Decisión.

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Capítulo2: Decisión.


Miró a 'esa criatura' con el ceño fruncido. Se preguntó internamente porqué la había entrado a la mansión peor aún, porqué estaba sobre su cama. Ojeó de nuevo la nota:


"No puedo seguir en esta vida. No quiero.

Quiero volver a ser libre y morir en paz.

Por favor, cuidala, y dale todo el amor que yo no podré.


-Sia."


¿Quién era Sia? ¿Y por qué había decidido dejar a aquella -ahora sí sabía el género- bebe en su casa? ¿Acaso no sabía que él era solo un niño, y que jamás podría hacerse cargo de un niño? ¿Qué pasaba con la gente?


Miró atentamente como daba vueltas sobre la cama, seguramente intentando quitarse la manta que la rodeaba y le restaba movilidad. ¿Cuántos años -o meses- tendría? ¿Cómo se llamaba?


Y no fue hasta que Sebastián entró por la puertas, que el verdadero pánico no acudió a él. Se puso totalmente pálido, y juraría que no podía ni respirar.


-Llevatela.-Ordenó con un tono tajante. Miró por la ventana; era de día y siendo Sebastián, solo tardaría unos minutos en dejarla en un buen lugar de Londres.


-¿Está seguro, Boochan?.- Por supuesto que no lo estaba. Él había tenido que batallar solo contra la vida, sin padres, amigos ni nadie. Salvo su mayordomo en estos últimos años. Por supuesto que no quería dejarla abandonada, pero, ¿cómo un niño de casi 16 años puede hacerse cargo de alguien tan frágil e indefenso como lo era un bebé?.


Se odiaría por su respuesta toda la vida, lo intuía. Pero, ahora que había pensado en su pasado detenidamente, su corazón se hizo un nudo y se preguntó, si aquella niña que no tenía la culpa de nada,¿por qué tenía que pasar por otro abandono, por toda la soledad,tal y como él?.


Suspiró, intentando parecer que no estaba teniendo una batalla interna entre lo que debía y quería. Gritando miles de cosas.


¿Qué pensaría la sociedad de ello?


¿La Reina?


¿Su prima?


¿Cómo haría frente a todo ello? 


Él solo era un niño/adolescente.


Pero,cuando una sonrisa de idiota surcó su cara, mientras veía a la niña jugar con sus propias manitas, supo que sí, que posiblemente aquello iba a ser imposible, una locura, pero que quería aquella complicación en su vida. Además, algo en la carta gritaba que la madre -porque suponía que era la madre. ¿Quién si no?- necesitaba a Ciel, solo a Ciel podía confiar la vida de su pequeña.


Y él aceptó, asustado y algo enfadado. Pero aceptó. Porque conocía lo que era vivir en un mundo donde no tenías a nadie, y definitivamente, su parte entrañable -la que estaba oculta, pero viva- había gritado que él le daría esa compañía y velaría por ella. Además, con solo verla le había parecido la cosa más tierna del mundo. Aunque no lo diría en voz alta por nada del mundo.


-No...-Susurró, inseguro. No le gustaba mostrarse susceptible ante su mayordomo, pero ahora si que lo necesitaría.- Yo me quedaré con ella.


Sonrió orgulloso, y segundos después, ladinamente al ver como su mayordomo había abierto la boca en una clara expresión de sorpresa.


-Pero si no puede cuidar ni de si mismo, Bo-chan.- Y la sonrisa desapareció.


-Pero tú me ayudarás.- Se preguntó cuan cursi y necesitado sonó aquello. ¿Acaso iba a formar una familia con el estúpido de su mayordomo demonio? Que tontería...


Y volvió su mirada atenta a la pequeña que seguía a lo suyo, ajena a los cambios que se producirían en la vida, con un sutil sonrojo en las mejillas.


"Eso...era una tontería, pero... sonaba bien, ¿no?"


Padres por sorpresa. [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora