5. PARTE II LAS CARGAS DE UNA DIVINIDAD

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PARTE II

//SIWON//

El constante sonido de la lluvia golpeando los ventanales me adormilaba. Apoyé la frente en la ventana al tiempo que me recostaba. El frío del cristal me refrescó ligeramente. Este era uno de los lugares favoritos de RiAhn, ella siempre escapaba a este sitio cuando deseaba estar sola. Entendía por qué, era un lugar tranquilo fuera del camino de los miembros de la Orden. Nadie que no te estuviera buscando te encontraría. Ella era muy lista pero, ¿el que tuviera un escondite como este no significaba que se sentía solitaria? Ella se había sentido sola incluso teniéndome cerca. ¿Era eso correcto?

Cerré los ojos y la imaginé aquí, a mi lado, recostada observando la lluvia caer. La dibujé justo al otro extremo de los ventanales. Ella estaría mirando la lluvia caer, como yo. Imaginé su largo cabello negro arremolinándose en rizos, imaginé sus ojos chocolate, su sonrisa distraída. La imaginé atrapando mi mirada. La imaginé echándome de menos.

Dime, en ese sitio en el que te encuentras, ¿eres feliz?

¿Qué respondería ella a eso? Si ella respondiera afirmativamente, ¿lo resistiría? Ah. Esto era demasiado doloroso. Abrí los ojos a la realidad. Las cosas habían salido mal ayer. Yo no contaba con que ella pudiera reaccionar de esa manera. Yo jamás había intentado hacerle daño. Pero lo había hecho. Había visto el terror en su mirada cuando sus recuerdos la abrumaron. La había sentido temblar por el miedo. Ella incluso había rechazado mi tacto. Ella me temía.

Liberé mi tristeza en un suspiro. Riahn, RiAhn, RiAhn. Si ella estuviera aquí, mirando la lluvia caer conmigo, ¿yo solo la contemplaría? ¿Eso me sería suficiente? No. No lo sería. Lo había comprendido de la peor de las maneras. Cuando RiAhn había corrido a los brazos de Aedion me di cuenta de eso de inmediato. El contacto que ella había tenido con él. La naturalidad con la que ella lo había recibido, ¿nosotros habíamos tenido algo así alguna vez? No. No totalmente. Ese pensamiento me atravesó y cortó por dentro. Yo le había prometido que avanzaría hacia ella, yo le había jurado que no permitiría que nuestro destino nos alejara de nuevo. Entonces, ¿por qué las cosas habían terminado de esta manera? ¿Ese peso sería algo que nunca podríamos llegar a superar? ¿Cuándo mis sentimientos habían comenzado a actuar en mi contra?

El peso de lo ocurrido horas atrás, la melancolía que me abrumaba, y el hipnótico ritmo de las gotas de lluvia cayendo me arrastraron al mundo de los sueños. Un mundo donde podía dibujarla a voluntad, un mundo donde aún podía escuchar su voz, un mundo donde la podía tocar. Un mundo donde ella no me temía.

Sentía su mirada clavada en mí a pesar de que nos encontrábamos en extremos opuestos de la sala de reuniones de la Orden. Me removí ansioso en el asiento y concentré en no mirarla. Me encontraba asustado de todo. El mundo había cambiado para mí, ya no me encontraba seguro de nada, yo había perdido la estabilidad. En una semana había pasado de ser un chico normal a ser el heredero de un... ¿don de luz, le habían llamado? Y no solo eso, también era el compañero de alguien más. Mi destino se encontraba unido al de alguien más. Todo eso era tan extraño.

Una risa se escuchó de su lado del salón y contuve las ganas de mirar. La dueña de esa risa, de la mirada que me examinaba, era al parecer la persona que me pertenecía y a la cual pertenecía por nacimiento. Qué raro sonaba todo eso, pero no eran mis palabras, habían sido las palabras de los mayores.

Yo no la había observado con claridad, no me había siquiera atrevido a mirarla, mucho menos a hablarla. Me había simplemente limitado a mantenerme quieto en el lugar que uno de los mayores me había señalado. Lo único que se esperaba de mí era obediencia, eso también lo habían dicho los mayores.

WE CAN BE DIVINE [2]Where stories live. Discover now