29.

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Estabamos Borya hablando encima de mi cama, como dos amigas en la madrugada, solo que él era un chico, y se veía que era bien varonil, él tenía entre su cabeza una almohada y yo también.

Hablábamos de cosas pasajeras de su mamá, la cual se llama Alexia, me dijo que no era muy bien aceptada en el vampirismo por sus delitos pero que lo hizo para sobrevivir, que se ha ganado varios enemigos, logró refugiarse entre los lobos y esa fue la ultima vez que vió a su madre. Yo le conté sobre mis padres, sobre mi, sobre como fue todo en esta situación, el por que me encontró detras de un hotel deshidratada y casi-mente muerta.

-has pasado por mucho- susurró, removiendose y viendo el techo. Suspiro.

-si, lo sé y no sé como es que he seguido adelante- me miró y apoyó su mano en su frente, mientras su codo estaba apoyado en la cama.

-¿Qué esperas?- lo miré raro.

-¿de qué?- pregunté confundida.

-ve por él, hoy seré como tú, pensaré rápido, lo primero que se me ocurrió fue que fueras a su habitación y pasaran una noche juntos- abrí los ojos.

-¡Borya!, ¡estás malditamente loco!, ¡me encanta!- casi chillo, tengo que callarme.- hay que planearlo muy bien. ¿qué haremos con la vaca?- pregunté, miró hacia arriba pensativo y luego su cara se alumbró con una idea. Lanzó su dedo índice hacia arriba.

-¡lo tengo!, ¡yo la mantendré afuera un rato!, ¡tú entras y cierras la pierta con seguro!, así no podra entrar, asegura las ventanas, todo, hoy seré tu compinche- sonreí y lo abracé. Manos a la obra. Yo me quedé en la habitación y agudicé mi oido, Borya tocó la puerta despacio. Alguien le abrió, es Stephanie, gracias Dios.

-¿qué quieres?- preguntó con voz ronca. Estaban durmiendo. ¡si!.

-¿puedes venir conmigo?, tengo que decirte algo sobre Astrid- Escuché su risa fea.

-oh, el mejor amiguito de la estúpida esa, va a compartir un secreto, eso no me lo trago.

-¿cuál quieres saber?, está dormida y quiero hablar- dijo muy inocentemente.

-¿y por qué a mi?- rodé los ojos, ¡vete ya maldita!.

-veo que no quieres, me voy, pasa buenas noches Stephanie- escuché los pasos decididos de Borya, caminar hacia el otro lado del pasillo. Pero una voz lo interrumpio.

-¡escucha!, ¡si quiero saber!- suspiró.-solo me quitará un poco de tiempo- eso crees tú, marrana.

-bien- escuché como los labios de Borya se levantaban en una sonrisa. Ya podía leer sus pensamientos. Aunque sea mucho más maduro que yo y es mas reservado, pensamos casi igual, al menos, para hacer maldades. Es un hijueputa al igual que yo.

Sentí como la racavaca cerraba la puerta y sus pasos, alejandose de la habitación, sonreí maliciosa, con la velocidad vampirica que poseo, me escabullo y abrí su puerta lo más silencioso posible, la logré cerrar de la misma manera, a mis oídos llegaron unos ronquidos. Está dormido.

Tengo una idea.

Ya hasta me estoy excitando, puse el seguro a la puerta y a las ventanas, que Borya se encargue de lo otro.

Me quité la pijama suavemente, quedandome en bragas y sostén, caminé hacia la cama y levanté la sabanas, me escabullo por ellas, me topo con su bóxer apretado, me relamí los labios. Él ni se movía, se oían las repiraciones pausadas, escuchaba su corazón relajado, espero poder alterarlo un poco. Pensar en eso me empapa las bragas severamente. Acaricié sus piernas hasta llegar al elastico de los boxers, los bajé topandome con ese super pene que tanto me encanta, estaba dormido también, ahora se despertará. Lo agarré entre mi mano derecha y empece a bombear lentamente, murmuró algo entre sueños pero se tranquilizó al segundo, se removió, pero copió la acción al segundo. No tenía miedo de que despertara y me encontrara haciendole sexo oral, eso no me interesa, quiero eso, que es diferente. Me relamí los labios y chupé su cabeza muy lentamente, saboreandola, la lustré con mi saliva y luego la soplé, haciendo que se le erizara la piel, seguí con mi labor, mientras metía más y más a mi boca y succionaba como una animal, mientras que con mi mano masajeaba ya su gran erección. Su respiración ya era artificial, varios gemidos salían ya de su garganta y sentía que sus caderas se movían al compas de mis movimientos orales, jadeos y varios gruñidos excitantes ya estaban presentes, su corazon se aceleraba, pensaba que le iba a dar un paro ahí mismo. Creo que ya estaba despierto. Sus dedos fueron a parar en mi pelo, debajo de las sabanas, penetrando mi boca como un animal, su vientre bajo se estaba contrayendo, se iba a correr. Su respiración era nula, solo podía escuchar sus quejidos mas fuertes y más seguidos, me quité las sabanas de encima mientras lo masturbaba duramente. Al verme se sorprendió mucho, pero la lujuria era tanta que no podía ni pensar con claridad.

-correte papi, correte para mi- eso fue el colmo, bajé mi cabeza y comencé a tragar todo su elixir, como una sucia perra. Lo dejé vacio, todo me lo tragué gustos mientras succionaba hasta su alma. Los espasmos cesaron y cuando Isaac ya tenía la cordura enlazada con su cerebro, reaccionó.-sabías que era yo, ninguna mujer te hace sentir como yo, ¿cierto?- me acerqué.

-¿Qué insinuas?- podía sentir otra erección creciente.

-¿eso es lo que preguntas después de tremenda corrida, mi amor?- si soy zorra, imagínense lo que estoy siendo ahora. Más que una zorra. Me acerqué hasta su oido y lo lamí.-olvida todo, aunque sea por esta noche y hazme tuya, como si nada hubiera pasado, te prometo que esta será la última vez que te molestaré, ni siquiera te miraré, por favor, follame- susurro en su oído, deslicé mis labios por su cuello y lo besé, su dulce aroma me embriagaba. Sentí como sus manos se acoplaban a mi cintura, acariciandola.-será una despedida formal, de mate a Alpha, de alpha a Mate- susurro sobre sus labios, cerré los ojos. Tocaron la puerta, era Stephanie.

-abreme Isaac- sonreí, abrí los ojos, lo miré.

-solo ignorala, esta noche es nuestra.- lo besé, deslicé mi lengua dentro de su boca, acariciando su lengua, deleitandome con su dulce sabor.

¿Para qué describir lo que hicimos sobre esa cama?, fue la mejor noche de mi vida. No fue sexo, no fue un solo polvo, fue la noche completa, entre neblinas de pasión y las ventanas empañadas, nos hicimos el amor mutuamente. Hice el amor con el hombre que amo. No fue empujar su pene incontables veces por mi vagina, fueron caricias, besos apasionados, sudores calientes, mucha pasion, arañazos en la espalda, mordiscos y amor, sobre todo amor.

Salí del baño mientras me vestía, vi a un Isaac pensativo mirando por la ventana. Era de día, temprano por la mañana. Me acerque a él, me miró, sé  que no me ama, pero si siente algo por mi, lo percaté la noche anterior, en como devoraba mi cuerpo con pasión, no voy a obligarlo a estar conmigo, lo entiendo. No quiero hacer que sufra de nuevo.

Me acerqué a él y me puse de puntillas frente a su cara, para mirarlo a los ojos. Con mis manos, le acaricié las mejillas y pasé mis dedos por su sedoso cabello, él cerró sus ojos y luego los abrio para mirarme, me acerqué a sus labios y le dí un beso casto. Y luego lo abracé, no recibí su abrazo, tampoco lo esperaba, entendía su rol en esto, no lo forzaré a nada.

-te amo- susurro, le dije la mejor verdad que han dicho mis labios, deslicé mis manos para dejar de abrazarlo y le dí una ultima mirada.- hasta nunca, me despido.

Y salí de la habitación, no salió de la habitación a buscarme, tampoco lo esperaba, debía de ser sincera. Si no tengo su amor a mi lado, es por mi culpa. Sufriré, lo sé pero no voy a obligarlo a que esté conmigo, si quiere pues bienvenido sea, sino, también.

Aunque lo ame demasiado, tengo que dejarlo ir, si regresa es mío, sino, nunca lo fue.

Mi MATE es una VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora