí, lo siento. Buenos días ¿Qué le sirvo? – pregunté.

- Un whisky doble, estoy esperando a unos compañeros, teníamos una comida de negocios.

- Sí en el salón principal – le dije sonriendo - ¿Les esperará aquí o prefiere hacerlo en la mesa?

- Aquí – me dijo sonriendo.

- De acuerdo, ahora mismo le traigo su bebida.

Preparé las cosas y le serví la bebida volviendo a mi trabajo recogiendo la barra. Hoy me tocaba atender las mesas de dentro a la hora de la comida pero aún quedaba media hora hasta que llegasen los comensales. Este restaurante tenía una larga cola de reservas, a mí me daba un poco igual, no habría podido permitirme pagar ni el entrante en este restaurante pero estaba convencido de que a Sasuke le gustaría mucho, era de esos restaurantes pijos y de los que te quedabas con hambre de los que a él le gustaba presumir. Sonreí involuntariamente y es que recordar a Sasuke y nuestras vivencias aún me causaba esa sensación agradable, le amaba y recordaba todo lo que habíamos vivido como la mejor experiencia de mi vida, aunque no hubiera salido bien... nos lo pasamos bien juntos, eso había que reconocerlo.

El Sendero de la Vida (Naruto. Sasu-Naru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora