11.

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Multimedia:  Cuerpo de Astrid.

Miré una vez más a Sam tratando de llegar a algo con Dany fallando por centésima vez en el día, reí con gracia, él le ha intentado coquetear a Dany, pero ella lo rechaza en el momento de decir la primera palabra, sin dejarlo terminar. Esto es muy cómico. Demasiado. Pagaría por verlo una y otra vez, sin cansancio.

Una semana, una semana ha pasado desde que trazamos guerras con los perros mala-clase, eso sí, que nunca me deja de mirar, es como si sus ojos están pegados a mi cuerpo y a todo lo que pertenezca a él. Él sabe que le estoy dando celos, pero lectores, ¡es mas fácil que la tabla del uno!, yo ganaré esto, él sabe que no tengo absolutamente nada con Sam, pero se pone de mil colores cuando ve que lo toco o me acerco a él o a cualquier hombre.

Aún no lo entiendo, él está con su racavaca.

No me quejo, pués él parece que quiere darme celos con esa tipeja, ¡ja!, ¡al favor tipo!. Para darme celos tiene que ser alguien igual o mejor que yo, ella no me llega ni a los talones, es una perteneciente a la mala-clase, no se sabe ni vestir.

Me puse mis lentes de sol LV y me hice una coleta desarreglada, haciendo nudos como sujetador, varios mechones de cabello caían de la coleta.

-hey Sam- llamé, me miró y caminó hacia mi.- te reto a un duelo de volley -me sonrió y asintió.

-no me ganarás, soy muy deportivo.

-anda y habla mierda después, ven y enfrentame.

La playa estaba desolada, era la mañana, además de que había un mini concierto cerca de un resort y todos cogieron para allá. Yo no quise, Sam si quería, lo traté de convencer, pero no quiso y casi se va, si no fuera por mi super fuerza, estaría alla. Así que podemos ser nosotros por un rato.

Agarré la pelota entre mis manos, él se puso en el lado opuesto y comenzamos a jugar muy entretenidamente, era muy bueno, además de que sus cuadritos no me dejaban concentrar, estaba confundida, no sabía si el sol o esos cuadritos eran lo que emanaban tanta luz. Paramos de jugar, porqué salte y le pegué a la pelota demasiado fuerte haciendo que le dé en los huevos.

Entre risas mías y quejidos de él, lo ayudé a parar y se me ocurrió una brillante idea en la que Sam me ayudará.

-mierda Astrid, eres el demonio reencarnado- lo miré y reí mientras se agarraba las puertas de su corazón, donde hay que entrar primero para enamorarlo.

-necesito que me ayudes en algo, Sammy-me miró con asco.

-me llamo Sam, no Sammy y no, no quiero ayudarte, siempre salgo lastimado o perjudicado- sonreí, oh pero claro que lo hará.

***

-¿ya sabes lo que harás?- le pregunté, él asintió rodando los ojos, le dí la vuelta y lo empujé, me miró mal.

-sé caminar- gruñó.

-cállate, estoy emocionada.

Rodó los ojos y caminó hacia la habitación de Isaac, él se había ido con la bruja esa a otra habitación, lo cual me molestó mucho, pero él no la desea a ella, él me desea a mí. Por eso hare que la maldita se vaya de nuestras vidas de inmediato.

Me acosté en la cama, tenía solo un boxer gris de mujer y una ombliguera negra, dejando mi hermoso culo al aire o casi al aire. Isaac va a entrar, le haré la mejor mamada del mundo, lo obligare a que le oderne a la chica aquella que se vaya, él lo hará y todos felices. Ese es mi plan.

Pero Astrid, ¿si no viene?, no Astrid, eso es imposible, no existe esa posibilidad, no se aguanta, lo haré excitar tanto que lo tendré en mis manos. Si, soy mala. Pero solo cuando no me dan lo que quiero.

Escuché la puerta abrirse, estaba a espaldas de la puerta, ve mi culo, papi, excítate, ese es el plan.

-no estoy para tus... - sentí como su boca se quedaba sin palabra y un jadeo salía de sus labios, me senté y lo miré, le sonreí abiertamente, me levanté de la cama y caminé hacia él, lo miré mordiendome los labios, su bulto ya era considerable, me miraba de arriba a abajo, sé que me deseas, cae en mi trampa bebé, al parecer esto sera más fácil de lo que pensé.

Llegué al frente de Isaac y cerré la puerta detrás de el. Lo choqué contra ella. Me miraba... no sé descifrarla, deseo, temor de lo que le vaya a hacer, sabe que estoy molesta, pero no es ese tipo de temor, no quiere caer en la tentación. Pero lástima, yo siempre gano.

-n-no- logró pronunciar, sonreí.

-shhh, tranquilo- me acerqué a su cuello y lo lamí, sentí como sus rodillas temblaban, como su corazón latía frenéticamente contra su pecho, la repiración irregularizada y su pene hinchandose mas debajo de sus pantalones.- hace mucho que no tienes sexo, ¿verdad?- le pregunté bajando mi mano hasta sus pantalones y empezando a torturarlo, gimió bajito, negó con la cabeza y suspiró pesadamente con sus ojos cerrados.- ¿ah no?, y con la perra esa, ¿no has tenido nada?- pregunté mientras lo acariciaba más fuerte y más rapido, un gemido ahogado salió, después de otros mas excitantes, negó de nuevo, de su garganta salió un quejido de placer.

Me encantaba tenerlo así, se veía tan vulnerable.

-eres solo mío, ¿verdad?- dije entrando mi mano por sus pantalones, agarré su palo con firmeza, era grande, santo señor de los ejercitos. Lo empecé a masajear frenéticamente de arriba hacia abajo.

-santo cielos... si- respiró profundo- soy todo tu-yo- pronunció entre gemidos. Sonreí y me dejé caer de rodillas en el piso, me miró y senti su cuerpo hervir contra mi cuerpo.

Bajé sus pantalones y bajé de paso, el bóxer, mis ojos se abrieron, Dios mio, tallos de esa talla, ¿aún existen?, Jesúcito, creo que le llega a la rodilla. Me va a llegar a los riñones si intento hacerle sexo oral.

Pero eso me excitó aún más, lo agarré del troco y le dí una lamida por toda la longitud, me aparté.

-¿vas a echar a esa maldita cierto?- le pregunté en un gemido.

Me miró.

-sabía que esto no lo hacías por mero gusto, solo eres una interesada.- con gran dolor entro su tallote en su pantalones, ¿qué esta haciendo el muy puto?.

-tienes el talento estúpido de rechazar mamadas pendejo- gruñí levantándome, siguiendolo por todo el pasillo con estas mini-bragas.

Se dió la vuelta molesto.

-en serio no esperé a una mujer buena, porqué he sido todo lo contrario, pero por lo menos pedí a la luna que sea alguien leal y desinteresada- sus palabras me hirieron, rodé los ojos molesta.

-¿y qué crees?, ¿qué yo tuve la culpa de que la luna o el sol, o la mierda, me haya amarrado con un hombre sin mi consentimiento?.

-eres un asco.- y se dió la vuelta, limpié varias lagrimas traicioneras pertenecientes al enojo que me había causado, ¡un idiota es lo que es por rechazarme!.



Mi MATE es una VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora