30.

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Multimedia: Astrid.

Hoy estaba muy feliz, aunque no lo decía, ni andaba saltando, no, haciendome la normal. Sentía su mirada en la nuca, all the time, donde yo me movía, él se aparecía magicamente, no entiendo su actitud, ya se libró de mi. Aunque mi mente ha viajado siempre al mismo lugar: a lo que pasó hace varios días con Isaac en aquella cama. Aunque tampoco no he parado de pensar sobre como pararemos esto de los lobos y si hay un enfrentamiento, probablemente tengamos a más de una manada como nuestro enemigo.

Tengo la mente frita de tanto pensar que haré.

Me dirigí a la cocina donde estaba mamá, cocinando para Borya y los lobos, yo no quiero comer, si, puedo comer, mi pequeña parte humana me lo permite, pero la sangre es indispensable para mi. No tenía nada de hambre de comida humana.

-mamá , estaré en el patio un rato, cualquier cosa busquenme ahí- mamá asintió sin mirarme, yo sin jugar mucho, me puse mi campera y desaparecí por la puerta trasera, caminé un poco antes de llegar al gran patio de flores de diversos colores y olores. Miré a mi alrededor, me sentía observada, cerré los ojos al escucharlo, un olor a lobo me golpeó.

-hola princesa- me volteé lentamente y respiré profundamente, miré la cara del padre de Isaac y casi me da un paro cardiaco al ver a mucha gente detrás de él y por mi olfato deduje que todos eran lobos.-¿qué?, ¿tienes miedo?- se burló, Dios mio. No tenía miedo, estaba asustada, de susto, no sabía que hacer. Vamos Astrid, piensa rápido, la primera idea que vino a mi cabeza, fue luchar sin compasión, pero deseché aquella estúpida idea, no podría con ellos, con todos ellos, son demasiados y se ven que quieren despedazarme. Vamos, piensa. Otra idea pasó por mi cabeza y  si le haría caso a esa, ir a buscar a todos, creo que podríamos con ellos si estuvieramos todos juntos.

-no tengo miedo- murmuré, el padre de Isaac rió sin gracia acercándose a mi, respiré profundo disimuladamente, me agarró del cuello mientras su cuerpo se acercaba al mío.

-no puedo creer que aun sienta esta devoción por ti, por tu belleza, por tus encantos, por tu personalidad, aún acostado en una cama, inerte, pensaba en ti cada segundo, siempre te las arreglas para escapar.-sonreí sin mostrar los dientes, mis ojos brillaron con maldad.

-quita tus manos de encima- demando seca, ignorando todo aquello que me dijo, sin preámbulos me obedeció e hizo una seña con dus dedos, un tipo fortachon, alto y muy guapo se acercó a mi.

-mi hermano- lo presentó, rodé los ojos.

-no sé porqué me lo presentas si sabes que no me interesa- dije seca, todos me miraban con cierta, ¿admiración?, no sé, pero, se que esto no va a terminar hasta que nos matemos unos a los otros.

-educación- murmuró, miré al fortachon.-Derek, observa- dijo, no entendí mucho, pero el tal Derek se acercó a mi, me miró de arriba abajo, observando mi cuerpo, mi rostro, mi cabello y por último, mis ojos.

-ojos zafiros- masculló.- aparte de no ser muy comunes en todo el mundo, son muy hermosos. Se dice que esos ojos los poseen gente... diferente a los demás sea por un propósito o por otro- susurró. Llegó hasta mis espaldas, mis ojos se tiñeron de un rojo al sentir una fuerte nalgada, gruñí antes de agarrar su brazo, dar una voltereta con el entre mis manos, ponerlo sobre su espalda y romperlo sin piedad, un chillido salió de su garganta. Abracé su garganta con mi brazo, quitandole el aire.

-si me vuelves a tocar un solo pelo, te romperé cada hueso de tu maldito cuerpo y beberé toda su sangre, hasta dejarte seco y después darle tu carne a los perros callejeros- gruñí en su oído, a mi sorpresa todos de miraban sorprendidos en vez de atacarme, solté a Derek, este cayo en el piso, quejándose de dolor.

-te lo dije, por eso me vuelve loco- este tipo en serio me da asco. ¿Cuándo me libraré de él?, ah si, cuando deje tanta cursileria y lo mate.

-eres tan masoquista hermano-dijo con voz rasposa en el piso, al fin alguien me entiende. Milo se acercó a él y lo ayudó a pararse. Él me miraba con temor, como diciendome "lo siento", ay Milo, ¿por qué siempre que te veo estas con estos?.

-llevenla- demandó el papá de Isaac, que estúpido es este, es un animal, viendo que estoy cerca de la casa, que puedo defenderme aunque sea un poco, hace esto. Todo el mundo se me acerca, los miro poniendo mis ojos rojos, no dejaré que me pongan un solo dedo encima, si no termino hoy con esto, me volveré loca, puse la pared magnética, chocaron con ella, que empiece la acción.

Me volteé rápidamente a velocidad vampiro, entré a la casa e avisé a todos con un solo grito, por lo menos hemos tomado esas clases de defensa, por lo menos hemos entrenado, por lo menos estabamos medio listos para esta batalla no segura. Ahora si estaba asustada.

De todo podía pasar áqui. Todos podían morir aquí. Borya se quedó en la casa o eso creo yo.

Mi papá fue el primero que llegó y se puso a un lado de mi para que yo pueda protegerlo con la pared.

-papi-lo llamé, me miró.-te amo- me miró entristecido y me abrazó.

-yo también te amo mi reina, hoy daremos todo del todo, hay que ser listos, son rápidos y una sola mordida puede desgarrarte- me susurró. Suspiro, tratando de calmarme, mis nervios están de punta. Mamá llegó a mi lado y pasó su mano por mis hombros.

-no puedo creer que haya otra batalla, son muy dolorosas- pausó. Me miró.-no tenemos ningun plan, necesitamos a alguien que piense rápido -miré a mamá, quien me miraba de insinuadora.

-esa soy yo- sonreí, mamá sonrió, suspiro... Me concentré y la primera idea llego hacia mi.-¿dónde está Dinora?- pregunté al salir de mi trance.

-aquí estoy- apareció al lado de mamá.

-tengo un plan- susurro, me acerqué a ella a soplarle todo, mientras ella asentía. Todos iban llegando, por último, Isaac y su vaca, no sé ni que hace aquí. Espera.¡ya entiendo su plan!, ¡maldita!, ¡cuando llegue el momento, ella nos va a atacar a nosotros no a ellos!, estúpida que no me dí cuenta.

La primera en mi lista, va a ser ella.

-¿quieren una batalla?, batalla tendrán- vociferó el padre de Isaac.

Era necesario, sino, esto nunca se iba a acabar. Lo que impulsó toda esta situación aún más, fue aquél sujeto, aquél lobo que el padre de Isaac mandó primero. Aquel paso que dio, fue el detonante. El detonante que me hizo saber, que esto era real, que estabamos a un solo paso de la muerte, de que la batalla había comenzado.

¿tercera temporada?.

Mi MATE es una VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora