Capítulo 13: Abuela

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Naruto Uzumaki

Me tumbé en la cama en cuanto llegué a la casa de Sasuke y me quedé allí pensativo. Creo que Sasuke había tenido un pasado difícil y por eso se hacía el duro, porque yo había conseguido ver otra parte de él que me gustaba y me atraía, su parte dulce y protectora, esa donde trataba de cuidarme y se preocupaba. En realidad era un buen chico pero se había metido en esa coraza de indiferencia, trataba de hacerse el duro y el frío, pero en realidad era un gran chico que intentaba siempre que los de su alrededor estuvieran bien.

Pudo dejarme en esa casa pero me aceptó aquí en la suya. Siempre se metía conmigo pero cuando creía que no le veía hablaba con sus primos y trataba de defenderme. Quizá jamás podríamos estar juntos, sabía que era complicado y que él no se fijaría en alguien como yo pero... seguía siendo un chico dulce que fingía ser indiferente y frío para protegerse él mismo.

Debía enterarme de su pasado pero no sabía cómo. Algún modo se me tendría que ocurrir. No dormí muy bien esa noche entre los nervios que había pasado en mi casa y los nervios por el viaje a Alaska de mañana. Sonreí de golpe y es que recordar a Sasuke en mi casa con el pie allí encajonado sin poder sacarlo fue memorable, me divertí pese a que mi casa era un desastre, tenía razón, pero no se lo diría.

Por la mañana al despertarme el desayuno ya estaba en la mesa y Sasuke caminaba con una sartén con tortitas por la cocina para ir hacia mi plato. Yo sabía que en el fondo era un buen chico, hasta me preparaba el desayuno, sólo había que saber llevarle y podía ser algo complicado, pero me gustaban los retos. Quizá aún no era tarde para mí para tratar de que esta mentira se hiciera realidad, quien sabía... aunque todo podía pasar con Sasuke, él era tan misterioso, ni siquiera me había contado aún el verdadero motivo para hacer esta farsa.

Desayuné junto a Sasuke aunque ninguno se atrevió a hablar, seguramente por lo que ocurrió ayer. Sasuke estaba susceptible últimamente y prefería intentar no molestarle mucho. Él parecía sentirse algo culpable aunque yo no entendía muy bien el motivo para ello. Agachó el periódico y me miró extrañado.

- Oye... lo lamento. Ayer me pasé de la raya, no debí hacerlo.

- Da igual, como dijiste sólo fue adrenalina.

- Aún así... no debí hacerlo. Eres un buen chico y creo que tienes razón... es posible que sea mejor dejarlo pero... ahora que todos están encariñados contigo y que quieren presentarte a mi abuela...

- Iré a Alaska, tranquilo – le respondí – fingiré el tiempo que necesites. Acepté el trato y yo nunca me retiro. Además... sigues siendo mi abogado, el único que tengo, así que espero no perderte. Te necesito para ganar el caso.

- Tranquilo, me ocuparé de tu caso. Era el trato.

No hablamos mucho más y enseguida nos fuimos al cuarto a recoger las maletas para ir al aeropuerto. Sasuke me vio salir con una chaqueta fina y empezó a reírse sin poder parar, algo por lo que yo le puse un puchero como si fuera un niño pequeño.

- ¿De qué te ríes? – pregunté.

- ¿No pensarás ir con esa chaqueta, verdad? – me preguntó – que estén en Verano allí no quiere decir que no vaya a hacer frío.

- Es la única que tengo.

- Te dejaré una de las mías – me comentó entrando en su habitación y prestándome su chaqueta, algo que hizo que me sonrojase.

El vuelo hasta Alaska no estuvo mal... el problema fue cuando tuvimos que coger la pequeña avioneta para ir hasta el pueblo de la abuela de Sasuke, yo no quería subir ahí, era una chatarra, era un milagro sino nos matábamos.

El Sendero de la Vida (Naruto. Sasu-Naru)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن